MIERCOLES Ť 3 Ť ENERO Ť 2001
Ť Podría evitarse 90 por ciento de las muertes asociadas al embarazo: Ana Langer
The Population Council: mortalidad materna, expresión de la desigualdad social en México
Ť El riesgo de deceso para una mexicana con respecto a una canadiense es 15 veces mayor
ANGELES CRUZ
La mortalidad materna es una de las expresiones más reveladoras de la desigualdad social que prevalece en el país, particularmente en los estados del sur, donde fallecen hasta 8 mujeres por 10 mil nacidos vivos, mientras en Nuevo León la tasa es de 2.9, afirma Ana Langer, directora regional para América Latina y el Caribe de The Population Council.
En investigación publicada recientemente, Langer afirma que hoy en día existen herramientas técnicas y científicas que permiten evitar más de 90 por ciento de las muertes de mujeres asociadas al embarazo, parto y puerperio, por lo que es imperdonable la persistencia del problema.
La Secretaría de Salud estima que al final de 2000 se habrían registrado mil 238 decesos de este tipo, en tanto la investigación de Langer afirma que las defunciones corresponden a mujeres jóvenes que dejan tras de sí familias que se desintegran o migran, hijos con mayor riesgo de enfermar y morir, abandonar la escuela e incorporarse tempranamente al trabajo, situación que se plantea para el sistema de salud como problema prioritario a resolver.
El de México no es un caso aislado, pues en los países de América Latina el nivel de mortalidad materna se mantiene elevado, especialmente en los más pobres. Aunque los indicadores de salud son más favorables con respecto a otras naciones como las africanas, en nuestro continente se esconden "profundas desigualdades", señala.
Comparando regiones y países latinoamericanos, Langer detalla que la mortalidad materna figura entre las 10 primeras causas de muerte entre mujeres en edad fértil, pero en Canadá el porcentaje de estos decesos es de 0.5 por ciento, mientras en Paraguay --por ejemplo-- es de 20.2 por ciento.
La tasa más baja de mortalidad materna se registra en Estados Unidos y Canadá; los niveles más elevados en Perú y Bolivia, y los más bajos en Cuba, Costa Rica y Bahamas; México ocupa un lugar intermedio.
Langer añade que el riesgo de muerte para una mexicana con respecto a una canadiense es 15 veces mayor, aun cuando últimamente se registró un descenso importante, al pasar de 9.5 por 100 mil recién nacidos vivos, en 1980, a 5.3 en 1995.
La investigación de Langer, publicada en la Gaceta Médica de México, destaca que el descenso en la tasa no ha sido uniforme ni constante, además de que existe un subregistro en las estadísticas vitales calculado por distintos estudios entre 37 y 50 por ciento.
Para la académica, la prevalencia del fenómeno también evidencia el nivel socioeconómico y la condición de la mujer dentro de la sociedad. De hecho, dice, la mortalidad materna es particularmente grave en mujeres de baja escolaridad, de poblaciones rurales, áreas marginadas y de los estados más pobres de la República. Asimismo, a través de la mortalidad materna es posible observar el nivel de cobertura y calidad de los servicios de atención obstétrica.
Según el último informe del Programa Nacional de Acción en Favor de la Infancia, las entidades más afectadas por la mortalidad materna en el 2000 se ubicaron en Guerrero, cuya tasa es de 7.6 por 10 mil nacidos vivos; Chiapas, con 6.6; Oaxaca, con 5.2, e incluso el Distrito Federal, con 7 por 10 mil nacidos vivos. En cambio, en Nuevo León y Sinaloa las tasas fueron de 2.9 y 2.3 por 10 mil nacidos vivos, respectivamente.
Langer explica en su trabajo que 95 por ciento de las muertes maternas en México se deben a las llamadas causas obstétricas directas tales como hemorragia, infección, aborto y toxemia. Con la tecnología disponible es posible prevenir, detectar y tratar adecuadamente más de 90 por ciento de los casos con estas complicaciones.
Existen también las causas indirectas, enfermedades que se agravan o complican debido al evento obstétrico pero no resultan del mismo, como cáncer, paludismo y problemas cardiacos.
México ha suscrito compromisos de conferencias internacionales para una Maternidad sin Riesgos y de Acción a favor de la Infancia, y aunque se registran avances, no se ha logrado disminuir el problema.
Langer indica que es esencial aumentar la cobertura anticonceptiva, sobre todo en los grupos más desatendidos: mujeres rurales, indígenas, marginadas y adolescentes.