Ť Duros ataques a futuros titulares de las secretarías de Defensa, Trabajo y Estado
Enfrenta Bush cuestionamientos a su gabinete
Ť El presidente electo de EU reitera su confianza en que el Senado ratificará sus nombramientos
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington, 8 de enero. El presidente electo de Estados Unidos, George W. Bush, fue objeto este fin de semana de la tradicional bienvenida al mundo de Washington: saboreó su primera prueba de las tácticas de la alta política, al sufrir los primeros ataques serios contra los nombramientos de su gabinete filtrados a los medios como parte de los esfuerzos de negociación sobre diversos asuntos entre los poderosos de esta capital.
Así trascendió que el designado como secretario de Defensa fue acusado de ser racista, la designada como secretaria de Trabajo fue acusada de contratar a una indocumentada; que el próximo secretario de Estado aceptó un pago de honorarios con fondos de un funcionario libanés con vínculos con el gobierno de Siria, y que el ultraderechista elegido por Bush como su próximo procurador general fue atacado nuevamente por sus vínculos con grupos racistas de ultra derecha.
Estas acusaciones formarán parte de las preguntas en las audiencias de confirmación de los nombramientos de gabinete de ante el Senado (que tiene que ratificarlos), pero las filtraciones y revelaciones en los principales medios antes de que el proceso formal se realice, forman parte de la estrategia de colocar al presidente y sus designados a la defensiva.
Esta estrategia se ha utilizado durante décadas, y su propósito es condicionar el debate contra el nuevo gobierno, que en el pasado ha obligado a que algunos de los designados se retiraran antes de someterse al proceso frente al Senado.
Reunido con asesores militares en Texas, Bush insistió hoy en que mantiene su confianza en todos sus nombramientos y en particular defendió a quien designó como su secretaria de Trabajo. "Tengo confianza en Linda Chávez", reiteró.
Pero sindicatos y organizaciones de minorías se oponen a Chávez, y el AFL-CIO ya declaró que hará todo lo posible para derrotarla. Esta semana las fuerzas contra Chávez fueron alimentadas cuando una de sus voceras reconoció que una inmigrante indocumentada de Guatemala había vivido en el hogar de Chávez durante casi dos años a principios de los noventa. En entrevista con The Washington Post, Chávez también admitió que había ofrecido algo de dinero a la mujer, Marta Mercado, y que la guatemalteca había hecho algunas tareas en su casa, pero negó que fuera su empleada.
Opositores de Chávez señalaron que los dos primeros designados por Clinton como procurador general en 1993 fueron derrotados en su intento en ocupar el puesto al revelarse que habían empleado a indocumentados en sus hogares.
Al parecer, la propia Chávez, al mismo tiempo que Mercado vivía en su casa, atacó primero a Zoe Baird, designada por Clinton para procuradora general, y dijo que no debería ser confirmada por haber contratado a una indocumentada. Chávez declaró en 1993: "creo que la mayoría del pueblo estadunidense estaba enfadado durante el nombramiento de Zoe Baird porque había contratado a un extranjera sin documentos".
Algunos opositores de Chávez, entre ellos senadores, sugirieron hoy que ahora existe una posibilidad real de que esta mujer resulte derrotada por estas acusaciones.
Es mucho menos probable que al designado como secretario de Estado ?el ampliamente respetado entre la cúpula política, Colin Powell? le sea negada su confirmación por versiones de que ganó 200 mil dólares solo cuatro días antes de la elección, provenientes de fondos de un empresario libanés prosirio.
Pero la controversia sobre el pago, noticia que apareció en la primera plana del Jerusalem Post el domingo pasado, parece formar parte de una campaña de promotores de Israel ?temerosos de que el ex general y su gobierno puedan ser menos favorables al gobierno israelí que la saliente administración Clinton?, para colocar a Powell a la defensiva. Los promotores de Israel temen que por sus vínculos empresariales con intereses petroleros, Bush pueda ser más afable en las relaciones con el mundo árabe.
Los ataques contra el designado secretario de Estado están basados en grabaciones de conversaciones que Donald Rumsfeld sostuvo con el presidente Richard Nixon en 1971. A Rumsfeld, en ese entonces asistente en la Casa Blanca, se le escucha decir "sí" y "así es" al responder a comentarios racistas de Nixon contra afroamericanos. El Chicago Tribune dio a conocer estos comentarios, y citó a Nixon declarando de los negros estadunidenses: "la mayoría de ellos apenas han bajado de los árboles". Nixon elabora sobre el comentario y Rumsfeld responde con un "así es".
Un vocero de Bush dijo este domingo que esos comentarios fueron tomados fuera de contexto y que fueron hechos hace muchos años, pero indudablemente servirán como munición a los miembros del caucus negro del Congreso, entre otros legisladores, para sostener que Bush no es suficientemente sensible al tema del racismo en este país.
Las criticas más severas hasta el momento han sido dirigidas al ex senador John Ashcroft, nombrado como el próximo procurador general. Ashcroft, un republicano ultraconservador que no bebe, no fuma, ni baila por convicción religiosa, tiene un largo historial de relaciones con organizaciones de ultra derecha y ha elogiado una revista que alabó al Ku Klux Klan, y que sugiere que los dueños de esclavos estaban promoviendo buenos "valores" entre sus esclavos.
Pero, irónicamente, Ashcroft tiene buenas perspectivas de lograr su confirmación sólo por ser ex miembro de la Cámara alta y aun los demócratas son renuentes a votar en contra de un ex colega.
Si ganan o pierden algunos de estos nombramientos, estas batallas sólo representan el inicio de la pugna en esta capital, mientras Bush se prepara para ocupar la Casa Blanca en 20 de enero. Son un tipo de bienvenida y todos los políticos lo entienden así, a pesar de que todos, desde Bush a los demócratas, sólo hablan de su voluntad de promover la cooperación "bipartidista" .