JUEVES Ť 11 Ť ENERO Ť 2001

Jean Meyer

Rus

Rus es el nombre medieval, arcaico y solemne de Rusia, de la nova y perenne Rusia que está realizando bajo nuestros ojos sorprendidos, y a veces escandalizados, la difícil síntesis de su pasado y de su presente, en la esperanza de lograr un porvenir mejor. Por fin. Símbolos de ese movimiento, dos acontecimientos recientes, el primero ideológico, el segundo económico y cultural. El primero es el interesante cambalache que acaban de hacer el presidente Putin y el Partido Comunista a propósito de los símbolos patrios. Tenemos que recordar lo mucho que nos importan nuestra bandera tricolor, nuestra águila y nuestro himno nacional para ponderar la importancia del acontecimiento. Cuando cayó la Unión Soviética, la segunda república rusa se quedó de repente sin himno nacional; para evitar problemas ideológicos el presidente Yeltsin adoptó una pieza de Mijail Glinka, un gran compositor del siglo XIX, sin texto. Cuando Putin vio, en las últimas Olimpiadas, que los deportistas rusos, a diferencia de todos los demás, no podían cantar nada, decidió que la situación era insoportable. A principios de diciembre de 2000, el presidente encontró una solución salomónica que fue ratificada por el principal recalcitrante, el Partido Comunista. ƑCuál?

"Ustedes aceptan la vieja bandera tricolor tricentenaria de Rusia (y de los zares) y a cambio la bandera roja (sin hoz ni martillo) será el estandarte de nuestros ejércitos.

"De acuerdo. Ustedes aceptarán el águila bicéfala de los emperadores de Bizancio (y de los zares) y a cambio el himno patriótico será el himno soviético (con nuevas palabras)".

El 8 de diciembre la Duma aprobó la propuesta por 381 votos a favor y 51 en contra. Lo que da la medida de la fuerza política actual del presidente Putin. Los únicos opositores han sido los demócratas del partido Yabloko y el ex presidente Yeltsin. Vale la pena recordar que el himno soviético, ejecutado por primera vez en 1944, está ligado a las victorias gloriosas contra el ejército nazi y, desde el primer día, cargado de nacionalismo. Además, y eso era en sí un mensaje importante, desplazaba a la Internacional, la cual había sido el himno oficial de 1917 a 1944.

ƑVictoria comunista, resurrección de los fantasmas del pasado? De ninguna manera. Hay que comparar eso con la decisión de la monarquía francesa, después de la caída de la Revolución y del imperio napoleónico (en una comparación tan falsa como estimulante, diría yo, después de la muerte de Lenin-Robespierre y Stalin) de repatriar desde la lejana isla de Santa Elena las cenizas de Napoleón para organizarle funerales nacionales, y la de adoptar la bandera tricolor, en lugar del viejo y no menos glorioso estandarte de los reyes de Francia. En la sociedad, en el gobierno, en la conciencia (o inconsciencia) colectiva de la Francia de la época se dio la síntesis que escandaliza cierta memoria exacerbada y que se está dando hoy en Rusia.

El segundo símbolo, más trivial por más concreto, es el hecho que la trasnacional francesa Danone haya comprado la famosísima marca de galletas Bolchevique, la cual, hay que saberlo, había sido fundada en 1855, claro que bajo otro nombre, por un... francés. Nacionalizada en 1918 por los bolcheviques, realiza hoy en día la misma síntesis, más inocente, más sabrosa, entre pasado y presente. El director franco-ruso Ioffe consiguió que Danone respetara el clásico Jubileo, tan ligado a la nostalgia del pasado soviético como el himno ahora nacional.