YUCATAN: UN BARRIL DE POLVORA
Presa
de un cacique formado en la doctrina de la ilegalidad, Yucatán se
ha convertido en un verdadero polvorín. Los hechos violentos planeados
ayer por el gobernador Víctor Cervera y operados por la mayoría
priísta del Congreso local --con el apoyo de grupos de golpeadores,
que impidieron con lujo de violencia el acceso de los consejeros designados
por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF)
a la sede del Instituto Electoral del Estado-- ponen en relieve que la
democracia mexicana es, en realidad, defectuosa.
La primera razón por la cual no se puede hablar
de una democracia plena es porque en México no existe un estado
de derecho. Hay un vacío legal. Los momentos de ingobernabilidad
suscitados recientemente en Tabasco, y ahora en Yucatán, ilustran
claramente la incapacidad normativa del Estado para hacer cumplir y respetar
la ley.
El desacato a la sentencia del TEPJF no es sólo
una provocación al gobierno federal, sino representa las inercias
de una cultura política que no tolera la legalidad cuando ésta
pone en riesgo su permanencia en el poder.
Los avances en materia electoral, producto de una intensa
y larga lucha por parte de las fuerzas democráticas que lograron
dar las garantías de una elección libre, permitieron, en
gran medida, el triunfo de un candidato de oposición. Pero el cambio
de gobierno por la vía democrática no cierra por sí
mismo la página del autoritarismo priísta. Por el contrario,
los avances democráticos y los pasos para consolidar un estado de
derecho se están confrontando con las elites de un partido que se
obstinará en mantener el poder que aún le resta, y que lo
hará de la única manera que sabe hacerlo, la misma que lo
mantuvo por más de siete décadas en la Presidencia y por
seis en el total de gobiernos estatales.
Mientras no se consume la reforma del Estado, sucesos
tan lamentables como los de ayer en Yucatán seguirán manchando
el proceso de transición del país. Es hora de que el gobierno
de Fox y los partidos políticos retomen el tema y hagan de él
una prioridad. Sólo así se podrá pensar en una democracia
participativa, sustentada en un estado de derecho, capaz de hacer respetar
la ley sobre cualquier tipo de intereses.
Mientras tanto, Yucatán cuenta con dos consejos
electorales, uno reconocido por el Congreso estatal y otro por el TEPJF.
La mecha está prendida de cara a las elecciones programadas para
el 27 de mayo.
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