Edwin Reyes Berríos nació en 1944 en Ciales, Puerto Rico, y dedicó toda su vida a la poesía y a la defensa de la dignidad de su hermosa y asociada isla. Sus poemarios: Son cimarrón por Adelfina Villanueva, Crónica del vértigo, Balada del hombre huérfano y El arpa imaginaria, son ejemplos notables de originalidad y, al mismo tiempo, de fidelidad a las voces de su isla y de su pueblo. Edwin fundó y dirigió la sección cultural del diario independentista Claridad e hizo varios documentales fílmicos. Un implacable cáncer lo derrotó la semana pasada. Aquí publicamos dos poemas suyos para recordarlo y revivirlo, precariamente por cierto, en su habitat natural de La Bombonera, lugar de tertulias colocado en el corazón del viejo San Juan Bautista de Borinquen.
Reverencia ante el árbol caído
precisamente en plena Novena
justo antes de insinuarse la alegría
y me dolió en las piernas
en los huesos
como si hubiera sido yo quien sufriera
la mirada curiosa de la gente
el diamante frío del asfalto
las sierras diligentes implacables
sobre mi viejo cuerpo inútil
cuando volvió la lluvia desde
el mar
en el alto balcón de mi noche
comencé a cantar en silencio
La feuille morte
en la acera la hoja luminosa
quieta de sangre y oro
cae
ante mi mano yace el precioso cadáver
veteado de fino poder
es una hoja inmensa
de sólo unas pulgadas de
cuerpo
lentamente carnosa entre mis dedos
empeñados en palparle la
vida
allí donde sólo hay
una simple hoja
muerta
igual a la cabeza de mi padre
el día que se me murió
como un árbol