martes Ť 23 Ť enero Ť 2001
Marco Rascón
El respeto a la derecha ajena, Ƒes la paz?
Desconcierto y perplejidad ha generado no sólo la forma, sino el contenido de los bandos o acuerdos anunciados por el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador. Voluntarismo en unos casos, autoritarismo de viejo cuño en otros, así como cuando transforma la participación ciudadana a través de "consultas" que terminan en encuestas, más se perfilan como una forma de manipulación de problemas que de soluciones.
La mezcla de eludir e imponer, o la combinación de mano dura con traslado de responsabilidades a los ciudadanos cuando considera que una decisión es controversial, acaba rápidamente con la base social progresista y desgasta el ejercicio de gobierno, pues olvida que el mandato es por seis años.
Forma y contenido de estas decisiones de gobierno evidencian una ruptura programática y de principios entre el gobierno personalizado de López Obrador y los tres años anteriores de administración y el PRD.
La idea del jefe de Gobierno del ejercicio de "neutralidad democrática" o haberse autodefinido como un "Uruchurtu democrático" explican el abuso de esta mezcla que de muchas maneras es producto de la confusión y desarticulación de los sectores políticos de izquierda y de los movimientos sociales.
En los casos del aborto y el derecho de expresión, las decisiones parecieran venir de una política panista de viejo cuño, por lo que navega con la presión de los movimientos de liberación femenina o de quienes buscaron espacios para resistir la andanada de medidas de corte excluyente y neoliberal.
Asimismo, llevar a consulta el contenido del artículo 6Ɔ constitucional es una afrenta, toda vez que en el Reglamento de Tránsito se prohíbe expresamente el bloqueo de la vialidad.
En lo económico, los bandos que anuncian una política de "austeridad republicana" y recortes al tamaño de la estructura del gobierno encajan a la perfección en el diseño de las políticas impuestas desde 1977 por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, y a las que la izquierda se opuso y estimuló entre trabajadores la lucha, cuya manifestación tuvo trascendencia nacional en esos años.
El acuerdo sobre vivienda y desarrollo urbano pareciera ser extremadamente voluntarista y contrario a sus mismos propósitos, pues el simple anuncio de construir más de 20 mil viviendas en las cinco delegaciones centrales ya desató el viejo fenómeno especulativo del valor del suelo; en todo caso lo conducente habría sido la expropiación del suelo. La impericia en este caso puede llevar a la exacerbación de la especulación inmobiliaria y a paralizar el desarrollo urbano, ya que en una ciudad en permanente tensión y frágiles equilibrios esas señales siempre generan efectos.
En el bando sobre gasolineras no sólo se tomó una posición arbitraria y por encima de los Planes Parciales de Desarrollo a favor de los sectores más conservadores de la ciudad, sino que pareció abrir posibilidades a las trasnacionales. De igual manera, el anuncio de la venta de gasolina en centros comerciales despeja el territorio a Texaco, Quaker, Mobil, etcétera, que sólo esperan la apertura, de acuerdo con lo estipulado en el TLC, rompiendo así la franquicia de Pemex.
En el aspecto de seguridad o política social, la presencia del Ejército ha causado indignación. Sea con una u otra justificación, la señal es mala y anuncia alianzas a trasmano o bien problemas de ingobernabilidad entre los nuevos jefes de demarcación y el gobierno central. ƑQuién decidió la presencia del Ejército en Iztapalapa?
En el terreno cultural las cosas no van mejor. Cancelada la Rosca de Reyes del Gobierno del Distrito Federal, porque se le consideró un acto "populista", su aparición con Garralda y Norberto Rivera en la entrega de juguetes del 6 de enero anuncian la transformación de la política cultural en simple entretenimiento y vuelven a perderse el Zócalo y las plazas a cambio de los espectáculos de las televisoras.
Visto en términos generales, hasta ahora la imagen de Juárez como estandarte frente al ascenso de la derecha sólo ha servido para ocultar medidas conservadoras o señales de un pacto con la oligarquía empresarial, los medios de comunicación y los grupos más conservadores. Y todo esto ha sido posible gracias a la gran confusión, el pragmatismo y la condescendencia.
Ojalá el voto de Juan Sánchez Navarro, quien vaticinó y celebró el triunfo Fox-López Obrador, no pese en la orientación del gobierno. Ojalá que ese voto no haya sustituido el de la memoria, el voto y las aspiraciones democráticas que abrieron un frente histórico en la capital desde 1988, pero que ahora parecieran cercadas y bajo sitio por la derecha que sopló fuerte contra Juárez.