VIERNES 29 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť Manuel de Elías habla de su impulso a una iniciativa pionera en la región

Intensa lucha por reivindicar la ''música de arte'' de Latinoamérica

Ť Con un libro y un disco doble se realizó la presentación formal del colegio de compositores

Angel Vargas

El Colegio de Compositores Latinoamericanos de Música de Arte realizó, hace unas semanas, su presentación formal y pública con la edición de un libro y un disco compacto doble, si bien quedó instituido desde el pasado marzo.

Iniciativa pionera en América Latina, ese cuerpo colegiado fue concebido por el compositor y director de orquesta mexicano Manuel de Elías dentro del ideal bolivariano de la integración latinoamericana, con el fin prioritario de formar un frente común contra el aislamiento y la subordinación de la obra de los autores de la región.

Plataforma internacional
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''Durante mi vida profesional, he podido observar en mis colegas de diferentes latitudes de nuestro continente, y experimentar en mi propio caso, la intensa lucha por hacer que nuestra música de arte llegue a los escenarios, a las editoras, a las grabaciones, y que finalmente trascienda los límites de lo doméstico, lo local, lo regional e, incluso, lo continental, todo esto frente al poderoso universo de la música comercial", reflexiona De Elías.

''Más reciente y de cara al inconmovible e implacable fenómeno del neoliberalismo, tan lleno de intereses ajenos a la verdadera obra de arte y sus valores intrínsecos, he conocido los agotadores esfuerzos individuales ?muchas veces, por ello, poco fructíferos? de artistas notables para lograr la presencia de su obra en las programaciones habituales de las salas de concierto. He podido contemplar ediciones de música y grabaciones apiladas en rincones de almacenes de tiendas e instituciones oficiales y privadas, y aun en estudios de compositores."

Fue con esa conciencia que el autor originario del DF decidió reunirse con colegas de otras naciones, entre ellos el peruano Celso Garrido-Lecca y el brasileño Marlos Nobre, y definir los principios que dieron origen al colegio de compositores, integrado desde su fundación por 21 miembros de número.

El manifiesto que contiene los propósitos y las tareas, el leitmotiv de la agrupación, ha sido calificado en el medio como inusitado, pues pone el dedo en la llaga y describe las omisiones y la marginación de la ''música culta" en Latinoamérica.

Como ejemplo, enfatiza que ''la comercialización de orquestas y festivales favorece sistemáticamente la programación de las obras consagradas del repertorio  europeo, por significar éxito seguro de taquilla, relegando a los creadores propios ?sin que ello inquiete a nadie? o invitándolos esporádicamente, pero sólo con el objeto de no tener que justificar su habitual proceder".

También alude al número limitado de ejecutantes profesionales para interpretar con propiedad la música contemporánea; el nulo, poco o inadecuado otorgamiento de recursos por la mayoría de los gobiernos; la casi inexistente aportación de sociedades filantrópicas o comerciales; la limitada, indiferente o parcial generación y distribución de grabaciones y publicaciones de obras; la deficiente protección de los derechos de autor; y la inexistencia de encargos de obra, y cuando excepcionalmente los hay, la paga es reducida y frecuente el enlatado de las partituras entregadas, entre otros obstáculos.

El auspicio de la UAM

Ante ese panorama, el Colegio de Compositores Latinoamericanos de Música de Arte centró prioridades y objetivos en ''establecer una plataforma común e internacional para promover el conocimiento, la publicación, la grabación y la difusión de la producción de los compositores".

La realización del disco compacto doble y la edición del libro Contrapuntos significan el primer paso del cuerpo colegiado en ese sentido. La grabación fue posible gracias al auspicio de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y en ella se reúnen 13 obras de sendos miembros fundadores: siete de música de cámara y seis de sinfónica.

El volumen, en tanto, fue publicado por Editorial Archipiélago e incluye las biografías y las obras de los integrantes del colegio, así como los lineamientos de éste.

Si bien los compositores miembros residen básicamente en su país de origen, la constitución del grupo tiene como ''sede honoraria'' el Teatro Casa de la Paz, de la UAM, donde se programará un ciclo de conciertos a partir del año entrante. Se considera, asimismo, la posibilidad de cambiar anualmente el foro a otro país.

Entre los estatutos del colegio de compositores, destaca que cada país será representado hasta por tres compositores, miembros de número y de carácter vitalicio, categoría que puede perderse por comportamiento inadecuado en contra de esa instancia o de algún integrante, o en caso de renuncia. Las vacantes serán ocupadas a propuesta de alguno de los miembros y con la aceptación del pleno. Asimismo, se aceptará la participación de compositores invitados para determinado ciclo de conciertos, aunque eso estará sujeto a la aprobación del pleno bajo la condicionante de ser ''latinoamericanos de comprobada valía artística, básicamente residentes en su país de origen y comprometidos con la vida musical del mismo".

Debido a la amplia cantidad de recursos que requiere el trabajo de difusión ?explica Manuel de Elías? el número de autores colegiados no podrá exceder de los actuales 21, cuya lista aparece a continuación: Manuel de Elías, Héctor Quintanar y Juan Trigos (México); Rafael Aponte-Ledée y Carlos A. Vázquez (Puerto Rico); León Biriotti y Héctor Tosar (Uruguay); Leo Brouwer, Carlos Fariñas y Guido López-Gavilán (Cuba).

También, Eduardo Cáceres y Fernando García (Chile); Germán Cáceres (El Salvador); Alfredo del Mónaco y Alfredo Rugeles (Venezuela); Celso Garrido-Lecca y Edgar Valcárcel (Perú); Marlos Nobre (Brasil); Andrés Posada (Colombia); Jorge Sarmientos (Guatemala), y Alberto Villalpando (Bolivia).