domingo Ť 28 Ť enero Ť 2001

Néstor de Buen

Inseguridad, Ƒcausa o efecto?

Es un hecho que todos, de alguna manera, tenemos miedo. La frecuencia de asaltos, robos de todo tipo, secuestros y crímenes de mayor dimensión, ahora inclusive políticos, está generando una sicosis que hace muy poco propicia la convivencia si ésta obliga a encuentros tardíos en zonas alejadas. Antes, cerrar por la noche la puerta de la propia casa era un terminar con los trabajos y los días. Ahora es una especie de encuentro con el refugio último, por cierto que no siempre eficaz. La llave que cierra la puerta al exterior es, en cierto modo, un seguro de tranquilidad. La jornada ha concluido sin problemas. Estos se quedan afuera.

Para la clase dominante, que lo es hoy por muchas razones, la inseguridad se ha convertido en un motivo principal de escándalo y de quejas cada vez más aparatosas, porque piensa que la autoridad, por supuesto que no la federal, que esa es hoy del gremio, ya no garantiza la tranquilidad. Hace unos días, esta misma semana, asistí en el Club de Industriales a la conferencia-comparecencia de Alejandro Gertz Manero esperada con expectación por un grupo muy selecto de socios e invitados. La preocupación colectiva asumía características de inquietud personalísima. Y es lógico que quien tiene, tenga miedo de perder lo que tiene y, entre otras cosas, ese bien tan preciado que es la vida. La propia y la de los suyos.

Debo suponer que los negocios que venden seguridad están en auge. Ya se incrementa el número de expertos en la protección personal, aumenta la venta de autos blindados. En general, el contraveneno de quienes pueden hacerlo es poner un dique, costoso por cierto, entre la delincuencia y ellos mismos, candidatos previsibles a ser víctimas.

No pude quedarme a la etapa de preguntas a Alejandro Gertz, porque tenía ocupaciones urgentes. Es época de revisión de contratos colectivos de trabajo y de condiciones generales de trabajo, y las tardes suelen ser muy exigentes en el inicio de las jornadas de discusión. Y me quedé con las ganas de hacerle una sola pregunta a Alejandro: Ƒno crees que la inseguridad es consecuencia y no causa?

A esa pregunta habría tenido que agregar algunas sugerencias. Porque estoy convencido de que entre esa inseguridad que nos agobia y los evidentes problemas sociales que vive el país hay una relación estrecha. Las propuestas habrían sido muy sencillas: Ƒpor qué, señores industriales y comerciantes de evidente prosperidad, no abandonan la política de despidos masivos y el apoyo a mantener los salarios muy por debajo del nivel de subsistencia? ƑPor qué no intentar repartir esa productividad por la que tanto claman y que es evidente que tiene un sentido excesivamente unilateral? ƑPor qué no siguen la política lógica de que los principales destinatarios de sus productos, el sagrado pueblo, tenga dinero para comprarlos y reducen su mercado de manera tan absurda?

Hace años, en una cena a la que me invitó Manolo Arango, compartimos con el famoso Jeremy Ripkin, autor del libro El fin del trabajo, sus comentarios y respuestas a los problemas del futuro. Su tesis, no exclusiva de él, por supuesto, es que en unos cuantos años la tecnología sustituirá en forma total al trabajo humano. Nada más y nada menos. Eso, en su versión, hará la felicidad de los empresarios liberados de las cargas laborales y de seguridad social.

Producir sin costos humanos resultaría así la solución perfecta. No más huelgas ni paros, ni siquiera despidos en donde no hay a quien despedir.

Le hice una sola pregunta: ''Dime, Jeremy, si no hay trabajo y por lo mismo no hay salario, Ƒa quién le van a vender los señores empresarios?''. El famoso autor, hombre serio y correcto, me contestó con autenticidad admirable: ''No hay respuesta para esa pregunta''.

Si el empresario no crea empleo y no mejora los salarios, su pretendido ahorro revertirá en falta de mercado, y lo que es más grave en lo personal, en una total inseguridad. Y eso no se remedia con guaruras ni carros blindados.

Tal vez mejorar el empleo y los salarios no sea la única solución. Pero valdría la pena intentarlo.