MIERCOLES Ť 24 Ť ENERO Ť 2001

Ť Fría visión de Francisco Martín Moreno en su nuevo libro

La nuestra es una sociedad de traidores

Ť La impunidad ha generado un país con una organización podrida, dice el autor de Las grandes traiciones de México Ť Se puede ser desleal en diferentes órdenes y "no pasa nada"

CESAR GÜEMES

La visión social de Francisco Martín Moreno en su nuevo libro, Las grandes traiciones de México (Joaquín Mortiz), es fría sin necesidad de llegar al pesimismo: el país que habitamos se ha construido, o sería mejor decir, deconstruido a partir de la falta de lealtad entre la clase política, hecho que se refleja en la ausencia de confianza entre gobernados y gobernantes.

-En tu libro parece que la traición política no sólo es una constante sino una especie de motor de la historia. ƑEse era el tinte?

-Así es, se ha dado a lo largo de toda nuestra historia y no tengo duda en decirlo. Además hablamos de traiciones impunes, lo que ha llevado a que México se constituya en un país con una sociedad podrida. Uno puede traicionar a quien quiera sin ninguna consecuencia. Y no solamente en el orden político sino también en el social. Vemos arquitectos que ponen alambrón en lugar de varilla y al poco tiempo se cae el edificio construido y no pasa nada. Vemos a jueces que venden justicia, a periodistas que reciben dinero del gobierno, a curas que aceptan efectivo a título de limosna y los destinan a fines distintos a su arquidiócesis, a líderes sindicales que traicionan a sus bases, a empresarios que evaden impuestos y políticos que se quedan con lo poco que se recauda. La nuestra es una sociedad de traidores en todos los órdenes. Hay historiadores mercenarios que venden la versión oficial de los hechos, lo mismo que comerciantes que expenden kilos de 800 gramos.

-Habría que diferenciar entre el engaño y la traición, que implica vulnerar la lealtad.

-Bueno, pero también el médico que opera a un paciente sin tener justificación clínica es un ser desleal. A mí eso me parece una traición a su juramento y a su profesión. Claro que en un país como el nuestro eso no se cuenta tanto como lo que ocurre en la política. Ahí están los casos de Iturbide, Guerrero, Santa Anna, Santos Degollado, casi todos ellos son traicionados y fusilados. El mismo Porfirio Díaz, que se relige todas las veces que quiere y no retoma la causa liberal de Juárez, el verdadero autor de la independencia de México al sacudirse el yugo de la Iglesia católica que tenía sus propios tribunales y sus financiamientos privados. La Iglesia en México no sólo es una institución profundamente retardataria sino traidora.

-ƑEsa es la escuela que heredaron los políticos mexicanos posteriores, de los años cincuenta hacia acá?

-Pienso que sí. Está muy claro que eso lo traen en los huesos. Los presidentes de la República juran en su toma de posesión defender la Constitución y las leyes que de ella emanan, y vemos que no se cumple ni se honra la ley en el país. Es importante que se respete la ley si queremos apartarnos de todo este sistema de putrefacción que existe. O que se cambien las leyes y que con eso cambien las cosas. Vemos el crimen de Madero, traicionado por Huerta: Ƒqué pasó con los asesinos? Huerta les dio trabajo en su gobierno. No les pasó nada. A quienes matan a Carranza el mismo Obregón les da trabajo. Al que mata a Obregón lo fusilan, pero a quienes planearon el hecho no les ocurre nada, toman el poder y desaparecen hasta que llega Cárdenas. En la época presente, Ƒalguien ha visto a un político encerrado en la cárcel por el delito de peculado? No, parece que no hubiera sanciones para nadie. Los presidentes juran ante la patria con la mano levantada, traicionan ese juramento, traicionan a la patria y nunca les pasa nada.

-Desde ese punto de vista, no hay cohesión social.

-Eso es algo que planteo: falta la confianza en todos los estratos, horizontales y verticales. Si no tenemos el pegamento social, que es la confianza, no podemos construir un país. En otras naciones hay grandes donaciones de obras de arte al Estado, mientras que aquí nadie dona nada porque a la mañana siguiente aparecería en casa de un político toda la donación, como pasó con el billar de Maximiliano. Por eso mismo no se pagan impuestos, porque se los van a robar. Ante el fenómeno de descomposición generado por la ausencia de confianza es muy difícil construir un país. Por eso estamos empantanados.