MIERCOLES Ť 24 Ť ENERO Ť 2001

TEATRO

Mexican beauty

Raul Diaz

Si un cineasta tuvo la idea de hacer un retrato no complaciente de la realidad estadunidense actual y logró un muy sonado éxito con su película Belleza americana, por qué un teatrista mexicano no podía hacer lo propio y crear su Mexican beauty.

Me imagino que poco más o menos así fue el razonamiento de Alejandro Cabáñez autor de la pieza teatral titulada así precisamente, Mexican beauty, que al igual que su homóloga gringa pretende hacer un retrato no complaciente, sino al contrario, de la sociedad mexicana o, por lo menos, de una parte de esa sociedad.

Manejando las situaciones en el tono de la farsa, el autor encontró una muy buena cómplice en Carmina Narro, quien se encarga de la puesta en escena y entendió a cabalidad las intenciones autorales. Esta consideración podemos hacerla también a los integrantes del elenco, incluido el músico Jorge Sosa quien continuamente está en escena, se encarga del teclado y la percusión y, además, es el autor de la música incidental acompañante, así como de los "efectos" de sonido. Farsa, como ya dije, esta Belleza mexicana subtitulada como El Armario trae a escena una típica mexican family clasemediera y de hoy, integrada por el papá, la mamá, un hijo adoptivo (la obra es anterior a la coronación y por lo tanto no contiene ninguna alusión a quien ya sabemos, créamelo), un sobrino y, la sirvienta. Las situaciones planteadas hacen mofa de una buena serie de cosas, entre ellas inclusive a un tipo de obras teatrales melodramáticas, en algunas de las cuales se presenta el crimen irreflexivo que desencadena acontecimientos.

Aquí, en el primer acto (la farsa se divide en dos que bien podrían presentarse cada uno por su lado, porque en realidad no hay ninguna ligazón argumental entre uno y otro acto), se comete no un crimen sino tres, uno casi inmediatamente seguido del otro y éste del tercero: los tres son irreflexivos y, por supuesto, no premeditados sino producto de la furia momentánea; los tres cadáveres van a parar al armario justamente. El desenlace responde plenamente a la intención y tono pretendidos, o sea está bien.

Cena familiar

El segundo acto presenta una "deliciosa" y cotidiana cena familiar en la que los Sálitre (apellido familiar of course), comparten no sólo el pan y la sal sino también, y principalmente, la completa incomprensión para la existencia y problemática de los demás, de suerte tal que nadie se entera bien a bien de que hijo y sobrino tienen sida, que la mamá se acuesta con medio mundo, sobrino incluido, que etcétera. Es decir, a todo mundo le vale sombrilla lo que ocurra con los demás, pero esto que en otro tono nos daría una obra completamente distinta, ofrece aquí la posibilidad franca de diversión porque, la verdad, a uno como espectador igualmente le tiene sin cuidado qué diablos pase con cualquiera o todos los personajes siempre y cuando diviertan, porque en el momento que dejen de hacerlo perderán también todo su encanto.

Actoralmente bien trabajada en general aunque con unas participaciones menos acertadas que otras, pero entretenida al fin y al cabo, Mexican beauty o El armario se deja ver todos los miércoles a las 20:30 horas, en el Teatro La Gruta del Centro Cultural Helénico de avenida Revolución número 1500.