JUEVES Ť 25 Ť ENERO Ť 2001
DISQUERO
Los King's Singers en México
EN EL vasto panorama de la melomanía, la música coral ocupa un lugar habitado en partes iguales por iniciados y villamelones (lo cual muchas veces es lo mismo, je). La visita en meses recientes del Hilliard Ensamble es un ejemplo de lo sublime. Del otro lado podríamos poner a The Manhattan Transfer, exquisitez jazzística o bien a esa institución de lo kitsch llamada The Singers Unlimited, corito gringo y simpaticón que algún maloso denomina Los Pinches Sin Límite. Por lo pronto, la visita a México, nuevamente, del coro inglés The Kingƀs Singers, que ofrecerá este viernes una clase magistral a partir de las 11:00 horas y un par de conciertos, viernes y sábado en la mejor sala de conciertos de Latinoamérica, la Sala Nezahualcóyotl, pone el tapete para insistir en su vastísima discografía, que constituye un manantial interminable de placeres. Si bien uno puede decidirse por sus discos con música antigua de diversas partes del mundo, el carácter abierto de este agrupamiento canoro flemático brinda joyitas discográficas como la titulada The Beatles Connection (EMI), en el cual eslabonan 19 arreglos soberbios a igual número de rolas de la fuerza de Los Beaceps. Hallazgos de armonías, enlazamientos que son hallazgos, sorpresas sinfín incluso para quienes creen que ya chale con los bítles, sin duda los autores más glosados del planeta tierra. Del grito pelado a casquete corto de Got to Get You into My Life a las sutilezas plagadas de delicias de Mother Natureƀs Son, la supremacía de estos reyes canoros queda dibujada de cuerpo entero.
Los niños reyes de la calle
PARA MI gusto el mejor disco de los Kingƀs Singers: Street Songs (RCA), una verdadera maravilla para iniciados, villamelones o simples mortales con oídos sin telarañas aunque un poquito de cerilla, que se volverá ígnea en cuanto suene en el aparato reproductor (je) este discazo que reúne sortilegios varios, tesoros inúmeros, valores estéticos extremos, entre ellos y en primer lugar un repertorio hiper singular: canciones de niños que han sonando por las calles desde, dirían los clásicos, tiempos remotos. Otra impronta es que está grabado en coautoría con una reina: la maestrísima escocesa Evelyn Glennie, cuya valía artística y humana constituye capitulote aparte. Con Steve Martland, los Cantores del Rey (Kingƀs Singers) y la reina Evelyn primerísima conjuntaron antología de canciones cantadas por niños en las avenidas de las islas británicas a través de las eras como una manera espontánea de reflejar el mundo social, histórico, sicológico y moral de los adultos. Entre la vastedad de temas que confluyen en estas fascinantes 18 piezas, están experiencias arquetípicas, juegos infantiles, rituales de muerte y resurrección. Un común denominador: la inocencia en estado puro, asunto contrario a la idea bobalicona que muchos quisieran pintar como "el mundo de los niños". Precisamente entre los valores de este disco hermosísimo está el espejo que se posa frente a nosotros: Ƒseguimos conservando o hemos perdido nuestra cualidad de niños?