JUEVES Ť 25 Ť ENERO Ť 2001
Minimiza el gobierno los daños de la marea negra
Nuevo derrame en las Galápagos
AGENCIAS
Puerto Barquerizo, Ecuador, 24 de enero. La marea negra formada por el derrame de combustible del buque ecuatoriano Jessica, encallado frente a este puerto de la isla de San Cristóbal hace nueve días, alcanzó hoy otro punto del archipiélago de las Galápagos, Santa Cruz, un sitio poblado por iguanas terrestres y marinas, algunos lobos marinos, albatros, pelícanos y otras aves.
Mientras tanto, "aquí sólo hay nubes de periodistas", se lamentó el director del Parque Nacional Galápagos, Eliécer Cruz, al comentar que las labores de limpieza se están haciendo "manualmente, con mangueras y toallas" y en medio de un fuerte oleaje, en espera de la ayuda internacional ofrecida. La Unión Europea, por lo pronto, anunció hoy en Bruselas el envío de tres expertos para ayudar en las labores de limpieza, al tiempo que tres especialistas holandeses llegaron al lugar, y un grupo de estadunidenses buscaba extraer el combustible que queda en la nave.
Cruz precisó que la marea negra alcanzó Santa Cruz, una de las 13 islas que junto con 17 islotes y 47 cayos rocosos forman el archipiélago, que debe su nombre a las tortugas galápagos. Pero el gobernador local, Fabián Parra, informó que 7 toneladas de combustible fueron evacuadas de Bahía Tortuga, en esa isla, y señaló que "aparentemente ningún animal resultó afectado en la zona".
Estimó que es "poco" el carburante que queda en el interior del navío, que derramó casi 600 mil litros de diesel, que se evapora fácilmente, y de búnker, energético para barcos altamente contaminante. Sin embargo, un oficial de la armada dijo a la prensa extranjera que un nuevo derrame se produjo debido a que las fisuras en la estructura del viejo buque aumentaron bruscamente de tamaño, debido al fuerte oleaje.
Extensión del impacto
La marea negra había tocado el lunes la isla Santa Fe y el martes el cayo rocoso de Plaza, adonde van los lobos marinos a curarse de las heridas cuando sostienen riñas o son atacados por otros animales. Tanto Eliécer Cruz como el ministro ecuatoriano de Medio Ambiente, Rodolfo Rendón, admitieron que el martes en la noche se produjo un nuevo derrame, pero aseguraron que fue "oportunamente controlado". Rendón insistió, además, en que "no ha habido catástrofe ecológica", y "han muerto sólo cuatro pelícanos"; unos 42 animales --entre lobos marinos y aves-- han sido manchados por el petróleo.
El subdirector del Parque Nacional Galápagos, Diego Bonilla, coincidió en que los daños ocasionados por el derr ame de combustible no alcanzarán el nivel de catástrofe ecológica que se temía.
Sin embargo, María Eugenia Proaño, de la Fundación Charles Darwin, dedicada a la investigación para la conservación terrestre y marina de las Galápagos, manifestó su preocupación por las especies más expuestas al derrame: pelícanos y lobos marinos
Esta institución ha desplegado un monitoreo sobre la situación de las especies animales y hasta este miércoles registró 50 pelícanos con problemas, aunque no reportó la muerte de ninguno.
El Fondo Mundial de la Naturaleza, por su parte, instó a Ecuador a buscar la "aplicación efectiva de la Ley de Conservación Especial para el archipiélago", un santuario ecológico donde Darwin encontró muchas pruebas para su revolucionaria teoría sobre la evolución, y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Esa ley permite la creación de un área marina protegida en un radio de 40 millas náuticas de las islas, a fin de prohibir la pesca industrial y restringir el turismo y la inmigración.
En Francia, el organismo que agrupa a las comunas bretonas damnificadas por el vertido del petrolero Amoco Cádiz en 1978 señaló, por su parte, que la marea negra de las Galápagos "prueba la evidencia del perjuicio ecológico puro, aun cuando en Francia, en Europa y en menor grado en Estados Unidos no se reconoce este tipo de daño". Jean-Baptiste Henry, coordinador del organismo, consideró que la situación no cambiará aun cuando aumente el tope de indemnización, pues "lo principal es la prevención" y un cambio de legislación.
Un ejemplo fue el naufragio del petrolero Exxon Valdez, en 1989, en Alaska: la compañía estadunidense pagó una multa de mil millones de dólares para ayudar a la recuperación de recursos naturales, pero no reconoció el daño ecológico propiamente dicho.
El derrame en las Galápagos, entre tanto, no solamente amenaza a la vida silvestre. "Estamos sin percibir un solo centavo y con peligro de que no podamos salir al mar en una buena cantidad de días más, porque no parece que se va a resolver pronto lo del barco", manifestó Franklin Zavala, represente de los los 900 pescadores del archipiélago.