JUEVES Ť 11 Ť ENERO Ť 2001

Ť Cuando se cumplan las demandas dialogaremos, no antes, expresan al comisionado

Cuxuljá, marco para el primer encuentro entre Luis H. Alvarez y bases de apoyo del EZLN

Ť No nos alzamos en armas contra el PRI, sino contra el sistema que nos olvida, le dicen

Ť El panista pide a los indígenas el inicio de la comunicación con la dirigencia zapatista


ANDREA BECERRIL
ENVIADA

Cuxulja, Chis., 10 de enero. Lo que parecía un acto meramente formal para dar fe del retiro -previamente anunciado- del campamento militar en esta comunidad del municipio de Ocosingo, se convirtió en el primer encuentro entre el comisionado para la paz, Luis H. Alvarez, y bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), las que reiteraron al representante del gobierno foxista que sólo cuando se cumpla todo lo que pidieron se sentarán a dialogar. ''Antes no''.

''Nosotros, como zapatistas, no nos alzamos en armas contra el PRI, sino que nos alzamos contra el sistema que nos olvida y nos humilla'', advirtieron los manifestantes e insistieron en que falta el retiro de soldados de Guadalupe Tepeyac, La Garrucha y otros puntos del área de influencia zapatista.

Y Alvarez, por su parte, ''aprovechó'' -según sus propias palabras- la presencia de más de una centena de indígenas zapatistas que acudieron a manifestarse pacíficamente a la entrada del campamento desmantelado, para demandar a los rebeldes el inicio de la comunicación con la dirigencia del EZLN.

''No estoy hablando de un diálogo formal'', pero sí de establecer un contacto entre el comisionado para la paz y el EZLN, ''para aclarar cualquier duda que pudiera existir, a fin de ampliar la información que se requiera, para demostrar en los hechos cuáles son las intenciones de los nuevos gobiernos, tanto nacional como estatal'', agregó Alvarez, que daba así respuesta a un comunicado que uno de los indígenas leyó.

De manera sorpresiva, la columna de indígenas encapuchados recibió a Alvarez, los 14 embajadores que lo acompañaron, el presidente en turno de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), Felipe de Jesús Vicencio Alvarez; dos integrantes más de esa comisión; el secretario de Gobierno de Chiapas, Emilio Zebadúa; otros funcionarios estatales, y al comandante de la séptima Región Militar, general Abraham Campos, con consignas en contra de la fuerte presencia del Ejército que aún persiste en el área de influencia zapatista.

Estamos contentos, pero no mucho...

El comisionado no rehuyó el encuentro, fue en su busca y escuchó entonces a uno de los indígenas -de ropa multicolor y rostro cubierto por pasamontañas- leer el comunicado de las bases de apoyo del EZLN, en el que señalan que ven positivo el retiro de soldados de Cuxuljá, pero faltan aún muchos otros puntos por desmilitarizar e incluso piden a los embajadores que no se queden sólo con la versión oficial, porque así como fueron llevados a hasta esa comunidad de los Altos de Chiapas, ellos pueden mostrarles 200 sitios más en que aún hay miembros del Ejército Mexicano.

''Queremos decir nuestra palabra como zapatistas que somos. Queremos decir que estamos contentos y que no estamos contentos con la salida de estos soldados de Cuxuljá''. Explicaron luego que no están contentos porque faltan otros retiros de militares, como el de Roberto Barrios, La Garrucha y el cuartel de Río Euseba, ''donde los soldados molestan a los indígenas de los pueblos cercanos''.

Falta también, insistieron, ''el retiro de los soldados de Guadalupe Tepeyac, para que así puedan regresar a sus casas nuestros hermanos y hermanas indígenas tojolabales, que ya tienen seis años viviendo en las montañas''.

Falta también ''que salgan todos los presos zapatistas de todas las cárceles de México. Hay todavía más de cien presos zapatistas, sin más delitos que el luchar por los derechos indígenas. Y lo más importante, que se reconozcan nuestros derechos que como indígenas tenemos''.

Flanqueado por Zebadúa, Vicencio, Rutilio Escandón y Fernando Pérez Noriega, así como por César Chávez -el asesor de Pablo Salazar Mendiguchía que se incorporará a la Cocopa como representante del gobierno de Chiapas-, Alvarez siguió atento el mensaje zapatista y sus advertencias directas a Fox, mientras las columnas de soldados seguían desalojando esa plaza que ocuparon desde 1995.

Recalcaron que su movimiento no fue contra el PRI, sino contra el sistema. ''Por eso decimos que nuestra guerra es una guerra contra el olvido y sólo se va a acabar cuando todos reconozcan a los indígenas y nunca más México se olvide de los indígenas. Por eso decimos que estamos contentos y no estamos contentos con lo que pasó hoy''.

La misma voz del EZLN hizo notar a los diplomáticos, testigos de la salida de soldados de Cuxuljá, que los zapatistas los podían llevar a ''otros 200 lugares donde el Ejército está metido. Allí podrán ver que destruyen los bosques, que meten prostitutas a los pueblos, meten trago y persiguen a los indígenas''.

Por eso, ''queremos invitarlos a los observadores para que no se lleven una partecita, sino que se lleven toda la militarización, que se lleven también nuestro mensaje de que vamos a seguir luchando por todos los indígenas''.

Luego, la última advertencia zapatista al representante de Fox: ''Cuando se cumpla todo lo que pedimos, entonces vamos a estar contentos, entonces si nos vamos a sentar a dialogar, pero antes no''.

De inmediato, el comisionado Alvarez pidió una copia del comunicado a las bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, y el indígena que leyó el documento le respondió en tono respetuoso y hasta cálido: ''Es mi voluntad dártelo, pero no hay más copias, ya entregué todas, vine muy temprano''.

El representante del gobierno federal se dirigió entonces a los manifestantes y les pidió establecer un contacto, aunque sea informal. ''Yo me permito transmitirles a ustedes mi total disposición para participar en un intercambio de opiniones que conduzca al esclarecimiento de cualquier duda que pudiera existir. Yo les suplico tomar nota de ello y a partir de este momento yo estoy dispuesto a participar en cualquier intercambio de información que se requiera''.

Alvarez se despidió y se encaminó a unos pasos del lugar donde estaban los zapatistas, para iniciar el acto formal con el que se selló la salida de soldados de Cuxuljá. ''Sabemos que los primeros pasos de un nuevo gobierno democrático no son suficientes, que los pueblos indígenas reclaman muestras palpables de la voluntad gubernamental de incorporarlos, con pleno respeto, justicia y dignidad al proceso de desarrollo de México''.

Presenciado por los cerca de cien reporteros nacionales y extranjeros, los diplomáticos, los miembros de la Cocopa y del gobierno estatal, el acto tuvo como marco las consignas contra la presencia castrense coreadas por la columna zapatista. Las voces rebeldes subieron de tono cuando hizo uso de la palabra el general Abraham Campos, comandante de la séptima Región Militar, con un discurso que resume el sentir del Ejército.

La base de Cuxuljá, dijo, se estableció en 1995, junto con los campamentos de Amador Hernández y Jolnachoj; los 153 puestos de control ''que se colocaron en los caminos del área de influencia del EZLN, ''han sido desactivados'' por orden de Fox, ''a fin de que el conflicto pueda resolverse''.

Gran parte de su discurso lo empleó para restar relevancia al grupo armado. Enumeró las actividades que el Ejército lleva a cabo en Chiapas, desde cuidar la frontera con Guatemala, para vigilar que no haya tráfico de drogas ni de indocumentados, resguardar reservas naturales de la entidad, hasta evitar incendios. '''Como verán, el problema del EZLN es uno más por lo que nos encontramos aquí'', concluyó.

Aunque era difícil que lo oyeran, los zapatistas -que desde por lo menos tres horas antes se manifestaron a la entrada del campamento- intensificaron sus consignas y al paso de los últimos de un total de 200 soldados que dejaron esa base castrense gritaron ''fuera, fuera'', y parecía que con movimientos de manos los indígenas apresuraban la salida definitiva de las tropas que, por más de cinco años, ocuparon un predio de 2.5 hectáreas ''y hostigaron a los zapatistas'' del municipio autónomo Che Guevara.