SABADO 30 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Silvia Gómez Tagle Ť
Los costos de un nuevo régimen
Ahora que los volcanes están de moda se me ocurre una similitud entre los procesos políticos y geológicos. En un régimen autoritario las tensiones sociales se acumulan por largos periodos, dando la impresión de estabilidad, así como ocurre con los volcanes cuando el cráter se obstruye, pero esto no significa que el volcán esté apagado, sino todo lo contrario; la aparente calma esconde la energía acumulada que dará lugar a una gran explosión en el futuro.
ƑCuándo llegará ese futuro? Eso nadie lo sabe con exactitud, únicamente se puede analizar la intensidad de la actividad volcánica y plantear hipótesis. En cambio, cuando un volcán libera la energía con frecuencia, sus emisiones de gases y cenizas pueden ser menos peligrosas. Este año que termina, en México ha ocurrido una doble erupción; la del Popocatépetl y la del sistema político. Setenta años de control político han permitido que se acumule una gran energía social que ha sido reprimida de diversas formas, a veces por medios violentos, a veces por medio de la corrupción, la cooptación y el clientelismo.
Los cambios que se produjeron el 2 de julio pasado abrieron las puertas para que estas tensiones sociales se expresen abiertamente, pero también se puede lograr que estos conflictos se solucionen en el marco de las instituciones políticas de un régimen más democrático. Sin embargo, la incertidumbre es una de las características de la democracia, cuando eso que llamamos "régimen democrático" permite en realidad una participación amplia y dinámica de múltiples actores sociales, tradicionales y emergentes.
La alternancia en la Presidencia de la República ha producido un recambio generalizado de dirigentes y funcionarios y un nuevo esquema en las relaciones entre los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; asimismo, posibilita la redefinición del federalismo, pero no resuelve todos los conflictos sociales.
En un país donde la tercera parte de la población vive en la extrema pobreza, las tensiones sociales acumuladas son enormes porque en el régimen priísta muchos cráteres habían permanecido obstruidos. Es muy probable que ahora se expresen con mayor intensidad muchos conflictos, en la medida en que los medios de control tradicionales se debilitan.
Los mexicanos deberemos estar preparados para aceptar la incertidumbre como uno de los costos de la democracia. En el futuro próximo probablemente se produzcan fumarolas espectaculares y hasta peligrosas. Lo importante será consolidar las instituciones que permitan dirimir los conflictos y no cerrar el paso a las fuerzas sociales emergentes que reclaman nuevos espacios políticos y beneficios para los sectores sociales que han sido excluidos.
La consolidación de las nuevas instituciones políticas de un régimen democrático será un proceso difícil que también tendrá un alto costo en pesos y centavos, más bien en muchos millones de pesos. La alternancia no habría sido posible sin un Instituto Federal Electoral autónomo, profesionalizado, con cobertura nacional, y un Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal de pleno derecho, capaces de garantizar la transparencia electoral y los medios jurisdiccionales adecuados para dirimir los conflictos en el marco de la ley.
Pero la consolidación de los procesos democráticos es incipiente, los resultados electorales que favorecieron el cambio a nivel nacional ocultan las diferencias regionales, donde todavía existen microsistemas políticos caciquiles, sustentados en el autoritarismo y en los intercambios clientelares.