DOMINGO 31 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Realizará un congreso en 2001 para cumplir metas
Desafío mayor de la UNAM, defender autonomía y gratuidad
Ť Las reformas y acuerdos que salgan de ese foro serán fundamentales para la transformación de la universidad
Karina Avilés Ť En el 2001, la Universidad Nacional Autónoma de México enfrentará uno de los mayores retos de su historia: reafirmar su autonomía y defender el carácter público, nacional y gratuito.
Para lograr esa meta se realizará un congreso universitario a mediados del año que está por comenzar, según lo previsto.
Ese espacio -anunciado por las autoridades de la UNAM como el principal instrumento para la transformación de la más importante casa de estudios del país- culminaría con la adecuación de sus órganos de gobierno a las demandas actuales de la comunidad y a las exigencias del país.
En enero del 2000 aún persistía el paro estudiantil en las 40 dependencias universitarias. Un mes después, el 6 de febrero, la Policía Federal Preventiva (PFP) desalojó a los estudiantes y la UNAM inició una etapa de normalización en su vida interna.
Para integrantes de los diferentes sectores universitarios, las demandas iniciales del Consejo General de Huelga (CGH) servirían para plantear la requerida reorganización de la UNAM, según el análisis de varios miembros de la comunidad consultados al respecto.
Junto a ello, la disposición de las autoridades para convocar a un congreso universitario marcan la agenda de trabajo en la máxima casa de estudios del país. Las reformas que sustenten la vida de la institución deberán salir de ese congreso al que avala la mayoría de quienes la conforman.
Para la UNAM, este año que se va ha sido sin duda uno de los más difíciles. La entrada de la fuerza pública para levantar un paro de casi diez meses, la encarcelación y posterior excarcelación de casi un millar de estudiantes y la reanudación de las actividades académicas son algunos de los hechos de mayor relevancia en su historia reciente.
Ahora, después de diez meses de trabajo no exentos de manifestaciones y paros esporádicos que no afectaron el desarrollo de las labores académicas de la universidad, las cifras hablan de un esfuerzo continuo para impedir que la UNAM pierda su vigencia y su lugar.
Durante este año, la UNAM volvió a impartir más de 25 mil clases diarias y a realizar en sus centros, institutos y facultades 50 por ciento de la investigación que se hace en México.
Esa labor ha llevado a que 70 universitarios fueran reconocidos con premios y distinciones de carácter nacional e internacional, como el Premio Nacional de Ciencias y Artes, el galardón Premio Allen que otorga la Sociedad Óptica Americana y el Reina Sofía de España, este último otorgado a Antonio Velázquez Arellano por sus descubrimientos en la prevención del atraso mental, entre otros.
Para recuperar su lugar como institución de excelencia, la universidad intensificó su intercambio con casas de estudio de dentro y fuera del país. Así, se realizaron acuerdos con universidades de La Habana y de Boyacá. Con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), a través del Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe.
La UNAM también firmó un convenio para capacitar a directivos y funcionarios de niveles alto y medio, así como a académicos de las instituciones de la educación superior en la región.
Otro aspecto importante en este renglón es el que la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) adoptara el sistema digitalizado del rostro del mexicano, desarrollado por el Instituto de Investigaciones Antropológicas, para elaborar con mayor precisión y rapidez los retratos hablados de presuntos delincuentes.
Las aportaciones científicas y sociales que durante el último año dio la UNAM al país van en diferentes direcciones.
Desde la responsabilidad de la Dirección General de Cómputo Académico (DGSCA) para conducir el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) de la jornada electoral del 2 de julio, hasta la instalación de 22 sismógrafos digitales en el cráter del Popocatépetl para hacer que este volcán sea uno de los más vigilados del mundo.
La representación estudiantil
En este año tuvo logros en diferentes ámbitos. En la vida universitaria destaca que durante los últimos diez años la UNAM ha formado a 25 por ciento de los profesionistas con maestría y a 50 por ciento de quienes cuentan con grado de doctor en el país. Uno de cada cuatro estudiantes de posgrado en México se halla en las instalaciones de la universidad.
El servicio que presta la Universidad Nacional a diferentes poblaciones de la República Mexicana resulta de un valor fundamental para el desarrollo de algunas comunidades.
Ejemplo de ello es que con las técnicas e investigadores de los institutos de Ecología y Geofísica se localizó agua a menos de 15 metros de profundidad en el desierto chihuahuense.
Pero también, en este año que está por concluir, la Universidad Nacional tuvo cambios importantes.
La renovación de la representación estudiantil, conformada por 26 representantes ante el Consejo Universitario y de 19 consejeros técnicos con sus respectivos suplentes. Además, la Junta de Gobierno designó a nuevos directores en más de diez planteles, entre ellos Fernando Serrano Migallón, en la Facultad de Derecho; Carlos Arteaga, en la Escuela Nacional de Trabajo Social, y Fernando Pérez Correa, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
En el ámbito laboral, la rectoría y el STUNAM suscribieron un acuerdo por el que los 23 mil 700 trabajadores recibirán un incremento salarial de 10.5 por ciento y de 2.5 por ciento en prestaciones, además de que se aceptan las nuevas condiciones del Contrato Colectivo de Trabajo. Con ello se evitó una nueva huelga en la principal casa de estudios de México.
Así, la UNAM entra al 2001 con una meta trascendental para las instituciones de educación superior y para el país: defender su carácter público, nacional, autónomo y gratuito.