Ť Las flores de la vida es todo lo que me está ocurriendo a los 93 años, afirma
Siempre pienso en el mañana, eso me da salud: Compay Segundo
Ť Yo voy sacando candela y si me da la oportunidad
sigo tirando pa' lante, agrega el cubano
Ť El proyecto Buena Vista Social Club es
para él un asunto de espiritualidad y magia
ERNESTO MARQUEZ
A Compay Segundo lo agarramos antes de fenecer el siglo. El músico más viejo del mundo nos recibió en su casa de Miramar (La Habana, Cuba) con la sencillez que le caracteriza y una humeante taza de café cubano. El hombre estaba feliz, pues según nos platicaba en ese año se le habían cumplido muchos anhelos, el principal: "Ir a cantar al Papa", quien luego lo recibió en audiencia privada. "Eso fue un sueño que me propuse y se concibió el Día del Jubileo por el enfermo", nos platica de entrada.
-¿Qué le dijo el Papa?
-Se alegró mucho con mi visita y deseó para mi pueblo mucha salud.
-En este final de siglo ha logrado cosas insospechadas.
-Fíjate nada más... Yo no acabo de entender cómo es que se ha dado todo esto. Yo pensaba que a mi edad este tipo de experiencias no las iba a vivir y... mira, por dónde llegaron.
"A los noventa me encontré con el éxito, el amor, el aprecio de mucha gente... Pienso que las cosas realmente importantes casi siempre suceden de forma inesperada. Uno nunca sabe cuándo se le va a presentar la oportunidad, por eso hay que estar preparado y con los ojos muy abiertos, porque estos trenes no suelen pasar dos veces.
-Aunque también suele suceder que a estos trenes se suben polizones indeseados.
-Yo pienso que eso es inevitables y lo mejor es cuidarse y no permitir que te afecten.
-Usted nace con el siglo, Compay, por lo que le ha tocado vivir toda su historia ¿Qué es lo que más le ha impresionado de esta centuria que se va?
-Siempre hay sus cosas bellas pero lo que más me ha impresionado es ver que aún a finales de este siglo los hombres se están tirando y matando como animales. Yo pensaba que para cuando llegara la nueva era el hombre iba a ser más pacífico, más consciente, pero no... hay salvajismo todavía...
Francisco Repilado se detiene un momento, ordena sus ideas y prosigue: "Cuando yo veo un hombre que tira un cañonazo y mata mujeres, me pregunto: ¿y ser hombre? Porque la mujer no es para matarla. La mujer es para consentirla, acariciarla, darle besos, abrazos... Yo me siento muy feliz de ser un hombre que ha amado y sigue amando a la mujer. La mujer es la obra perfecta de Dios."
-Es usted un filósofo.
-Soy un estudioso de la vida y he tenido tiempo para analizar algunos de sus aspectos. Mira, yo estudio las cosas y a la gente, lo cual me evita caer en fallos. No espero en un rincón la muerte, ella tiene que perseguirme. Yo voy sacando candela y si se me da la oportunidad sigo tirando pa'lante, ¡ea!
-¿Cómo ordena su vida?
-Te voy a revelar una estratgia que siempre he llevado a cabo: Estar dispuesto a probar todos los placeres, pero siempre con medida. De lo bueno no debe de probar mucho, que siempre te quede el deseo que te dé el ánimo de volver a probarlos y no te aburra.
-¿Qué espera de la vida?
-Yo todavía sigo con la esperanza de tener otro hijo... Estoy trabajando en ello, qué tu crees. Uno no es demasiado viejo mientras el corazón late.
-Da gusto saber de su entusiasmo. Ahora acaba de grabar un nuevo disco que de alguna manera es como un hijo.
-Sí, te refieres a Las flores de la vida. Lo llamé así porque la palabra que más me gusta es vida. Y todo lo que me está ocurriendo a los 93 años y meses de haber nacido es eso: flores que me da la vida. Y canta Compay:
Las flores de la vida que lindas son/ tarde o temprano llegan a tu lado con su esplendor/No las desprecies que ya han llegado con su calor/a vivificar la fuente de tu inspiración/Qué linda es la vida, qué lindo es el amor
-Esta canción la hice en dos tiempos: la letra, volando de Alemania a Italia, y la música, días después, de regreso a La Habana.
Las voces segundas son libres
-Escucho el disco y le oigo cantar destacándose, aunque su voz no es la principal. Creo que es tiempo de que hablemos de esa segunda voz.
-Las voces segundas son naturales, libres, sin movimientos definidos. Cuba ha tenido muy buenas segundas voces. Ahí tienes al genio trovador Sindo Garay, algo fuera de comparación. Escucha por ejemplo El huracán y la palma, la manera aleatoria, no lineal de cantar de Sindo. ¡Caballero!, algo digno de estudio.
-Sin embargo hoy en día están un poco en desuso.
-Se debe a que los jóvenes no quieren hacerle segunda a nadie. Todos quieren ser estrellas de la noche a la mañana. Hay prisa por figurar. Mira yo cuantos años tuve que esperar, cuantos caminos tuve que recorrer, en cuantas serenatas, saraos y guateques tuve que cantar. Y aquí estoy, empezando, nunca terminando.
-En sus muchas entrevistas cita usted a la trilina como una guitarra de su invención, pero no ha quedado una idea clara de lo que es el instrumento. Volvamos de nuevo al cómo nació y de qué se trata.
-Resulta que siendo tresero y guitarrista a la vez noté que entre los dos instrumentos había un vacío: el tres no armoniza con los bajos y la guitarra no apoya mucho en el pespunteo. Entonces decidí resolver el problema añadiéndole una cuerda más en la posición "sol". Es decir, repetí la octava natural. De tal forma que la afinación quedó: "mi", "si", "sol" en octava y sigo en octava hasta el sexto. Pero el sexto mío es un cuarto porque un sexto no puede dar octava.
-Además, usted, Compay, raya por detrás del puente, buscando otra sonoridad.
-Eso es porque de la baticola al puente hay una especie de cuerdas que al rayarla suenan diferente, como si fuera una gangurria, un sonido un tanto metálico.
-¿Y ese bongó tan diferente al común?
-Es un bongó oriental que está afinado más grave que el otro y puede baquetearse como paila o percutirse como tumbadora. Aquí podríamos decir que es el antecesor del que ahora se usa en las orquestas de salsa
-Noto que en su grupo no hay quien marque la clave.
-A mí no me gusta que nadie marque la clave porque la clave se lleva por dentro. El buen sonero lo sabe. Así que hacerlo con los palitos o con algún instrumento me parece redundante.
-Fue usted uno de los principales artífices del boom Buena Vista Social Club. ¿Cómo ha vivido esa experiencia?
-Imagínate, como un bombardeo, saltamos de la montaña a la fama, recorrimos medio mundo, nos paramos en los escenarios más exigentes. Reyes y príncipes nos invitan a sus grandes fiestas. Pero te digo que yo sigo siendo sencillo, como si estuviera empezando.
-Pero está consciente de todo lo que armaron.
-Esto no es un asunto de conciencia, sino de espiritualidad, de magia. ¿Te imaginas lo que pasa cuando la juventud de Cuba y de Europa, que tenía olvidada la música tradicional nuestra y que solamente pensaba en la música rock, vuelve sus ojos sobre sus abuelos? ¡Muchacho! Eso es un fenómeno.
Y ríe de nueva cuenta Compay al tiempo de mirar su reloj
"Bueno, caballero, yo ya he hablado mucho", dice, pero nunca hace el intento de parar. "Ah, que si me tomo un traguito, me lo tomo. Hay que celebrar por todo lo bueno que ha pasado y por lo mejor que se va a poner", suelta este hombre-siglo alzando su copa de ron.
"Siempre pienso en el mañana, mañana voy a hacer esto, mañana voy a hacer lo otro. Salud, eso me da salud, pensar en el mañana", concluye sabiamente.