VIERNES Ť 5 Ť ENERO Ť 2001
Leonardo Garcia Tsao
El desgaste de la rutina
En el último tramo del puente Guadalupe-Reyes, uno ya busca cualquier estreno no dirigido fundamentalmente a un público infantil. El título Amor y sexo llama la atención porque anuncia instancias deseables para un inicio de año. Es, claro, otra comedia hollywoodense dentro de la línea patentada por Woody Allen desde Annie Hall (1977). O sea, describe los avatares amorosos entre personajes neuróticos que reflexionan sobre su frustrante búsqueda de la pareja perfecta.
La diferencia aquí con el esquema habitual de Allen es una perspectiva femenina, pues se trata del tercer largometraje de la directora, guionista y otrora actriz Valerie Breiman. Así, la protagonista Kate Welles (Famke Janssen) trabaja a disgusto de articulista para una revista tipo Cosmopolitan; cuando es rechazado su ensayo sobre cómo el sexo oral puede aliviar la depresión, Kate hace un recuento verbal de sus relaciones pasadas para inspirar otra colaboración. Según recuerda, la sucesión de galanes lamentables en su vida tuvo su momento más estable con el pintor Adam Levy (Jon Devreau), quien mostraba una mayor sensibilidad y tendencia al compromiso que los demás. Aún así, el desgaste natural de una relación había llevado nuevamente al truene.
No obstante una apropiada ligereza y algunos detalles bien observados, Amor y sexo sigue una rutina genérica demasiado familiar. Pasan lista lugares comunes como el striptease del galán, el hacer el amor en lugares públicos, el embarazo sorpresivo, el montaje de momentos románticos acompañado por una alusiva canción pop, la estrategia para causarle celos al otro, el pleito en las situaciones donde antes se daba la pasión. De tanto repetirse, el esquema se ha vuelto tan común que hasta las series cómicas de TV, las llamadas sitcoms, se han apropiado de sus elementos. La película hasta hace un par de referencias explícitas al popular programa Friends: uno de los novios efímeros de Kate es un actor tonto de origen italiano llamado Joey, igual al personaje interpretado por Matt LeBlanc en la serie; mientras que su compañero David Schwimmer aparece brevemente al final, sin crédito, para dar pie a uno de los escasos gags no previsibles.
La comparación televisiva se refuerza por la forma como la acción se resuelve en sketches, mediante un humor verbal en su mayor parte (con algunos diálogos agudos, en honor a la verdad). El resultado es igualmente superficial en tanto la mirada sobre la pareja se reduce a frases como "enamorarse es lo mejor que le puede pasar a uno" y "soy un hombre, me gusta coger no enamorarme".
Si alguien está por encima del material es Famke Janssen. Dotada de una belleza inusual que igual le sirve para interpretar villanas (su primer papel llamativo fue la perversa espía rusa de Goldeneye), la actriz ensaya aquí una vis cómica y una vulnerabilidad que complementan su usual aire de inteligencia. En el Hollywood clásico, hubiera sido una intérprete ideal para Howard Hawks: una mujer cuyo atractivo físico no reduce su socarrona capacidad de ponerse al tú por tú con sus alternantes masculinos. Nacida en la época equivocada, ahora se ve obligada a cascarear en cosas como Amor y sexo.
Love and Sex
D y G: Valerie Breiman/ F. en C: Adam Kane/ M: Canciones varias/ Ed: Martin Apelbaum/ I:Famke Janssen, Jon Favreau, Noah Emmerich, Cheri Oteri, Josh Hopkins/ P: Bogart/ Barab/ Wyman para Behaviour Worldwide: EU, 2000.
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