SABADO Ť 6 Ť ENERO Ť 2001
Ť Dice el director que filma sólo aquello que ama, sin fines comerciales
Con Calle 54 saldo mi deuda de gratitud con el jazz latino: Fernando Trueba
Ť La cinta se estrenará en México en marzo, en el marco del Festival de Cine de Guadalajara
ERNESTO MARQUEZ
Como ''un musical sobre música'' define Fernando Trueba su filme Calle 54, presentado recientemente en el Festival Internacional de Cine de La Habana. El cinerrealizador español confiesa en entrevista con La Jornada que al hacer esta película sobre el jazz latino, ''con sus héroes y protagonistas'', saldó una deuda de gratitud con el género y cumplió la aspiración de todo músico frustrado: ''Estar en la música sin ser músico''
El filme que supone ''un retrato excelso y humano de ésta, una de las expresiones tonales más decisivas de la cultura iberoamericana del siglo XX'', es para Trueba una de sus obras más personales, una ''ficción de otro tipo'', en la que intervienen, y firman la banda sonora, músicos de abolengo, como los pianistas cubanos Bebo y Chucho Valdés, el saxofonista Paquito de Rivera, el arreglista, compositor y director de orquesta Chico O'Farril, el inmenso Israel López Cachao, el legendario tumbador Patato Valdés, el enigmático Gato Barbieri, la bella Eliane Elías, el rumbero Puntillita, el explosivo Michele Camilo, el Chico Malo del Bronx Jerry González y el rey Tito Puente, en la que fuera una de sus últimas intervenciones musicales.
Con Calle 54, dice Trueba -con quien platicamos en el elegante Hotel Nacional habanero-, ''intenté hacer una película y lo que me resultó fue un concierto para las cámaras''.
El jazz latino es muy cerebral
-ƑCómo se dio su primer contacto con el jazz latino?
-Mi primer contacto ''consciente'' fue a principios de los años ochenta, cuando escuché Blowin, el primer disco norteamericano de Paquito de Rivera. Claro, antes había escuchado algún disco ''latino'' de Dizzy Guilliespie, o el magistral Jazz samba de Stan Getz con Charlie Byrd, o los mejores de Gato Barbieri de los años 70: Chapter one a Chapter four, o la banda sonora de El último tango en París. Pero aquel disco de Paquito fue lo que realmente me incitó. Cuando yo escuché el saxo de Paquito sentí como si me hubieran metido una inyección de vitaminas
-En Estados Unidos tienen al jazz latino como el hijo menor del jazz. ƑQué opina al respecto?
-Que me parece una idiotez. Si lo dicen por la edad a lo mejor sí, porque de las dos corrientes el jazz latino es el más joven y por lo mismo tiene más energía. Pero si es menor por tamaño o por calidad, para nada. No existe jazzista de altura que no haya hecho un disco con elementos de la música latina o desee tocar con músicos latinos. Ya conocemos la historia de Dizzy Guillespie y Chano Pozo o la de Charlie Parker con Mario Bauzá, pero Mile Davis, Charles Mingus,
McCoy Tyner, Herbie Hancock, Roy Hargrove... en algun momento de su vida han querido mezclarse con los músicos latinos. ƑPor qué? Pues por lo vitalistas que son.
''Phil Woods, ese gran saxofonista y clarinetista decía que el futuro del jazz dependía de una fusión más estrecha con la música de Sudamérica y el Caribe. Lo afrocubano unido al jazz, es hacia donde va todo. Y eso que ha dicho un hombre que en suma era chovinista te da la pauta de por dónde andan las cosas con el jazz latino.
"El jazz latino tiene una vida y una fuerza tremenda y... además qué, šcoño! es más complejo rítmicamente. Los ritmos latinos son más complejos que los ritmos del jazz. Van lejos, pero mucho más lejos que el típico 4/4 del jazz. La mayor parte de la gente es consciente de ello. Además el jazz se ha convertido en música de laboratorio, muy cerebral, música para músicos y eso es un coñazo. La música latina sigue siendo música para la gente. Eso es lo bueno del jazz latino, que devuelve al jazz su contacto con la gente, lo saca del egotrip ese narcicista de estar haciendo música para músicos. Eso pasa mucho en la literatura y en el cine, gente que escribe o hace cine para impresionar a sus colegas y šcoño! el arte no se hace para un club de exquisitos sino para compartirlo con la gente. Pintar para críticos y pintores es una mierda. Uno tiene que pintar para la gente y tocar, y escribir, y hacer cine para la gente. Y esto no es incompatible con la calidad y el ser la hostia o renovar y arriesgarse e incluso hacer cosas vanguardistas. Todo eso se puede lograr siempre y cuando no pierdas la comunicación con el que te mira, con el que te lee, con el que te escucha.
-Ultimamamnte las condenas o diatribas contra el jazz latino van en el sentido de su ''excesiva etnicidad''.
-Mira, el mundo está lleno de policías que andan por ahí pidiéndole al arte el carnet de identidad o de raza. Yo creo que lo bueno del jazz latino es que refleja precisamente su etnicidad y el mestizaje del mundo en que vivimos. El mestizaje es riqueza y la pureza es mierda, sabes. La pureza es decadencia y el mestizaje no. El mestizaje es la base de todos los avances y el purismo representa a las formas estancadas.
-Buena respuesta. Ahora, Ƒvende o no vende el jazz?
-Ese es uno de los grandes retos que tiene que enfrentar este género que se dice es de minorías y, bueno, aquí tendríamos que revisar un montón de cosas para saber por qué no es lo rentable que se quisiera. En principio hay que tomar en cuenta que la música en el mundo está en manos de unos mercaderes del disco que a lo único que se dedican es a producir mierda, promocionar mierda y vender mierda; por lo mismo carecen del menor interés en las cosas buenas que hacen gentes de calidad. Músicos que sacrifican su vida por hacer lo que creen y evitan meterse en esos circuitos de órdago que les piden hacer la mierda que se espera para vender y enriquecerse. Claro, si eres un ser pensante, sensible y autogestivo que te has librao de toda esa mierda corres el riesgo de no depender económicamente de lo que haces. Aunque, claro, haciéndolo te diviertes mucho más y duermes mejor.
-Las inevitables analogías han equiparado el trabajo suyo con el de Win Wenders, Ƒen que coincide Calle 54 con Buena Vista Social Club?.
-Quizá en la intencionalidad de buscar y dar a conocer esos momentos entrañables que tiene la música
-ƑNo buscó el éxito comercial?
-Para nada, sería un completo imbécil si pensara en ello. En este proyecto, como en otros, he seguido una de las pocas reglas que tengo: filmar sólo aquello que amo.
-Entonces, Ƒa que aspira con esta película?
-Lo que aspiro con este filme es enseñar lo mejor posible una música que me fascina y que me ha hecho disfrutar como ninguna otra. Con esta película yo aspiro a que el público conozca mejor a los músicos que participan en ella.
Momentos para recordar en la historia
Cuando Trueba se subió visiblemente ''emocionao'' al escenario del Cine Chaplin para presentar a un público selecto su filme, eran muy pocos los que sabían de esta Calle 54, que se llama así por la dirección neoyorquina en que se ubican los estudios de la Sony Music donde se llevaron a cabo las grabaciones -un artista por día- de lo que ahora vemos y escuchamos. A decir verdad sólo Chucho Valdés, Gato Barbieri, Giovanni Hidalgo, Chano Domínguez y otros pocos presentes esa noche, y que previamente habían recibido una copia del filme en video, sabían de él. La película ya venía de presentarse en España Chile, Italia, Canadá y de participar en los grandes festivales de cine como el de San Sebastián y Venecia, siempre con éxito de público y crítica. De ahí que todos los presentes en la sala esperábamos con ansia su proyección.
En Calle 54 Trueba preserva momentos de verdadero interés histórico, como el encuentro de Chucho Valdés con su padre Bebo quien al verlo le espeta ''Oye Ƒque te has hecho? Te has puesto como un sapo''; la comparecencia musical entre el mismo Bebo y ese gigante del contrabajo llamado Israel López Cachao, dúo divino que recrean a piano y contrabajo con arco un Lagrimas negras de epopeya; o aquel otro en el que se ve al gran Chico O'Farril dirigiendo su big band en una versión reducida de su maravillosa Afrocuban Jazz Suite.
Son 12 canciones en total (en el álbum discográfico se acoplaron 18) y una hora con 45 minutos de pura candela, de cine musical rodado y grabado con gusto exquisito y pulso de conocedor. Nos cuenta Trueba que para su realización utilizó locaciones naturales en La Habana, Estocolmo, Cádiz y San Juan de Puerto Rico, un pequeño ejército de ayudantes, seis cámaras Panavisión en movimiento constante y un estudio de grabación donde registró lo visto y escuchado.
El viaje, el exilio, el desarraigo
-ƑQué intentaba con esta manera de filmar?
-Más que todo quería reflejar la naturalidad de los personajes y que cada canción fuera un cuento distinto, una pequeña película dentro de la película.
-ƑEn donde radicó lo complejo de esta tarea?
-En mover a los operadores en directo. Ellos tenían que registrar todo mientras los músicos tocaban, sin interferir, ni estorbar en ningún momento. Eso fue uno de los ejercicios más difíciles del rodaje, pero también uno de los más divertidos.
-Señala usted que hizo la película sin ninguna otra intención más que la de divertirse. Sin embargo, encontramos una trama central: el viaje, el exilio, el desarraigo...
-Claro, aunque no está hecho de una manera deliberada, tratándose de quienes se trata, de unos músicos que han hecho de la fusión de lugares, lenguas y ritmos su estilo de vida, entonces en algún momento de la película aflora eso que tú has percibido.
-No fue deliberado pero usted lo subraya al perseguirlos con sus cámaras en un entorno ajeno. Tal es el caso de Bebo Valdés caminando bajo el hielo de Estocolmo, la ciudad donde fincó residencia hace 45 años.
-Tenía que hacer eso, tenía que ubicarlos en sus otros hábitats, en sus reales y mágicas maneras de ser.
El arte es para que la gente se reencuentre
-Estando en una función regular del cine Chaplin he visto cómo el público cubano ha recibido el filme: gritan, se alborotan, aplauden, llevan la clave y terminan bailando o llorando cuando ven a los suyos. ƑSe da cuenta de lo que ha logrado maestro? Ha traído a Cuba músicos en el exilio de los que aquí no se sabía nada.
-Para mí es una gran alegría que los cubanos puedan ver a algunos de sus maestros al margen de donde vivan y al margen de ideologías. Qué bueno que la música sirva para eso, que por encima de posiciones políticas la gente se sienta cercana. Precisamente el arte es para eso, para unir y limar esas diferencias... para que la gente se reencuentre.
Finaliza Fernando Trueba, pero antes de retirarse nos informa que Calle 54 será presentada en México en el mes de marzo, cuando se lleve a cabo el Festival de Cine de Guadalajara. Por su parte, aprovechando la visita del cineasta español, la Filmoteca de la UNAM tiene contemplado para ese mismo mes una retrospectiva de su fiilmografía en la cual se incluye ésta, su más reciente producción.