LUNES Ť 22 Ť ENERO Ť 2001

ƑLA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

PACHUCA, TERMÓMETRO

EN LA CORRIDA más atractiva que empresa alguna haya ofrecido en el país durante los últimos años -Hermoso de Mendoza, El Zotoluco, Rafael Ortega y El Juli-, celebrada el pasado sábado en la Plaza Vicente Segura, de Pachuca, con sus 9 mil localidades repletas, se pudieron comprobar varias cosas.

EL PÚBLICO, incluso el ocasional, está dispuesto a pagar precios más elevados por asistir a una corrida siempre que la combinación y atractivo de los alternantes lo justifique.

LOS MÚLTIPLES intereses extra taurinos que atiende la empresa de la Plaza México, le impiden ofrecer carteles como el de Pachuca, no tanto por su costo como por los compromisos contraídos con toreros nacionales y extranjeros, y de espaldas a un público ávido de rivalidad auténtica en el ruedo.

LA VOLUNTAD e imaginación mostradas en Pachuca por los empresarios Salvador Elguero y Rubén Ortega, comprueba que con conocimientos, sensibilidad y filosofía de servicio, en poco tiempo el espectáculo taurino del país podría recuperar su importancia y retomar el ritmo que un ineficaz e injustificado centralismo empresarial viene retrasando.

LA PRESION que ejerció sobre el espada madrileño la sólida tauromaquia y la capacidad como banderillero de Rafael Ortega hizo que la actuación de El Juli tuviera un plus o desempeño adicional que el público de la México no ha visto todavía, dada la comodidad de carteles y ganado con que allí se anuncia al joven diestro.

AL IGUAL que en el resto de las plazas del país, también en el festejo de Pachuca prevaleció la docilidad sobre la bravura del ganado, en este caso del hierro de Bernaldo de Quirós, circunstancia que disminuyó la intensidad y aumentó el relajo.

PERO A diferencia de la inmensa mayoría de las plazas, incluida la México, en la Vicente Segura se lidió un encierro en puntas, lo que honró a empresa y alternantes de a pie, más que a una autoridad sin ningún criterio para ejercerla.

DESTACÓ IGUALMENTE la categoría como primer rejoneador del mundo del navarro Pablo Hermoso de Mendoza -incopiable temple a caballo- frente a dos bravos, claros y bien presentados toros de la ganadería de San Martín, arbitrariamente relegados, uno y otra, de la Plaza México.

DOS DE nuestros matadores más consistentes, El Zotoluco y Ortega, con pundonor y técnica pero sin imán de taquilla, requieren siempre de alternantes que lo tengan, para darle trascendencia a lo que realicen todos.

LA AUTORIDAD taurina atraviesa, junto con la fiesta, por la peor crisis de su historia, incapaz de orientar y frenar el antojo de los públicos, y menos de imponer decisiones sustentadas, como ocurrió con el juez Jorge Popoca de la Serna, que en la línea de Chocho Dádivas repartió orejas, rabos e indultos, frivolizando lo que de suyo fue importante.