JUEVES Ť 25 Ť ENERO Ť 2001

Orlando Delgado

Salarios y desempleo

La información sobre el desempeño de la economía estadunidense es cada vez más preocupante: ilustra una rápida desaceleración que puede convertirse en recesión. En algunas ramas, como la automotriz, se han empezado a anunciar despidos masivos de personal, como respuesta a la contracción observada de la producción. El impacto de este proceso en las exportaciones mexicanas es inmediato: de un crecimiento anual anunciado del orden de 15 por ciento, se considera que sólo se podrá crecer a 8, lo cual implica que en lugar de crear cerca de 170 mil nuevos puestos de trabajo, el sector exportador abrirá cuando mucho 88 mil 500.

El futuro inmediato cuestiona las decisiones de política económica que se han venido tomando, ya que ante una contracción del mercado externo, como la que se observa, resulta evidente que debería tratar de fortalecerse el mercado interno para compensar la reducción en las ventas al extranjero, particularmente hacia Estados Unidos. Esto no podrá lograrse si se mantiene una política monetaria crecientemente restrictiva, cuyo propósito central ha sido, y sigue siendo, reducir el crecimiento de la economía para lograr disminuir las presiones inflacionarias; esta política ha operado a través de sucesivas intervenciones del banco central para retirar dinero de la circulación: los cortos, que ya suman 400 millones de pesos en los saldos acumulados diarios.

La reducción de la liquidez del sistema, con la aplicación de seis cortos en 2000, no logró que en el segundo semestre del año los precios se comportarán conforme a lo que esperaba el Banco de México, lo cual llevó a muchos analistas a considerar que estas intervenciones eran ineficientes. Sin embargo, como bien señala Jonathan Heath (Reforma, Negocios 7 A, 23/1/01), considerando el rezago en el impacto de la política monetaria sobre la actividad económica, estamos sintiendo los efectos de los aumentos en los cortos de mayo a agosto; éstos, como se recordará, siguieron el fin de año y en enero fue introducido un nuevo recorte de 50 millones, cuyos impactos sobre la producción serán evidentes en los próximos meses.

La política monetaria, en lugar de contribuir al fortalecimiento del mercado interno, único capaz de compensar la caída de las exportaciones, ha hecho precisamente lo contrario: frenar la expansión del consumo, en particular la producida por el crecimiento de la masa salarial (igual a las remuneraciones multiplicadas por el número de asalariados). En esto sí han sido eficientes: los aumentos en los salarios contractuales en el primer semestre del año pasado fueron de 14 por ciento, y el incremento en el número de asegurados en el IMSS alcanzó una tasa mayor a 6 por ciento; en el segundo semestre, en cambio, los aumentos salariales fueron menores a 10 por ciento y los asegurados aumentaron 3 por ciento.

Por esto, a la contracción del mercado externo se sumará la contracción del mercado interno, provocada por la política monetaria y la decisión de incrementar los salarios mínimos, exactamente en la misma medida en que el banco central espera que aumenten los precios: 6.5 para la zona A, en la que se ubican las grandes ciudades del país, y 7 por ciento en el promedio nacional. Esta línea, que seguramente continuará con el incremento a las remuneraciones de los empleados del sector público, ha sido confrontada con la decisión del Gobierno de la ciudad de México de aumentar los salarios de los tranviarios en 11 por ciento, que equivale exactamente a lo que fue planteado en la campaña por el jefe de Gobierno: resarcir el deterioro provocado por la inflación más un incremento real de dos puntos porcentuales.

La lógica neoliberal de revisiones salariales basadas en la inflación esperada, produce inevitablemente una reducción en las remuneraciones reales, igual a la diferencia entre la inflación observada (de 8.96 en 2000) y la meta de este año (6.5 por ciento); en cambio, una política centrada en mejorar las remuneraciones reales tiene que basarse en una lógica diferente: inflación observada más un incremento real razonable. Esto es lo que han recibido los trabajadores al servicio del Gobierno capitalino desde 1998, y la inflación se ha mantenido por debajo del promedio nacional. Pero lo más importante es que la creación de nuevos empleos ha continuado, y seguramente continuará, en el Distrito Federal, mientras que a nivel nacional veremos despidos masivos, como los que se anuncian en las armadoras automotrices del norte del país.