SABADO 30 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť ''Personaje del año'' en su patria por su vasta y universal narrativa

Monterroso: firme, mi sentimiento de pertenencia a Guatemala

Ť En 2001 el escritor recibirá el Premio Nacional de Literatura de ese país y festejará sus 80 años

Angel Vargas

Con orgullo, Augusto Monterroso enfatiza: ''Nunca me he desvinculado espiritualmente de Guatemala. Siempre he tenido un sentido firme de su literatura, también de pertenencia a ella".

El reconocido escritor guatemalteco, avecindado desde hace más de medio siglo en México, expresa así su alegría tras ser designado ''Personaje del año" en aquel país, distinción que le fue conferida ayer por su destacada trayectoria en el mundo de la literatura.

El matutino Siglo Veintiuno ?informa la agencia Dpa? calificó a Monterroso como el personaje más destacado del 2000 y afirmó que en la actualidad "es el guatemalteco vivo más universal", por encontrarse entre sus más exquisitas plumas nacionales.
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''Monterroso y la grandeza de lo breve" es la forma como lo caracteriza el rotativo, el cual destacó, además, que la fama del cuentista no se finca en su reciente reconocimiento como Premio Príncipe de Asturias de las Letras, sino que lo han hecho ilustre sus lectores.

La elección se basó en los votos y las propuestas emitidos por los jefes y los editores de las distintas secciones del diario, donde el autor de El dinosaurio salió avante por su vasta producción literaria y sus múltiples reconocimientos, entre ellos los premios Xavier Villaurrutia (1975) y Juan Rulfo (1996), así como la condecoración del Aguila Azteca (1988), todos de procedencia mexicana.

Camino a la reivindicación

''Este reconocimiento ('Personaje del año') significa que mis compatriotas han seguido mi carrera y que probablemente mis libros son más leídos que antes, lo cual me honra", apunta Augusto Monterroso.

''He estado fuera de mi país, pero mi país nunca ha estado afuera de mí. La verdad es que estoy muy sorprendido y me da mucho gusto. Qué más puedo decir, me da pudor hablar de mí mismo."

El autor de La oveja negra y otras fábulas acepta que el 2000 es uno de los años inolvidables de su existencia. Primero, por la obtención en mayo del Príncipe de Asturias y, ahora, por esta distinción que no es sino el camino a la reivindicación que se le debe en su país natal.

Enorme es la deuda de Guatemala con Monterroso, pues amén de las virtudes de su quehacer literario, si algo lo ha distinguido es el orgullo sempiterno que manifiesta por su origen  y nacionalidad.

Ejemplo de ello fue el discurso que pronunció el pasado octubre para agradecer ese galardón que se le concedió en España (La Jornada, 28 /10/00):

''Quisiera considerar también este premio un reconocimiento a la literatura centroamericana, de la que, guatemalteco, formo parte. Centroamérica, como bien pudiera haber dicho Eduardo Torres, ha sido siempre vencida, tanto por los elementos como por las naves enemigas: me refiero a los desastres naturales de los últimos años, y a los económicos y políticos a que nos han sometido los intereses de poderosas compañías extranjeras de ese fruto por el que nuestros países son llamados repúblicas bananeras.''

Un añejo deseo

''Pero es mi deber ?prosigue Monterroso? señalar una vez más que a lo largo de los siglos no ha sido sólo plátanos lo que producimos. Recordaré que nuestros ancestros mayas, refinados astrónomos y matemáticos que inventaron el cero antes que otras grandes civilizaciones, tuvieron su propia cosmogonía en lo que hoy conocemos con el nombre de Popol Vuh, el libro nacional de los quichés, mitológico, poético y misterioso; a Rafael Landívar, autor de la Rusticatio mexicana, el mejor poema neolatino del siglo XVIII; a José Batres Montúfar, cuentista satírico en verso, cuyas octavas reales vienen en línea directa de Ariosto y de Casti y cierran brillantemente la narrativa mundial en esta estrofa; y, por último, para no acercarme peligrosamente a nuestro tiempo, a Rubén Darío, renovador del lenguaje poético en español como no lo había habido desde los tiempos de Góngora y Garcilaso de la Vega."

El nombramiento de ''Personaje del año", junto al Premio Nacional de Literatura de Guatemala que recibirá en 2001 ?cuando cumplirá, en diciembre, 80 años? significan para Augusto Monterroso apenas los primeros pasos para consumar un añejo deseo:

''Ocupar algún día en el futuro media página en el libro de lectura de una escuela primaria de mi país."

Por lo pronto, trabaja en la segunda parte de sus memorias de infancia, Los buscadores de oro e indica que todavía no tiene fecha para terminarlo, pues se asume un tanto indisciplinado.

''No se cuándo voy a tener listo este material. ¡Ojalá, por lo que a mí hace, sea pronto!", rubrica el escritor.