JUEVES Ť 18 Ť ENERO Ť 2001
Ť Poco significativos, los efectos negativos en la salud de la población, señala
Se aplicará el horario de verano durante 5 meses, anuncia Martens
Ť Dice que no es imposición, y pide al Gobierno del DF analizar "la bondad" de la propuesta
Ť Entrará en vigencia el primer domingo de mayo y terminará el último de septiembre
PATRICIA MUÑOZ RIOS
El horario de verano se reducirá de siete a cinco meses, empezará el primer domingo de mayo y terminará el último domingo de septiembre, anunció ayer el titular de la Secretaría de Energía (SE), Ernesto Martens, y aseguró que "son poco significativos" los efectos negativos de este cambio en la salud de la población, en la seguridad y en el rendimiento escolar, según un análisis que se mandó realizar a expertos de la UNAM.
En conferencia de prensa en la que se justificó que este horario no es una "imposición" ni un "capricho" gubernamental, Martens hizo un llamado al jefe de Gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador, para que "analice con su grupo de gobierno la bondad de esta propuesta".
De la consulta que plantea López Obrador, dijo que con la reducción de siete a cinco meses del horario de verano se está dando respuesta a los reclamos y la inconformidad que la población le manifestó al presidente Vicente Fox en su campaña política.
Recordó que las acciones unilaterales emprendidas por algunos gobiernos para no aplicar este cambio de hora no han tenido éxito, y expuso que el impacto del horario "se ha analizado profundamente, y para confirmar estos estudios, tanto nacionales como internacionales, se solicitó a la Universidad Nacional Autónoma de México que lo analizara mediante el Estudio sobre el impacto de horario de verano en la sociedad mexicana, realizado por 18 grupos interdisciplinarios coordinados por la UNAM, con la participación de 121 investigadores, tanto de esta casa de estudios como de 34 instituciones educativas de diversos estados del país".
La investigación, agregó Martens, señala que los impactos considerados negativos en la salud, así como en seguridad y rendimiento escolar, son poco significativos. En cambio, el estudio documenta ampliamente las innegables ventajas y beneficios, como la mejoría en la calidad de vida de la población.
En su oportunidad, el director general de la Comisión Federal de Electricidad, Alfredo Elías Ayub, dijo que si no hubiera horario de verano se tendrían que invertir aproximadamente 600 millones de dólares en infraestructura eléctrica para establecer plantas de generación, subestaciones, líneas de transmisión y distribución, suficientes para enfrentar la demanda adicional de energía.
Explicó que se calcula que el cambio de horario genera un ahorro de cuando menos 900 megawatts -en el momento de mayor demanda de energía eléctrica, que se denomina hora pico, las 19 horas-, cuando todas las fábricas, negocios, oficinas y viviendas del país tienen la luz prendida-, y dijo que el ahorro de energía por individuo es muy pequeño, pero medido por país, es enorme.
Opinó que el horario de verano debería seguir establecido para siete meses, pues en realidad el país está operando con márgenes de reserva de energía eléctrica muy estrechos hasta mediados del 2001, cuando entrarán en operación plantas importantes como las de Rosarito y Hermosillo. Anotó que el único efecto negativo realmente importante de la aplicación de este cambio "es el descontento de la sociedad por mandar a sus hijos a la escuela sin luz".
En cuanto a la controversia acerca de que si el gobierno federal o los estatales tienen atribuciones para establecer un cambio de horario, el subsecretario de Planeación Estratégica de la SE, Nicéforo Guerrero, explicó que hay una "laguna constitucional" en donde no se otorgan facultades al Congreso de la Unión, al Poder Ejecutivo ni a ningún poder de manera expresa para determinar precisamente o legislar en materia de husos horarios. Sin embargo, como son medidas de carácter nacional que no corresponden a facultades de orden local, esto "desde el general Alvaro Obregón, el primer Ejecutivo que en cumplimiento de los compromisos internacionales fijó horarios estacionales" y desde esa fecha han estado determinados por este poder.
Nicéforo Guerrero señaló que este cambio de horario no es ninguna medida autoritaria, pues ya hubo una consulta en 1995, la cual se ha dado año con año y se han tomado en cuenta las propuestas que han hecho varios gobiernos. Tampoco se trata de un capricho de gobierno, sino de algo que se da en función de la ubicación geográfica en que se encuentra el país.
Señaló que si algunos gobiernos estatales determinan no cumplirlo, simplemente se crearía una gran confusión, sobre todo en las relaciones de carácter aéreo internacional, y en algunos aspectos financieros, y lamentó: "creo que habría un gran desorden" si no se aplica este horario de verano, sobre todo, por ejemplo, en la ciudad de México, cuya Bolsa de Valores tiene una hora de apertura conforme a las internacionales y se podría crear un problema importante.