LUNES Ť 22 Ť ENERO Ť 2001

Ť El obispo recomendó hacer de lado la venganza

Escatimar derechos a indios, renegar de la fe: Arizmendi

Ť El trabajo de la Iglesia no es oportunismo político, dijo

ELIO HENRIQUEZ CORRESPONSAL

San Cristobal de las Casas, Chis., 21 de enero. Quienes se oponen a que sean reconocidos los "justos derechos de los pobres", sobre todo de los indígenas, reniegan de su fe cristiana y "en vez de hacer posible 'el año de gracia' para ellos, colaboran a su desgracia permanente y son culpables de que sigan en la opresión", aseguró el obispo de Chiapas, Felipe Arizmendi Esquivel.

En su homilía dominical, el religioso también pidió por que "nadie incite a los pobres de Chiapas a tomar venganza, y menos en nombre de alguna religión", pues "el odio y la venganza son cadenas que aprisionan sentimientos, mentes y corazones de los hombres, y traen más miseria y opresión".

Arizmendi Esquivel manifestó que "si hoy en Chiapas tuviéramos más en cuenta la palabra de Dios, tanto nuestros dirigentes como quienes integramos la Iglesia católica y los demás creyentes, no habría desterrados, desplazados ni perseguidos; no habría tanta desolación y zozobra".

Si de verdad, enfatizó, "hiciéramos caso a La Biblia, no habría asesinatos, odios, envidias, venganzas, robos, calumnias, ofensas y agresiones. No se recurriría al poder de las armas, a las piedras y los palos para agredir. Habría reconciliación, disposición al perdón mutuo y a la ayuda fraterna. Nadie amenazaría a quienes piensan diferente. Todos respetarían los derechos de los otros. Nadie abusaría de los pobres. Habría un amor preferencial por los marginados".

El obispo dijo: "es lamentable que muchos que se hacen llamar católicos aún no tengan una Biblia en su casa, y si la tienen, no la lean. Pasan horas y horas ante la televisión, pero no se les ocurre dedicar unos minutos, estando reunida la familia, a meditar la palabra del Señor".

Dijo que esta es una de las causas de que muchos bautizados vivan como paganos. "Y al no conocer a fondo La Biblia y su correcta interpretación, fácilmente cambian de religión, o se hacen indiferentes". Sostuvo que el "año de gracia del Señor" debe ser algo permanente, lo que implica "comprometernos en la liberación de los cautivos y oprimidos, en la curación de los ciegos, en la evangelización de los pobres. Si alguien no lo hace, no es seguidor de Jesucristo".

Arizmendi aseveró que esta actitud de Jesús ante los pobres es la que explica y exige que la Iglesia católica, en todo el mundo, esté cada día más comprometida en un amor preferencial hacia ellos.

"Esta línea de acción pastoral no es exclusiva de algunas personas, es una obligación apremiante para todos los que nos consideramos seguidores de Jesús. No es una opción que, según tendencias personales, quede al libre gusto, sino que es algo imperativo", enfatizó.

Asimismo, recordó: "como dije al llegar a San Cristóbal de las Casas, ésta no es una tendencia ideológica en la Iglesia, un oportunismo político, o un discurso para agradar a algunos. El amor preferencial a los pobres es una actitud esencial a la Iglesia; es lo que marca su identidad y su fidelidad a Jesús. No es algo optativo que podamos asumir o no, según gustos o ideologías personales".

Añadió que "si no le damos la fuerza necesaria a este amor preferencial, no somos la Iglesia de Jesús", y subrayó: "si pasamos indiferentes ante quienes más sufren, quedamos descalificados incluso como cristianos. Nuestra esencia es el amor, porque estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, que es amor. Y el amor se demuestra con todos, en especial con quien ha sido despojado y está abandonado al borde del camino. Por eso, quienes tienen más posibilidades económicas u ocupan puestos de poder, no pretendan que la Iglesia abandone esta prioridad, pues sería traicionar su misión".

Sin embargo, reiteró, esta opción evangélica de preferencia por los pobres "no se debe usar como bandera política o como una forma de legitimar con lenguaje religioso una opción partidista, una postura ideológica o una lucha de clases".

La esencia de la Iglesia

En este sentido, puntualizó que la opción por los pobres no es exclusiva de alguna diócesis, de algunos obispos, sacerdotes y consagrados si no que "es esencial a nuestro ministerio y cada uno la ponemos en práctica de acuerdo con las necesidades particulares de cada lugar y a nuestro carisma personal".

Pero insistió en que todos los obispos "tenemos la misión, en Cristo y por Cristo, de estar al lado de quienes sufren y son pisoteados en sus derechos, como son sobre todo los indígenas. En eso no se puede retroceder. No podemos traicionar esta exigencia que viene directamente del Evangelio, de la vida y la actitud de nuestro único camino, que es Cristo. Si yo viniera a dar marcha atrás en el amor preferencial a los pobres y en la promoción integral de los indígenas, le fallaría a Jesucristo, a la Iglesia y a mí mismo, pues quien ha hecho la opción, única y total, por Jesucristo, debe parecerse a el, que fue todo amor y servicio a los más necesitados".