DOMINGO Ť 7 Ť ENERO Ť 2001

Carlos Bonfil

Amor y sexo

ƑEs el sexo oral una manera ideal de sobrellevar la angustia? Kate Welles (Famke Janssen), estudiante de comunicación en UCLA, novelista en sus ratos libres, ligadora experta y desencantada, colabora para la revista femenina Monique y propone un artículo sobre su propia experiencia en el campo de las felaciones en serie -una práctica compensatoria cuando la gran fantasía romántica (el Príncipe Azul), está definitivamente fuera de alcance. Como la vida es injusta y el sexo oral universalmente incomprendido, la colaboradora casi pierde su trabajo en la revista forjadora de novias y dichosas madres. Lo que sigue es la accidentada incursión de Kate en el terreno de la pasión amorosa, desde el flechazo inicial hasta el hastío doméstico. Amor y sexo es, en tono de comedia romántica, una crónica/recetario de cómo procurarse y conservar el amor perfecto.

Primer largometraje (relativamente) serio de Valerie Breiman, quien en 1989 y 1993 dirigiera comedias juveniles totalmente intrascendentes (Going on board, Bikini squad), Amor y sexo ofrece desde su guión (también de Breiman) un irrefrenable impulso de strip-tease psicológico, con narración femenina en off, recurso obsesivo a la primera persona, tono de confidencia personal, y desahogo en remedo de talk-show sin entrevistadora a cuadro. Luego de un arranque provocador (la promiscuidad sexual, opción frente al autoengaño amoroso), la cinta se transforma en algo similar a una inefable serie televisiva, con diálogos a ratos chispeantes, a ratos increíblemente sosos, y situaciones domésticas de banalidad muy reconocible y compartible, pues Ƒquién entre el público no ha tenido un amante así de chistoso, distraído e inconstante?, Ƒquién no ha querido romper con él (o ella) mil veces sólo para intentar luego reconquistarla?

El éxito de la comedia light radica justamente en esa explotación de los lugares comunes y de la identificación colectiva, desde Sintonía de amor hasta Cilantro y perejil o la brasileña Diccionario del amor. Aquí, el objeto privilegiado de deseo es para Kate un tal Adam Levy (Jon Favreau), pintor neoexpresionista aficionado a las películas de ninjas. Curiosamente, ella semeja una ninja sexual, y además adora el cine expresionista alemán, en particular Nosferatu, su película fetiche.

Kate Welles expresa sin rodeos la tesis central de la cinta: ''Duele tanto estar solos que preferimos estallar en una relación antes que permanecer solteros". Esta apología del conformismo doméstico se ilustra entonces con viñetas humorísticas muy apropiadas: Adam en ropa interior haciendo graciosadas frente a la cámara video de su pareja; el rubor de la joven por una flatulencia ahogada entre las sábanas; el regalo de cumpleaños (cuatro crías felinas), y también con los momentos desagradables, los ruidos al comer en la mesa, la distracción, la rutina, los olvidos de la pareja. Y luego de todo esto, el espectador anonadado o hechizado tendrá por añadidura el recuento final en flash back de todos estos detalles.

Amor y sexo es una ociosa actualización de una comedia de los años sesenta, El sexo y la joven soltera, de Richard Quine, y 40 años después celebra el mismo tipo de conformismo moral con idéntica simpleza humorística. Según Valerie Breiman, la ocupación fundamental de la mujer es encontrar la justificación de su existencia, de su vitalidad y de su ingenio, en el hombre adecuado, su complemento perfecto. Todo lo que no cabe en este esquema es frustración irremediable, cuando no material idóneo para actualizar Garganta profunda. Bajo advertencia...