DOMINGO 7 DE ENERO DE 2001




Doce años del asesinato del defensor de la Amazonia

La herencia de Chico Mendes


José SANTAMARTA

Hace dos semanas se cumplieron 12 años del asesinato de Chico Mendes, conocido por su lucha en defensa de la Amazonia y por impulsar la Alianza de los Pueblos de la Selva. Mendes fue asesinado en Xapuri, pequeña ciudad de la Amazonia brasileña próxima a Bolivia.

hijas-elenira-sandino En los últimos 20 años fueron asesinados más de mil líderes campesinos, sacerdotes y sindicalistas en la Amazonia brasileña. Sus muertes han sido atribuidas en su mayoría a la acción de la Unión Democrática Ruralista (UDR), organización de los latifundistas brasileños. Los asesinos materiales fueron el terrateniente Darly Alves de Silva y uno de sus 21 hijos, Darcy Alves Pereira. Ambos fueron juzgados y condenados en diciembre de 1990 a 19 años de prisión, pero escaparon sin muchos problemas en 1993 de la cárcel de Río Branco, capital de Acre. Volvieron a ser detenidos en 1996 en otra pequeña ciudad amazónica.

"A Chico le gustaba mucho jugar al dominó. Llevaba jugando desde las 4 de la tarde. A las seis y media le pedí que parase, para servir la cena. Entonces se levantó de la mesa, dijo que iba a ducharse y me preguntó si podía usar la toalla que le había regalado por su cumpleaños. Le dije que sí, tomó la toalla y se dirigió hacia la puerta. Abrió una rendija, vio que estaba oscuro y volvió. Tomó una linterna, abrió la puerta y entonces le dispararon". Ilzamar Gadelha, esposa de Chico Mendes, que entonces tenía 24 años, recuerda con estas palabras los últimos momentos de su marido, a quien segó la vida un tiro de escopeta disparado por Darcy Alves el día 22 de diciembre de 1988. Darly y Darcy eran "bueyes de piraña", animales que se sacrifican a las pirañas para permitir la huida de los bueyes de la UDR, dice la viuda de Chico.

El asesinato de Mendes, de no ser por su repercusión, habría quedado tan impune como los más de mil crímenes registrados en los últimos años en la Amazonia.

Tras la muerte de Mendes los asesinatos se han seguido produciendo, aunque a una escala menor, pero con la misma impunidad.

Trece días antes de ser asesinado, Chico Mendes, en una entrevista con el diario Jornal do Brasil afirmó que estaba amenazado por los propietarios de la fazenda Paraná, Darly Alves y Alvarino Alves, dos terratenientes que desde 1973 tenían orden de aprehensión en Paraná (en el sur de Brasil). Sin embargo, el delegado de la Policía Federal en Acre, Mauro Spósito, retuvo esa orden. El mismo Mauro Spósito llegó a acusar a Chico Mendes de tener relación con una entidad "comunista": la Fundación Ford de Estados Unidos. Luego ocupó cargos importantes en la Policía Federal.

Un mes antes de la muerte de Chico, el abogado y terrateniente Joao Branco, presidente de la UDR de Acre, estuvo en la hacienda de Darly Alves discutiendo el asesinato de Mendes, según Genesio Ferreira de Silva, un muchacho que ento chicolaugh nces tenía 14 años y era empleado de Darly. Para muchos Joao Branco fue el verdadero instigador de la muerte de Mendes y otros líderes sindicales, y el auténtico dirigente de un "escuadrón de la muerte" en la región. Branco declaró en el juicio, pero nunca fue juzgado, y tras varios meses regresó a Acre, aunque dimitió como presidente de la UDR.

*Empates

El 10 de marzo de 1976 los seringueiros organizaron el primer empate en Brasiléia, municipio próximo a Xapuri, en Acre. Entre 1976 y 1988 Chico Mendes y otros líderes como Wilson Pinheiro (asesinado en 1980) organizaron 45 empates (acciones no violentas para impedir la tala de un "seringal", área de selva explotada por los recolectores de caucho), con resultado de 400 detenidos, 40 torturados y varios muertos, pero lograron impedir la deforestación de 1.2 millones de hectáreas de selva. Estas acciones siempre chocaron con los intereses de los grandes latifundistas.

Pocos días antes de morir, Chico Mendes, quien tenía 44 años al ser asesinado, declaró: "Si descendiese un enviado de los cielos y me garantizase que mi muerte facilitaría nuestra lucha, hasta valdría la pena. Pero la experiencia me enseña lo contrario. Las manifestaciones o los entierros no salvarán la Amazonia. Quiero vivir".

Mendes era un recolector de caucho, un seringueiro, descendiente de los emigrantes nordestinos. Nació en 1944 en un seringal llamado Puerto Rico, en Acre. Comenzó a trabajar a los nueve años y hasta los 24 no aprendió a leer. Desde joven desarrolló una infatigable labor en defensa de los seringueiros.

Participó en la creación de la Central Unica de Trabajadores y del Partido de los Trabajadores. Fue el principal impulsor del Conselho Nacional dos Seringueiros. Su oposición a la deforestación que afectaba a Acre y su defensa de los pueblos de la floresta (indios, recolectores de caucho y habitantes de las riberas de los ríos) le dieron gran proyección internacional. En 1987 le fue concedido por Naciones Unidas el Global 500, y la Better World Society le otorgó un premio por su defensa del ambiente. Se transformó en sindicalista y luego en ecologista. Fue miembro del PT, aunque también colaboró con el Partido Verde de Brasil.

Las reservas de extracción consisten en el aprovechamiento de los productos de la selva de una manera sostenible por parte de una comunidad, con lo que se preserva el bosque, al contrario de lo que ocurre con la implantación de la ganadería extensiva y de escaso rendimiento. Son también una forma de reforma agraria adaptada a las condiciones del bosque tropical.

Doce años después, la pregunta es si la muerte de Chico valió la pena. Sí y no. Sí, porque su asesinato atrajo la atención internacional sobre la destrucción de la Amazonia y la violación de los derechos humanos, acabó con la impunidad absoluta y sobre todo posibilitó la creación de las llamadas reservas de extracción. No, porque aunque el gobierno y las ONG asumieron muchas de sus iniciativas, éstas perdieron mucho de su contenido social y ambiental; no, por la desmovilización del movimiento de los recolectores de caucho y otros movimientos amazónicos; y no, porque continúan la deforestación y la violación de los derechos humanos. Las reservas de extracción están en crisis, a causa de los bajos precios del caucho, incapaces de competir con los monocultivos y las importaciones, y otros productos alternativos, como la castaña de Pará, el açaí y algunas frutas.

En 1978 se habían deforestado 152 mil kilómetros cuadrados en la Amazonia brasileña (3.8% del total); en 1988, año de la muerte de Mendes, la cifra ya alcanzaba 377 mil (9,4%); y en 1999 la deforestación alcanzaba los 572 mil kilómetros cuadrados (14,3%), aunque en la práctica la cifra llega a 20%.

*Incendios

Los incendios que afectan a la Amazonia todos los años perjudican a la población indígena y a los colonos, y han causado grandes daños ambientales, con pérdida de biodiversidad, alteración del ciclo hidrológico, aumento de la erosión y la emisión de millones de toneladas de carbono, según el Grupo de Trabajo Amazónico (GTA), coordinadora que agrupa a numerosas ONG de la Amazonia.

En la Amazonia actúan 22 multinacionales madereras y miles de aserraderos. En los últimos 12 años, según el Ibama (Instituto Brasileño de Medio Ambiente), se han deforestado 195 mil 600 kilómetros cuadrados. La casi totalidad de los incendios son provocados por grandes terratenientes, que en algunos casos han pretendido así dejar de pagar los créditos recibidos, alegando daños.

Los incendios agravan la deforestación. Mientras en Roraima, Acre y Rondonia los incendios terminan la obra de ocupación, en el sur del estado de Pará siguen los asesinatos de campesinos pobres. Doce años después de la muerte de Chico sus propuestas de frenar la deforestación, defender los derechos humanos, realizar la reforma agraria, hacer un uso sostenible de la biodiversidad y mejorar la calidad de vida de los más de 15 millones de personas que habitan la Amazonia, son más necesarias que nunca.* (Fuente: World Watch España)