SABADO Ť 27 Ť ENERO Ť 2001

Ť Es una conspiración contra Yeltsin, acusa el ruso

Juez rechaza libertad condicional de Borodin en EU; silencio de Moscú

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscu, 26 de enero. A diferencia de lo ocurrido cuando se conoció aquí su detención, hace nueve días, esta vez no hubo airadas protestas oficiales por la decisión de la corte de Brooklyn de denegar la libertad condicional bajo fianza a Pavel Borodin, que permanece recluido en una prisión de Nueva York.

Sólo el canciller Igor Ivanov, en breves de-claraciones, hizo referencia al fallo del ma- RUSSIA_US_ARREST_BORODIN-22 gistrado estadunidense, que pone al otrora poderoso director general de administración del Kremlin y colaborador de confianza del presidente Vladimir Putin prácticamente en la antesala de ser extraditado a Suiza, que lo reclama como presunto responsable de los delitos de lavado de dinero y pertenencia a grupo delictivo.

Ivanov, menos contundente que en días pasados y dentro de la tónica marcada por el silencio de Putin, reconoció que "el problema es legal y no político", si bien prometió que el gobierno ruso estudiará detalladamente el fallo para coordinar esfuerzos con los abogados de Borodin.

Estos, por voz del más experimentado, Guenrij Pavda, aseguraron que su cliente no tiene ningún inconveniente en responder cualquier pregunta de la fiscalía suiza. Es un sutil recordatorio de lo que podría suceder si Borodin se siente abandonado a su suerte, por ello el abogado afirmó que "Borodin es víctima de una conspiración contra el ex presidente Boris Yeltsin y su entorno".

Hizo también el siguiente comentario so-bre la corrupción que se presume impregnó la remodelación del Kremlin y otros edificios oficiales: "Primero trataron de involucrar a Yeltsin; luego a su hija, Tatiana. Nada les pudieron probar y, ahora, Borodin se está quedando solo frente a los fiscales suizos".

Pavda dio a entender que su cliente está decepcionado con la actitud de las autoridades rusas, y en un mensaje con claro destinatario en el Kremlin, Pavda dijo que Borodin pidió transmitir su más sincero agradecimiento al presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, por haber salido en de-fensa suya. De Putin, como si no existiera.

Lo cierto es que el propio presidente ruso ha hecho hasta lo imposible para mantenerse al margen del espinoso caso, que ha llegado a provocar serias fricciones con su ho-mólogo bielorruso.

La más reciente se centra en la designación oficial de Igor Selivanov como secretario de Estado interino de la unión entre Rusia y Bielorrusia.

Después de aceptar que Putin escogiera a un sustituto provisional de Borodin, Lukashenko montó en cólera al enterarse que no fue el mandatario ruso, sino el primer ministro Mijail Kasianov, quien asumió por Rusia el nombramiento.

El intercambio de declaraciones subidas de tono entre ambas cancillerías no se hizo esperar y todavía no se ponen de acuerdo en si Kasianov, como aseguran los bielorrusos, se extralimitó en sus funciones, o actuó con apego a derecho, como sostienen los rusos.