MARTES Ť 23 Ť ENERO Ť 2001
Ť Pese al crecimiento, es sorprendente lo que no se logró, según los analistas
Ocho años de expansión económica en EU, mi legado más importante, asegura Bill Clinton
Ť Para quien no tenía influencia política el demócrata no fue buen presidente: Edelman
JIM CASON Y DAVID BROOKS/I CORRESPONSALES
Washington, 22 de enero. El gobierno federal entregado al presidente George W. Bush este fin de semana es muy diferente del que su padre entregó a Bill Clinton en 1992, y los cambios realizados iluminan en gran medida los resultados de las políticas de "tercera vía" que promovió Clinton durante sus ocho años en el poder.
Al describir su propio legado, Clinton comentó la semana pasada: "trabajando juntos, Estados Unidos logró mucho bien. Nuestra economía está rompiendo récords, con más de 22 millones de nuevos empleos, obtuvimos el índice de desempleo más bajo en 30 años, y el nivel más alto de propiedad de hogares, la expansión más larga de la historia. Nuestras familias y comunidades son más fuertes". Pero los críticos argumentan que dado este crecimiento económico, lo sorprendente es lo que no se logró con Clinton.
La brecha entre pobres y ricos es más acentuada que nunca, el número de gente sin seguro de salud es más elevado ahora que hace ocho años y 31 millones de estadunidenses enfrentaron hambre por lo menos en algún momento del año.
En varios sentidos, el punto culminante de la gestión de Clinton en torno a la política nacional fue en 1996, antes de que estallara el escándalo sexual que casi lo lleva a la destitución y que debilitó su poder. Sólo en ese año, Clinton promulgó leyes que cancelaron la garantía social del gobierno para millones de pobres a cambio de empleos de poco ingreso, se impusieron nuevas restricciones a los derechos de los inmigrantes y los prisioneros, así como importantes incrementos presupuestales y de poder a las agencias de seguridad pública del país.
En su último discurso antes de abandonar la presidencia, Clinton definió los ocho años de expansión económica como su legado más importante. Pero en otras ocasiones, el ahora ex presidente ha señalado su reforma de los programas anti pobreza como la pieza central de su política nacional, describiendo esto en entrevista con The New York Times como "un nuevo acuerdo social con los pobres".
Medidas sociales
Los cambios en la política social federal hacia los pobres fueron históricos. Las políticas sociales implementadas en este país en medio de la Gran Depresión en los años treinta, que perduraron por más de medio siglo, eran una garantía para los más pobres de que el gobierno ofrecería como mínimo alimento y vivienda: era la pieza central del llamado estado de bienestar social.
La reforma de Clinton desmanteló este sistema estableciendo que nadie podría recibir este beneficio por más de cinco años, y que los pobres serían obligados a trabajar. La idea era, según Clinton y sus encuestadores -quienes ayudaron a formular esta política- que así la población general ya no percibiría a los pobres como parásitos, sino como trabajadores, y con ello se ampliaría el apoyo a nuevos programas gubernamentales para abatir la pobreza.
Estas políticas, sostuvo Clinton, han funcionado. "Más de 3 millones de niños gozan ahora de seguro de salud, y más de 7 millones de estadunidenses se han elevado de la pobreza", dijo en su último discurso presidencial el jueves pasado. Un 50 por ciento de la gente que recibía beneficios de bienestar del gobierno en 1994 contaba con empleos en 1999. Los programas de bienestar para los pobres desempleados -destinados en gran medida a mujeres con hijos- fueron sustituidos con programas que ofrecen más dinero, casi 30 mil millones cada año, para apoyar a los pobres empleados.
Pero hasta los fieles de Clinton han debido admitir que estos programas no han funcionado. "Muchos padres de familia dejan el apoyo de bienestar para trabajar pero aún no ganan lo suficiente para sacar a sus familias de la pobreza", sostuvo nada menos que Donna Shalala, secretaria de Salud y Servicios Humanos de Clinton, en un memorándum confidencial enviado al presidente el año pasado y obtenido por The New York Times. Argumento que a pesar de las reformas sociales, sostuvo la funcionaria, la mayoría de los ingresos familiares de los pobres no han mejorado.
ƑY luego qué?
Para Shalala y otros críticos, la gran interrogante es qué ocurrirá cuando la economía cese de crecer. "Deberíamos avergonzarnos de que no hemos logrado más en este país", afirmó Marian Wright Edelman, presidenta del Fondo de Defensa de los Niños. "Es totalmente inaceptable que con tanta prosperidad tengamos a millones de niños sin seguro (de salud). ƑQué ocurrirá cuando llegue una recesión?", se preguntó.
Señaló que para muchos de los más pobres, en particular madres con hijos, sus ingresos actuales son inferiores a cuando recibían la asistencia gubernamental hace cinco años. Los sondeos indican que muchos de estos pobres sólo sobreviven cuando habitan con otros miembros de la familia o amigos y que el porcentaje de niños en la pobreza es más alto hoy que el nivel de la pobreza para la población en general.
"No fue un buen presidente para la gente que no tenía influencia política, aquellos en el segmento de menores ingresos", indicó Peter Edelman, un amigo de muchos años de Clinton que renunció a su puesto gubernamental en protesta contra la promulgación de las nuevas leyes de bienestar social. En entrevista con The New York Times, Edelman dijo que el presidente no había cumplido con las expectativas de muchos de sus promotores. Muchos de éstos se preocuparon profundamente por la decisión de Clinton de acordar eliminar uno de los principios fundamentales de una sociedad civilizada; el que a nadie en un país rico le sería negado alimento y vivienda básica. "Podemos ver a niños durmiendo en las calles", advirtió el ex senador Daniel Moynihan.
Esta drástica reorientación del gobierno hacia los pobres fue acompañada por un cambio igualmente dramático hacia inmigrantes y prisioneros en 1996. Ese año, el presidente Clinton también promulgó una nueva ley de inmigración que hizo más vulnerables a la deportación a los inmigrantes legales, dificultó la posibilidad de adquirir la legalización e incrementó los peligros para quienes se arriesgaban ingresar a este país. En parte como resultado de la presión por el Partido Republicano, pero no obstante con el apoyo de Clinton, el presupuesto del Servicio de Inmigración y Naturalización casi se triplicó y el presidente encabezó lo que el abogado de inmigración Lucas Guttentag, ha calificado como "el ataque más sostenido contra los derechos de los inmigrantes en tiempos modernos".
También en 1996, Clinton convirtió en ley el "Acta Antiterrorismo y Pena de Muerte Efectiva" que incluyó límites a los derechos judiciales de acusados de crímenes terroristas en los tribunales, permitió la detención indefinida sin juicio de acusados de terrorismo y el uso de pruebas "secretas" que no tiene que ser divulgada al acusado. Esta misma ley también limitó el derecho de personas condenadas a muerte de apelar su juicio sobre la base de que no gozaron de una defensa adecuada así como otras protecciones legales. Ese año el presidente promulgó una ley que limitaba la posibilidad de prisioneros de protestar por la brutalidad policiaca y el abuso de guardias penales.
Estadísticas oficiales compiladas por los investigadores David Burnham y Susan Long sugieren que hoy el gobierno es menos capaz de atender las necesidades sociales del pueblo estadunidense, pero está mejor preparado para investigar y fiscalizar a la población. Clinton redujo los presupuestos para la protección ambiental, la vivienda y programas de apoyo a la agricultura y, al mismo tiempo, incrementó el gasto federal para el Departamento de Justicia por 72 por ciento.
En un artículo publicado por la revista The Nation este mes, Burnham y Long afirman que además de presupuestos récord para el SIN y las prisiones, el presupuesto para seguridad pública en todos los rubros nacionales se elevó. "El FBI del gobierno de Clinton es más grande hoy -tanto en números de empleados como en proporción a la población- que en cualquier otro momento en la historia, incluyendo la Segunda Guerra Mundial, la guerra fría y el periodo después del asesinato de Martin Luther King", indican Actualmente, Estados Unidos tiene la población encarcelada per cápita más grande del mundo, con más de 2 millones tras rejas.
Al evaluar las políticas de Clinton durante estos últimos ocho años, The Washington Post señaló que el presidente puede ser identificado como pionero de un gobierno de "tercera vía" en una era dominada por la tecnología y el comercio internacional. Y concluyó: "si esa consigna sobrevive o resulta ser sólo propaganda, quedará por verse en la década que sigue".