En la entrega anterior recordamos la inolvidable experiencia
de haber alternado en el escenario del Hollywood Palladium con la orquesta
de El Rey del Timbal y la emoción producida al escucharlo.
Al terminar Tito siguió Machito. El banquete iba
en aumento. Graciela, Mario Bauzá, René Hernández,
Chocolate Armenteros, Rafael Chaparro, así como el resto
de músicos, siguieron con la magia de esa orquesta, una de mis favoritas.
Me acerqué a la orilla de la tarima para gozar del estilo de uno
de los soneros que sigo admirando y que esa noche inolvidable me envolvió
con su esencia.
Volvimos a la tarima después de convivir unos momentos con esa pléyade maravillosa que nos daba muestras de afecto y admiración. Siguió Tito Puente, y ya al lado de Machito, el cual me regaló su amistad, gozamos la actuación de don Ernesto que seguía echando candela pero en serio. Para colmo de mi felicidad la cosa no paró ahí. Al volver Machito para cerrar el baile, a la mitad de su actuación invitó a la orquesta del Rey del Timbal y a nuestro grupo a una descarga que fue de campanillas donde Gallina hizo un solo maravilloso y todos los que estábamos ahí aplaudimos. Después las dos orquestas nos ofrecieron una fiesta en la suite que Tito ocupaba en el hotel Lido, la cual se prolongó hasta la mañana del día siguiente.
Cada año de visita en EU
Regresamos a Estados Unidos cada año. En 1964, gracias a Willy El Baby, el empresario Catalino Rolón nos llevó a Nueva York y Chicago para actuar en el Southern Boulevard Theatre y el Palladium, The Home of the Mambo. El sueño que por muchos años tuvimos por fin se hacía realidad.
Actuamos varias veces en ese lugar. Tito Puente nos pidió que lo supliéramos ya que el tenía un importante compromiso. Aceptamos de mil amores, pues el Rey del Timbal no sólo era un gran músico, también todo un caballero. En el Palladium, lugar que ya no existe, pudimos compartir con todos los bravos de Nueva York, lo que nos dio el orgullo de ser el único grupo mexicano en pisar su tarima.
Asilo en Los Angeles
En 1975 por cortesía de Venus Rey me vi obligado a emigrar. Los Angeles, ciudad que adoro, me proporcionó asilo gracias a Raúl García Mr. Bird. Mientras ensayaba al grupo que formé y puse por nombre Salsa Azteca, llegó Tito Puente que llevaba como cantante a Tito Allen, sonero que me produjo grata impresión. En esa ocasión se inauguró un sitio llamado Binochios, en North Hollywood, por un empresario llamado Bernie Ulano con una temporada de 10 días que realizó El Rey del Timbal. Posteriormente, al estar lista la Salsa Azteca actué durante largo tiempo ahí y en otros lugares como Los Globos, Candilejas y Virginia's, cosa que trajo el enojo de los soneros locales y me vi obligado a viajar a Nueva York. En la urbe de acero trabajé con Joe Cuba durante un mes y frecuentemente comía con don Ernesto en el restaurante Asia No. 1, donde se reunían los soneros locales. Recibí su promesa de que en la primera oportunidad trabajaría con él.
Gracias a Willie Colón firmé con Fania. Decidí regresar a Los Angeles pues Willie me dijo que antes de grabar conmigo tenía el compromiso de hacerlo con Mon Rivera y Rubén Blades. Así, el que espera, desespera, y yo no soy muy paciente. Con sinceridad me gusta más el calor que el frío y la ciudad de Los Angeles tiene un clima más benigno. Cada año Tito viajaba a ese lugar. Esporádicamente podía cantar con él. En 1985 realicé una temporada de una semana en el Candilejas haciendo pareja con Azuquita (sic), sonero panameño y buen amigo mío, por fortuna con gran aceptación. Entre las estrellas de Tito se encontraban Sonny Bravo, Johnny Rodríguez, Bobby Rodríguez, Jimmy Frisaura, Raymond González, Madera y mi gran amigo Mario Rivera. Así que la verdad me di un banquete.
Azuquita (sic) reside en París. Ahora que tuve oportunidad de verlo en la Ciudad Luz me regaló una foto en la que estamos actuando con el genial Mr. Bridge.
La última vez que pude estar con Tito Puente fue en Cancún, en el festival afrocaribeño de 1992. Yo iba cubriendo dicho festejo como enviado del periódico El Nacional, ya desaparec ido. Lamento no haber estado presente en la última actuación que hizo en México. Como quiera que sea me siento afortunado por haberlo conocido y sobre todo por haber cantado en su orquesta. Espero que se encuentre tocándole a Dios como parte de esa guerrilla celestial pletórica de personajes que hicieron historia en este valle de lágrimas. Tito Puente, músico genial y bellísima persona. Descanse en paz.