DOMINGO 7 DE ENERO DE 2001
Ahora sí la N se acabó
"Queremos -dijo el líder no gubernamental- que el cambio de gobierno no sólo sea un cambio de personas y de partido".
Y se siguió de largo: "De lo que se trata ahora es de salir de la lógica interpartidista y que la gente participe en el diseño de las políticas públicas en materia de educación, salud, vivienda, fomento, derechos humanos, seguridad pública y economía".
La propuesta del líder no gubernamental fue posterior a las elecciones en que resultara triunfador Vicente Fox (el líder dijo lo anterior el 25 de julio) y acaba de rendir frutos: Rogelio Gómez Hermosillo -ex directivo de la Fundación Vamos y secretario ejecutivo de la ONG Alianza Cívica apenas ayer- fue nombrado esta semana director del Instituto Nacional de Solidaridad, Insol (sí, es una herencia del salinismo).
Tal puesto fue ocupado primero por el ex senador Marco Antonio Bernal, a la postre negociador de la paz en Chiapas, y también por un personaje cercano a José Córdoba Montoya.
Desde ese cargo, el ex dirigente oenegenero podrá encontrar sus coincidencias con la autora del clásico Dios mío, hazme viuda -Josefina Vázquez, que será su jefa-, y también hacer realidad sus tesis: el cambio de gobierno no será sólo un cambio de personas y la lógica interpartidista será asunto del pasado.
Y, claro, Vicente Fox cumplirá su oferta de campaña hecha justamente frente al pleno de Poder Ciudadano, en marzo de 2000: "Es la sociedad civil la que debe tomar las riendas del destino de esta nación, por lo que su inclusión dentro de la política y la toma de decisiones en el gobierno será una constante".
De que cumplió, cumplió.
Ya que el antiguo inspirador y jefe de Gómez Hermosillo no pudo alcanzar, como quería, el puesto de responsable de la seguridad nacional. El sí tendrá un cargo. El poder ciudadano sí pudo.
El voto útil, ya se ve, no fue tan inútil. Al menos para algunos.
ƑLos que queden sabrán mantener la "N"?
El poder de la sangre
"šEste güey se invitó solo!", soltó la noble mujer que se dedica a atender niños de la calle. Y el Presidente de la República no replicó nada.
Una buena fuente pasó al costo que la señora Lucía Ruano no es ninguna tepiteña ruda que le hable fuerte al primer mandatario nomás porque sí. Ella conoce a Vicente Fox hace muchos años, entre otras cosas porque las hermanas del hoy titular del Ejecutivo trabajaron con ella en proyectos altruistas.
Nada, ni los tamales ni la rosca de Reyes, es gratuito.
Que se va, dice. En dos o tres años. Y ya anticipa que él definirá quién será su sucesor al frente de la otrora poderosa Confederación de Trabajadores de México (CTM).
Leonardo La Güera Rodríguez Alcaine tendrá, mientras tanto, difíciles tareas: ponerse al servicio del nuevo régimen y hacer lo necesario -como no patalear, por ejemplo- para que sin ningún problema los empresarios y el gobierno fijen aumentos salariales menores al 7%.
El eterno dirigente del Sindicato Unico de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana, como se sabe, se reeligió hace poco, en medio de sonoras impugnaciones de sus agremiados. El gobierno de Vicente Fox las vio pasar y no dijo ni pío. Igual sucedió en los casos de las elecciones seccionales del sindicato petrolero, de la reelección de Víctor Flores como líder ferrocarrilero y de la imposición de un hombre de paja en el sindicato de maestros.
A fin de cuentas, se comenta en los pasillos de la mismísima CTM, al nuevo gobierno le conviene tener líderes con colas largas y escaso arrastre pues son, por lo mismo, manejables, a la hora de negociar las reformas en el ámbito laboral o las privatizaciones por venir.
Dirigentes con representatividad y con trayectorias limpias resultarían un estorbo para los planes del equipo que encabeza Carlos Abascal Carranza, el secretario del Trabajo que encomienda a sus colaboradores a la Virgen de Guadalupe.
Ni siquiera los dirigentes cetemistas que convencieron a Fidel Velázquez de negociar con Abascal -cuando éste era presidente del sindicato patronal- la llamada nueva cultura laboral han sido llamados por el nuevo titular del Trabajo.
Finalmente, Carlos Abascal confía mucho más en sus instintos y en los arreglos en corto que en los acuerdos abiertos y las organizaciones sindicales.
Y va a ganar. Con bendiciones de por medio. Aunque hace unos años, cuando el ahora gobernador de Sinaloa, Juan S. Millán, le propuso a Fidel Velázquez que aceptara la primera visita de Abascal a sus oficinas la respuesta del viejo líder fuera: "Usted, compañero, quiere traer aquí al diablo". Ahora, dicen los cetemistas contrarios a La Güera, el diablo marcará el son que los sindicatos habrán de bailar.