SABADO 30 DE DICIEMBRE DE 2000
LA CONTROVERSIA DESATADA POR OJESTO
Jesús Aranda Ť La controversia desatada por el presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), magistrado Fernando Ojesto Martínez Porcayo, a raíz de sus declaraciones sobre el caso Tabasco, quedaron atrás cuando decidió ayer de motu proprio excusarse momentos antes de que se iniciara la discusión sobre la legalidad de la elección de gobernador en ese estado.
En un escrito de dos cuartillas, Ojesto cumplió con el formalismo de solicitarle a los integrantes del pleno de la sala superior del tribunal que le permitieran no conocer el asunto, en razón de la propuesta pública de partidos políticos y de otras voces de la sociedad, que pidieron que él no interviniera en dicho asunto; pero dejó en claro su postura al señalar que se creó una ''idea equivocada'' de que él pudiera emitir un voto parcial en perjuicio de alguno o algunos de los interesados o en beneficio de otros.
Su petición fue aprobada de manera unánime, aunque los magistrados destacaron su confianza en la trayectoria de Ojesto -que data desde la integración del Tribunal de lo Contencioso Electoral- y en su probada imparcialidad.
Más tarde, en conferencia de prensa, Ojesto añadiría que su decisión se basó en que estaba convencido de que ''primero son las instituciones que los hombres'', y que su obligación era la de resguardar ''en su integridad'' la imagen de ''objetividad, imparcialidad, independencia y profesionalismo'' que caracterizan al TEPJF.
No hizo alusión al juicio político en su contra que inició el PRD en el Congreso, pero al respecto la dirigente de ese partido, Amalia García, hizo público su ''reconocimiento'' a la decisión del presidente del tribunal, apenas minutos después de acabada la sesión.
El resultado mismo de la votación, cuatro votos contra dos, dejaba también a salvo de suspicacias la eventual participación del presidente del TEPJF, quien paradójicamente tuvo que dejar la conducción del asunto más importante de su joven administración en manos de José Luis de la Peza.