VIERNES Ť 26 Ť ENERO Ť 2001

Estremecedoras evidencias sobre asesinatos políticos de la dictadura


Crímenes bestiales en Chile


DPA

Santiago, 25 de enero. Un estremecedor relato sobre la forma en que 14 presos políticos fueron asesinados por los militares en el marco de la caravana de la muerte, sacándoles los ojos con garfios o quebrándoles las mandíbulas, hizo esta noche por televisión el general retirado del ejército chileno Joaquín Lagos.

El ex alto oficial acusó de "estas atrocidades" a los también generales en retiro Augusto Pinochet y Sergio Arellano Stark. Este último fue comandante de la caravana de la muerte, un operativo militar destinado a "acelerar los procesos" contra presos políticos en consejos de guerra.

Cuerpos mutilados

En declaraciones a la Televisión Nacional de Chile, Lagos, quien en octubre de 1973 se desempeñaba como comandante de la división de Antofagasta del ejército, unos mil 800 kilómetros al norte de esta capital, relató que el estado en que quedaron los cuerpos de los asesinados hizo demorar su entrega a los familiares.

"Me costó, porque me daba vergüenza verlos (a los cuerpos). Si estaban hechos pedazos. Si no eran cuerpos humanos. Yo quería armarlos, dejarlos de una forma decente. Pero no se pudo: les sacaban los ojos con los corvos, les quebraban las mandíbulas, les quebraban las piernas y al final les daban el golpe de gracia", dijo.

Agregó que él advirtió al ex dictador Pinochet durante una entrevista: "Acuérdese que a nosotros, tarde o temprano, nos van a juzgar, especialmente a usted, que es el comandante en jefe del ejército".

Lagos relató que él alojó a Arellano Stark en su propia casa en 1973 cuando éste, como comandante de la caravana de la muerte, llegó a Antofagasta y que sólo al día siguiente se enteró de los hechos: que 14 personas detenidas habían sido sacadas de la cárcel y fusiladas.

"Por la forma en que procedieron me sentí con dolor, con impotencia, con rabia, con todo lo que usted se imagina ante un hecho de esta naturaleza que hicieron en mi zona jurisdiccional y a mis espaldas".

Según el general retirado, dos días después Arellano Stark le telefoneó para agradecerle las atenciones que le había brindado.

"Yo, que estaba con una indignación sin nombre, le dije: 'no me des gracias ni nada. Vente inmediatamente a mi oficina a explicarme los crímenes cometidos por tu gente'", señaló Lagos.

"Cuando hablamos -continuó- Arellano sacó de su manga el oficio mediante el cual el comandante en jefe (Pinochet) lo había nombrado oficial delegado. Ahí vi que yo no tenía nada que hacer", explicó.

Cuando Pinochet llamó a Lagos a Santiago, le pidió que hiciera una lista con los nombres de los ejecutados, y él cumplió diferenciando los que habían muerto en virtud de consejos de guerra y los ejecutados por orden del oficialpinochet-chile-fuerzas-arma delegado (Arellano Stark).

Lagos guardó la copia original del documento, la misma que el juez especial Juan Guzmán le mostró a Pinochet durante la toma de la declaración indagatoria el martes pasado.

El ex dictador reconoció como suya la anotación con letra roja. Sin embargo, al tener en sus manos la totalidad del documento de cuatro hojas, Pinochet afirmó que lo que aparece en el resumen como personas ejecutadas por orden C.J.E. (Comandante en Jefe del Ejército): 53, "es absolutamente falso". "Yo no soy ningún criminal", dijo.

Aseguró más adelante que "los encargados de los procesos eran los comandantes de las respectivas guarniciones", con lo que apuntó directamente a Joaquín Lagos.

Igualmente, las defensas de Pinochet y Arellano Stark señalaron hoy que, en el caso de Antofagasta, la obligación de investigar los hechos de la caravana eran responsabilidad de Lagos, en su calidad de jefe de zona.

"Fue la propia actuación de Lagos la que impidió que se hiciera la investigación correspondiente y se aplicaran sanciones en forma oportuna", declaró el abogado Sergio Arellano Iturriaga, hijo del acusado Arellano Stark.

Contrariamente, la abogada querellante Carmen Hertz señaló, por su parte, que es "una aberración jurídica" culpar al general en retiro Joaquín Lagos.

La jurista invocó el artículo 74 del Código de Justicia Militar, que señala que al comandante en jefe del ejército, en este caso Pinochet, le corresponde el ejercicio pleno de la jurisdicción militar. Esa norma ordena que, en caso de delitos, esa misma autoridad debe ordenarle al fiscal militar enjuiciar a los individuos responsables, por lo que "Lagos no tiene ninguna responsabilidad, ya que él le informó a la máxima autoridad del país en su calidad de comandante en jefe del ejército y presidente de la junta de gobierno sobre las masacres ocurridas", dijo Hertz.