SABADO 30 DE DICIEMBRE DE 2000

Luis González Souza

ƑVirgen del dólar?

Por buscar cierto descanso, salió peor la cosa. El cierre de 2000 nos agarró, ahora sí que arrastrando la cobija. Y es que resultó un año en verdad movido, para no hablar de lo que nos espera en 2001. Lección uno: no son tiempos para descansar ni para arrastrar cobijas.

Brincando la lección, decidimos terminar el año con alguna lectura ligera, de ésas que no obligan a pensar hondo ni, mucho menos, a escribir. Y lo que cayó en nuestras manos fue una novela deliciosa pero que lleva a pensar y repensar tantas cosas, que aquí estamos escribiendo de nuevo. La culpa es nuestra, porque el pensamiento intenso está advertido desde el título de la novela: El dólar y la virgen. Dos dioses en conflicto (Plaza y Janés, 2000). Del mismo modo en que lo advierte la calidad de su autor, Ignacio Gómez-Palacio, quien en 1997 ya fue galardonado en España con el Premio Internacional Mario Vargas Llosa.

Para empezar, no está nada mal recordar -como lo hace esta novela- que el conflicto es lo que hasta ahora ha sellado el curso de las relaciones entre México y EU. Ocultar ese hecho histórico no ayuda más que a agravarlo. Para resolver o canalizar positivamente un conflicto, primero hay que reconocerlo. Y ello es bien apuntado, hasta para los más pragmáticos, desde el primer diálogo en El dólar y la virgen: "Yo digo que todo tiene su precio. Que quitarle a México la mitad de su territorio sí se puede. Lo que no se puede es llevárselo tan barato. El precio de las cosas (...) a la larga se paga".

Por lo pronto, en la novela, ese precio consistió en una espectacular marcha, hacia Washington mismo, de una multitud de latinoamericanos -o sea, no sólo mexicanos-, cuya paciencia se agotó ante agravios estadunidenses como el maltrato y aun la muerte de braceros. Y una multitud cuya fe se agigantó en torno de la Virgen del Mango, descubierta y venerada en un olvidado pueblo de mangueros al norte de Veracruz. Todo, bajo el indoblegable liderazgo de Demorada Perdomo, protagonista central de la novela y arquetipo de nuevos luchadores en pos de una vecindad Ƒo hermandad? mexicano-estadunidense afincada en el respeto mutuo y la dignidad.

Tanto en la novela como en la realidad, ya es inocultable el conflicto en torno a la migración laboral. De ahí el resurgimiento de propuestas tan audaces como la apertura total de las fronteras. Pero también son evidentes conflictos en torno al medio ambiente, el narcotráfico, el mismísimo TLC y seguramente los energéticos, más que nunca, tras el triunfo (?) del "petrolero" George Bush Jr.

Lo cierto es que la diferencia de fondo entre México y EU radica en el terreno de la cultura, religiones incluidas. Una diferencia que no queda más que reconocer, respetar y, entonces sí, canalizarla hacia el enriquecimiento binacional. Y es justamente en esa diferencia donde cala hondo la novela de Gómez-Palacio. Se centra en el conflicto entre el dios del dólar (EU) y el dios de la Virgen (México). O, dicho de otro modo, entre la cultura del negocio-a-costa-de-todo y la cultura de la resignación/ esperanza permanentes.

ƑCuál de ellas ganará? Con esa pregunta "menor" nos deja la novela que leímos para "descansar" al cierre de tan turbulento año. Y para mover todavía más neuronas, su último párrafo deja abiertas casi todas las respuestas posibles. Tomada la decisión de marchas hasta la capital de la gran potencia para decirle a ésta: šBasta de injusticias contra Latinoamérica!, entre los seguidores de la Virgen del Mango se alcanzó a escuchar un estrujante duelo-ultimátum: "Ahora sí vamos a ver de que lado está Dios. O si esta de los dos lados... (O) si acaba por borrar la raya", es decir, las fronteras.

Para ser exactos, hay otra posibilidad más: la absorción de México hasta en el terreno de lo religioso, la resolución del choque dólar-Virgen a favor del primero. Ni dólar ni Virgen, sino Virgen del dólar. La cultura del dinero vuelta religión, ahora impuesta por completo al propio México y, para colmo, utilizando su preciada cultura de lo virginal.

Y para ser honestos, en el México de nuestros días crece dicha posibilidad. Véase, si no, la desbordada veneración de lo empresarial, codo a codo con la vulgar politización de lo religioso. ƑTendremos que marchar también a Los Pinos y no sólo a Washington? ƑCon cuantas de las Demoradas Perdomo que ya abundan en Latinoamérica e incluso en EU? ƑLo haremos sin más demoras ni demorados?

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