Ť Editan libro con fotografías de Mariana Yampolsky
Tlacotalpan, una explosión de color entre imágenes blanco y negro
En Tlacotalpan el viento sopla hacia el Atlántico todo el tiempo. Hacia allá miran los árboles. En el Río Papaloapan los días son brillantes, la gente recibe día a día al tiempo y los visitantes "disfrutan de su pasado y lo comparten". Habla Mariana Yampolsky, fotógrafa de "emociones", pueblos, paisajes, familias, y de las artistas elegidas que, cámara en mano, se le ha dado en retratar al viento y al tiempo.
Continuando con la larga tradición en la edición de libros de arte, la Universidad Veracruzana rescata las imágenes que a lo largo de varias décadas ha realizado Mariana Yampolski de Tlacotalpan, de su arquitectura y su gente, del río Papaloapan. El libro Tlacotalpan cuenta con el ensayo/crónica Tlacotalpan detenida en el tiempo, de Elena Poniatowska.
La edición del libro de 158 páginas con fotografías en color y blanco y negro, corresponde a David Maawad y la coordinación ejecutiva es de Alberto Tovalín. El libro que será presentado en breve tanto en México como en Veracruz, fue posible gracias al apoyo e interés de Víctor Arredondo, Rector de la Universidad Veracruzana, al Gobierno del estado e Instituto Veracruzano de Cultura, así como a la empresa Tamsa.
Fotógrafa de rituales
Para Yampolsky, retratar es un "ritual", pues al disparar comulga con la humanidad: "Sólo tomo lo que me emociona, y aunque también hay una emoción al observar una situación dura, mi falla, creo, es sólo tomar lo bello".
A mediados de los años cincuenta Yampolsky llegó a Tlacotalpan en canoa navegando por el río Papaloapan, "cuando no había carretera". Desembarcó con la compañía de teatro de Javier Rojas. Ahí surgió uno de los muchos amores de Yampolsky: Tlacotalpan y la gente; su sensibilidad y particular colorido.
Autocrítica en exceso, la fotógrafa señala: "A veces pienso que no debería ser tan estricta en mi visión de la fotografía; no busco el lado negativo, tal vez eso es una falla. Me emociona lo bello. También me emociona de otro modo lo contrario, pero no disparo. Tal vez por eso admiro tanto a los fotógrafos que han hecho una crítica social con su cámara".
Una ciudad sui generis
"Tlacotalpan es una ciudad sui generis, por su exótica, variada y excelente comida; por su gente alegre y sumamente amable; por sus fiestas, danzas y música", dice Yampolsky como retratando en la memoria la fotógrafa que ha recorrido centenares de pueblos y carreteras de México; el turno de éstos últimos años le ha correspondido a Tijuana y anexas.
"Tlacotalpan muestra una sensibilidad también muy particular; la gente pinta cada año con diferentes colores las fachadas de sus casas, y aunque como otros pueblos que también pintan cotidianamente sus casas de colores, en Tlacotalpan esta actividad demuestra una gran sensibilidad de parte de sus pobladores, al grado tal, que pintar anualmente las fachadas es un ritual. Se cambia el color de las fachadas y se ilumina de diferentes colores el año: se vuelve una explosión de color".
Si bien Yampolsky es una maestra del blanco y negro, el hacer foto en color asume que le gusta: "Pero siempre y cuando el color pida ser tomado". Y en Tlacotalpan, donde ha realizado infinidad de tomas en blanco y negro, que en lo personal reconoce le gustan más, existe una "verdadera explosión de color; pues es por medio del color como se expresa la gente. Especialmente en Tlacotalpan, ignorar el color es una contradicción".
AGENCIA TODOCULTURA