SABADO Ť 13 Ť ENERO Ť 2001
''Mucho ruido de paz para que el sonido de la guerra no se escuche''
Comunicado del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
12 de enero de 2001
Al pueblo de México:
A los pueblos y gobiernos del mundo:
Hermanos y hermanas:
El día de hoy, 12 de enero de 2001, los zapatistas nos estamos manifestando en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Tzotziles, tzeltales, choles, tojolobales, zoques, mames y mestizos, todos zapatistas, hemos bajado de distintas partes de las montañas del sureste mexicano para llegar a esta ciudad y decir nuestra palabra.
Desde hace siete años hemos venido luchando abiertamente por el respeto a los pueblos indios de México.
Desde hace siete años hemos exigido que los gobernantes reconozcan los derechos y la cultura que han dado historia y honor a nuestra patria, que es México.
Desde hace siete años hemos sido cercados, perseguidos, calumniados, encarcelados, torturados, asesinados.
Con balas o con mentiras o con las dos cosas nos han querido acabar y dejar callados.
Y nosotros, desde hace siete años, hemos insistido en el camino de diálogo con todos para llegar a la paz.
Ahora que empieza un nuevo siglo y un nuevo milenio, estamos insistiendo en el camino del diálogo para terminar la guerra.
Durante los siete años que pasaron, los que fueron gobierno usaron el diálogo para esconder la guerra que nos hacían.
Mintieron.
Hoy no queremos mentiras.
No queremos engaños.
Queremos que el diálogo sea verdadero para que así la paz sea también verdadera.
Hoy sabemos que hay un nuevo gobierno.
Pero nuestra desconfianza no es nueva.
Viene de mucho tiempo atrás.
De muchos años.
De siglos enteros.
Pero no nos vamos a encerrar en ella para siempre.
Por eso hemos señalado cuál es la llave para abrir la puerta de nuestra desconfianza.
Esa llave está formada por la liberación de todos los presos zapatistas, la salida del ejército de siete posiciones y el reconocimiento constitucional de los derechos y la cultura indígenas.
Hoy tenemos ya a 17 zapatistas liberados de las cárceles de Chiapas.
Pero faltan más de 80 que están presos en Chiapas, Tabasco y Querétaro.
Hoy el Ejército Mexicano ha salido de tres posiciones.
Pero faltan otras cuatro.
Hoy el reconocimiento constitucional de los derechos y la cultura indígenas sigue pendiente.
Hay avances, sí.
Pero parece como que esos pequeños avances se quieren presentar con engaños.
Como si ya todo estuviera listo.
Como si el diálogo y la paz estuvieran aquí nomás, muy cerca.
Como si la desconfianza que cultivaron las declaraciones gubernamentales se quisiera resolver con unas pocas acciones y muchas declaraciones más.
La sociedad civil, nacional e internacional, quieren que en Chiapas haya dialogo y se llegue a la paz.
El gobierno de México tiene que responder a eso.
ƑO sólo quiere que la radio, la televisión y los periódicos digan que el gobierno quiere la paz y los zapatistas no la quieren?
Si el gobierno verdaderamente quiere la paz, sólo tiene que darnos tres señales.
Todos pueden decir que son pequeñas.
Que el gobierno no pierde nada.
Que los zapatistas sí tienen palabra y que no pedirán más para sentarse a dialogar.
Pero si el gobierno sólo quiere que los medios de comunicación digan y griten que él sí quiere la paz y nosotros no porque somos intransigentes, porque queremos todo o nada y otras tonterías, pues entonces tal vez el gobierno consiga llenar de ruido a la gente.
El gobierno tiene el dinero y el poder para que haya mucho ruido de paz y el sonido de la guerra no se escuche.
Pero así no habrá diálogo ni la paz llegará.
Durante semanas, meses, tal vez años, las voces del gobierno se oirán muy fuerte.
Pero no habrá solución pacífica.
Al final el gobierno sólo tendrá que gastó muchos dineros en hacerle creer a al gente que quería la paz.
Pero no tendrá la paz.
Y se va a ver que, al final, la gente va a decir que lo que quería era la paz.
Y no una campaña publicitaria.
Hermanos y hermanas:
Hoy queremos hacer un recordatorio especial.
Hace siete años que tuvo lugar el otro alzamiento.
El alzamiento de cientos de miles de mexicanos de todos los colores, de todos los tamaños, de todos los sexos, de toda las clases sociales y de todo el país.
Junto con ellos se alzaron también personas buenas de otros países que están lejos en distancia pero muy cerca en dignidad.
Ese otro alzamiento, el de la sociedad civil, fue y es una gran lección para nosotros, los zapatistas, y para la historia de este país.
Fueron y son muchos.
Obreros y campesinos.
Indígenas del norte y del sur, del oriente y del occidente.
Estudiantes y maestros.
Amas de casa y colonos.
Religiosos y religiosas.
Intelectuales y artistas.
Empleados y choferes.
Pequeños comerciantes y propietarios.
Locatarios de mercado y personas de clase acomodada.
Homosexuales y lesbianas.
Doctores y enfermeras.
Pescadores y comerciantes ambulantes.
Empresarios y desempleados.
Todos los rostros y nombres que tiene el pueblo.
Todos dejaron a un lado el silencio e hicieron oír su voz.
Hablaron con voz fuerte y clara.
Su palabra traía mensaje de justicia, de respeto, de libertad, de democracia.
Todo esos nombres nombraban la paz que todos queremos y necesitamos y merecemos.
No fue el gobierno el que empezó a hablar de paz.
Tampoco fuimos nosotros los zapatistas los primeros.
Fueron todos esos hombres, mujeres, niños y ancianos que, en México y en el mundo, comenzaron a exigir que la guerra se detuviera y que fueran las palabras razonadas las que llevaran el camino.
Desde hace siete años que nosotros, los zapatistas, escuchamos esa voz y la escuchamos bien.
Detuvimos nuestras armas y empezamos a levantar un puente con palabras.
No eran ni son palabras nuevas.
Son las mismas palabras que se vienen repitiendo desde que el hombre es hombre sobre la tierra.
Son las mismas palabras que se dicen en cualquier rincón de los cinco continentes.
Son las mismas palabras que todo hombre y mujer honestos dicen.
Esas palabras son democracia, libertad y justicia.
Y queremos reconocer a todos y todas los que no se conforman con decir estas palabras.
A quienes las viven y mueren todos los días desde que la humanidad empezó a caminar el mundo.
Hermanos y hermanas:
Por habernos dado la oportunidad de decir y vivir estas palabras.
Por habernos escuchado.
Por haber abierto el camino del diálogo y haber cerrado la puerta de la guerra.
Por habernos acompañado.
Por todo eso y más, hoy saludamos a la sociedad civil nacional e internacional.
Hoy saludamos a quienes han sido los mejores maestros y maestras de nosotros, los zapatistas.
A los hombres, mujeres, niños y ancianos que en México y en todas partes del mundo repiten, una y otra vez, para que nadie las olvide, para que todos las levanten, las palabras de democracia, libertad y justicia.
Y queremos saludar especialmente a los que hoy, como hace siete años, se están movilizando en México y en otras partes del mundo.
šSalud, hermanos y hermanas! šViva la sociedad civil! šVivan los pueblos indios! šDemocracia! šLibertad! šJusticia!
Desde las montañas del sureste mexicano.
Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Subcomandante insurgente Marcos