DOMINGO Ť 21 Ť ENERO Ť 2001

Ť A empujones e insultos pretendieron entrar a Catedral

Frustrado intento de católicos por acercarse a restos de Santa Teresita


ALMA MUÑOZ

Ante el fervor religioso, la Catedral Metropolitana fue insuficiente para recibir a cientos de católicos, quienes quedaron varados alrededor de la plancha del Zócalo en espera de poder acercarse a las restos de Santa Teresita del Niño Jesús, la doctora de la Iglesia, como la denominó el papa Juan Pablo II.

Los feligreses debieron conformarse con ver de lejos las cajas que contenía las reliquias de quien fuera monja del Convento de las Carmelitas, en Lisieux, Francia, en las postrimerías del siglo XVII y principios del XVIII, pues desde el martes pasado -cuando llegaron los restos a México- el ataúd de 108 kilos estuvo custodiado por granaderos, así como por elementos del Estado Mayor Presidencial.

Ayer, desde las siete horas comenzó el desfile de peticiones y actos de devoción, por lo que hacia la una de la tarde, cuando los obispos auxiliares de la ciudad de México realizaron el oficio principal en honor a la santa, la mayoría de los creyentes se quedó afuera del recinto.

Hora y media después, poco antes de que las reliquias fueran llevadas a Ecatepec, donde estarán hasta hoy -previo pago de 25 mil pesos, como hicieron el resto de las 34 diócesis y arquidiócesis con acceso a ellas-, unos feligreses alcanzar a tocar el cristal que protege al féretro, mientras otros colocaron alrededor de éste las peticiones por los enfermos, entre otras cosas.

La oportunidad de acceso al lugar estuvo descartada para los discapacitados, debido a los empujones y las agresiones verbales que se lanzaron los asistentes. Todos querían estar cerca de los restos. Entre los católicos es tal la fama de los milagros que ha hecho Santa Teresita, que en el lugar era común ver a personas tanto en sillas de ruedas como en camillas.

Con imágenes y rosas en alto, los peregrinos buscaban la caída de alguna gota de agua bendita, arrojada por los obispos auxiliares, camino a la camioneta que transporta los restos de Santa Teresita del Niño Jesús. Luis Fletes cargó con los utensilios adecuados para brindar el servicio, pero Felipe Tejeda utilizó agua de la marca Electropura para contener la demanda de quienes esperaban la bendición. Incluso, ya de regreso a la Catedral, pasó la botella de litro y medio a un vigilante, quien continuó con la labor.

Después, el obispo Fletes habló del arribo de los zapatistas a la capital del país: "Si vienen a construir, si vienen a dialogar, bienvenidos. Si vienen para intentar que se salga de la situación de violencia, bienvenidos. Pero si quieren solamente aparecer un rato, entonces preguntaríamos: Ƒésta es la finalidad de su venida?".

La postura contrastó con la homilía que hoy pronunciará en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el obispo Felipe Arizmendi Esquivel, quien consideró en el escrito previo: "Si hoy en Chiapas tuviéramos más en cuenta la palabra de Dios, entre nuestros dirigentes como entre quienes integramos la Iglesia y los demás creyentes, no habría desterrados, desplazados, perseguidos; no habría tanta desolación y zozobra. Si de verdad hiciéramos caso a La Biblia, no habría asesinatos, odios, envidias, venganzas, robos, calumnias, ofensas y agresiones. No se recurriría a las armas, a las piedras y a los palos. Habría reconciliación, disposición al perdón mutuo y a la ayuda fraterna.

"Que nadie -manifestó Arizmendi- incite a los pobres de Chiapas a tomar venganza y menos en nombre de alguna religión. La acción pastoral es una obligación apremiante para todos los que nos consideramos seguidores de Jesús. No es una opción que, según tendencias personales, quede al libre gusto, sino que es algo imperativo. Como dije al llegar a San Cristóbal de las Casas, ésta no es una tendencia ideológica en la Iglesia, un oportunismo político o un discurso para agradar a algunos. El amor preferencial a los pobres es una actitud esencial a la Iglesia. Si pasamos indiferentes ante quienes más sufren, quedamos descalificados incluso como cristianos".