viernes Ť 19 Ť enero Ť 2001
Horacio Labastida
Las Casas, Saramago y Chiapas
Se trata de dos noticias sorprendentes por lo que expresan al referirse a graves problemas del México actual. Invitar al EZLN a desarmarse como mera sugerencia frente a las condiciones que los zapatistas plantearon para reanudar los diálogos iniciados con el gobierno en San Andrés Larráinzar, parece una proposición imposible, puesto que ningún grupo armado en el mundo dejaría sus fusiles, aun simbólicos como los del EZLN, sin haber sido vencido por el enemigo en los campos de batalla o sin concertar previamente la paz con base en la satisfacción de los requerimientos demandados; y la sorpresa se agudizó al difundirse una increíble declaración del Ejecutivo, a saber: por lo pronto no se retirarán más tropas de los pueblos señalados por los ahora pacíficos rebeldes, porque una medida así, aunque modificada luego, no dejó de negar anteriores declaraciones oficiales y tuvo el sabor de un taponamiento amenazante de los procesos de distensión que vienen aplicando los indígenas zapatistas y la Presidencia de la República. Y tan inesperadas informaciones trajeron de inmediato a la memoria dos acontecimientos extraordinarios, uno añoso porque ocurrió en el siglo XVI, y el otro muy reciente, pues no tiene ni seis años de haber nacido en la sabia cuna literaria de nuestro tiempo. El primer acontecimiento tomó el cuerpo de un informe dirigido al príncipe de Asturias --sería después el emperador Felipe II--, en ausencia de Carlos V, heredero de la corona española por vía de Juana La Loca, informe que hoy conocemos gracias al libro editado en Sevilla hacia 1552, con el título de Breve relación de la destrucción de las Indias Occidentales, escrito por fray Bartolomé de las Casas, obispo de Chiapas, cuyo argumento habla por igual de "las matanzas y estragos de gentes inocentes, y despoblaciones de pueblos, provincias y reinos que en ella se han perpetrado y todas las otras no de menor espanto", que de la conducta de quienes a pesar de tanta crueldad y codicia denunciada por el modesto monje de la Orden de Predicadores, "importunaban al Rey por licencia y autoridad para tornarlas a cometer", decidiendo por esto De las Casas difundirlo en el libro citado con anterioridad.
Y las consecuencias más tristes de haber hablado con la verdad se dejaron sentir en la propia España, acusando al valiente sacerdote dominico de causar y fomentar una leyenda negra contra su propia patria, calumniada a juicio de esos detractores, por haber difundido entre los pueblos la esclavitud, explotación y crímenes abominables de que fueron víctimas los indios en manos del amo invasor. Afortunadamente, el tiempo y la historia dieron la razón a Bartolomé de las Casas, y por tal motivo el insigne fraile Servando Teresa de Mier escribió en el prólogo que ahora acompaña la Breve relación..., las oraciones que deberían gravarse al pie de la estatua que los americanos esculpan en honor del ilustre hijo de Francisco de las Casas, padre de Bartolomé, a saber:
Para, si amas la virtud,
Pasajero: ésta es su imagen:
Venera a Casas, que fue
De nuestros indios el Padre.
La lección es evidente: a la corta o a la larga la verdad triunfa sobre la mentira, y esto debe evaluarse con máximo cuidado al pensar que las palabras de los zapatistas chiapanecos están llenas de verdad.
El segundo acontecimiento está escrito en otra obra cumbre de José Saramago, Ensayo sobre la ceguera, en la cual se describe cómo la humanidad de hoy ha perdido la capacidad de mirar la realidad tal como es, al rodearse de las falsas visiones que dañan la inteligencia perdida entre las interesadas distorsiones de la mendicidad, añadiendo a la vez la responsabilidad de los que tienen ojos para ver cuando otros los perdieron. Al final de la novela, el médico dice a su esposa: "Quieres que te diga lo que estoy pensando, Dime (contestó ella), Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, Ciegos que ven, Ciegos que, viendo, no ven".
ƑQué se puede argumentar después del recuerdo de Bartolomé de las Casas y de José Saramago? Si se busca devaluar al EZLN por haber sacado de la oscuridad de los siglos la verdad del indio, la devaluación no prosperará porque el pueblo sabe que los zapatistas de Chiapas hablan con lo cierto; y si se busca enceguecer a los mexicanos para que no vean la realidad, quien lo pretenda fracasará, porque los mexicanos contemplan con exactitud su propia circunstancia desde el pasado primero de enero de 1994.