DOMINGO Ť 28 Ť ENERO Ť 2001
Ť Se impone a países pobres esquemas forzados de comercio, dicen en foro social
La globalización traba el pensamiento: Frei Betto
Ť Analizan la manera de construir un modelo de producción de bienes y servicios para todos
STELLA CALLONI ENVIADA
Porto Alegre, 27 de enero. Después de la conmoción causada ayer por la presencia de Ahmed ben Bella, líder de la revolución de Argelia y ex presidente de ese país, quien rindió homenaje a Ernesto Che Guevara y al millón y medio de personas que mueren anualmente en el tercer mundo víctimas de enfermedades, hambre y desnutrición, el Foro Social Mundial continuó este día con un ritmo vertiginoso, casi imposible de seguir.
En la tarde, varias agrupaciones firmaron un documento de apoyo a las manifestaciones contra el Foro Económico de Davos, y de repudio a las autoridades suizas.
Este sábado se presentó el fraile dominico Frei Betto, quien sostuvo que la globalización traba el pensamiento mediante una fragmentación de la información, y advirtió que las nuevas generaciones no consiguen articular y entender qué nexo puede existir entre un habitante de las favelas brasileñas y las acciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).
"La realidad está fragmentada y los fenómenos sociales divididos, sin vínculos, impidiendo actitudes a largo plazo", sostuvo Betto, quien en declaraciones a La Jornada opinó que el Foro Social Mundial es una verdadera representación de las búsquedas de diversos países y sectores, que recrea y enriquece los trazos hacia el futuro cercano.
El egipcio Samir Amín, director del Foro del Tercer Mundo, de Dákar, y del Foro Mundial de Alternativas, cosechó aplausos de miles de asistentes a su conferencia, cuando afirmó que la única alternativa verdadera es el socialismo. Sin embargo, las posiciones varían y algunos ven en el socialismo un futuro muy largo e incluso recreado. En esta verdadera Babel en que se ha convertido la Universidad Católica Pontificia de Porto Alegre, la salas y pasillos están permanentemente atestados, al igual que los auditorios en los que se celebran múltiples conferencias simultáneas. Al mismo tiempo, funcionan talleres y reuniones especiales. Los invitados y delegados de 133 países suman más de 3 mil, los periodistas más de mil y los asistentes aumentan con el paso de los días y alcanzan los 10 mil.
Las discusiones y debates giran sobre "ejes" determinados. El eje uno es sobre la producción de riquezas y la reproducción social, y las conferencias sobre el tema se centran en este aspecto bajo la interrogante de cómo construir un sistema de producción de bienes y servicios para todos y sobre cuál es el modelo de comercio internacional que se requiere.
El presidente de esta mesa fue Bernard Cassen, presidente de la asociación francesa ATTAC y director general de Le monde Diplomatique. Importante fue la intervención de Dot Keet, del Centro para estudios Sudáfricanos, de la Universidad del Oeste de Ciudad del Cabo, quien expuso con cifras contundentes la realidad mundial y habló de la "manipulación comercial que realizan los países más industrializados", así como del deterioro de los términos comerciales para los países del sur.
Keet calificó de comercio "obligado" o "forzado" el esquema que se ha impuesto a los países más pobres, no sólo obligándolos a abrir las importaciones, sino también manejando sus exportaciones. Se refirió también al "uso múltiple del comercio en el juego de los poderosos" y de cómo se ha obligado gradualmente a los países del sur a reducir su independencia.
El eje dos habla del acceso a las riquezas y al sostenimiento, en torno a las preguntas de cómo traducir el desarrollo científico en desarrollo humano. Hoy, dentro del mismo esquema, se debatió sobre cómo garantizar el carácter público de los bienes comunes a la humanidad, su descentralización y el control social sobre el medio ambiente. Presidió esta mesa Roberto Kishimani, representante de Greenpeace Internacional y director general de Greenpeace en el país.
El eje tres gira en torno a la afirmación de la sociedad civil y de los espacios públicos. Se debatió cómo fortalecer la capacidad de acción de las sociedades civiles y la construcción del espacio público; las discusiones se centraron también en cómo asegurar el derecho a la información de los medios de comunicación.
El eje cuatro trata sobre el poder político y ética en la nueva sociedad. Este sábado se discutió sobre cómo democratizar el poder mundial; la mesa estuvo presidida por Fabio Konder Comparatto, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sao Paulo, y contó con la presencia del sociólogo argentino Atilio Borón y Aníbal Quijano, de la Universidad de San Marcos, de Perú.
Los talleres abarcan desde lo sindical hasta los derechos del consumidor, el sector informal, la sustentabilidad y democracia en el Cono Sur, medio ambiente, mujeres, niños, en un espectro amplísimo que supone más de 100 reuniones durante todo el día.
El foro es, sin duda, la reunión más importante que se haya dado, como un "fenómeno de resistencia creativa", tal como lo calificó Frei Betto.
Piden responsabilidad social a empresas
Los pilares del sistema de mercado capitalista y la explotación comercial de los países más pobres fueron blanco de las críticas este sábado en el Foro Social Mundial, en el que se apostó por un comercio más equitativo y la responsabilidad social de las empresas.
Dos tercios del comercio mundial está en manos de multinacionales que utilizan mano de obra de países en vías de desarrollo y son expertos en dumping, es decir, comercializan sus productos a un precio menor del establecido por los pequeños empresarios, según el responsable del sindicato brasileño Central Unica de Trabajadores (CUT), Kjeld Jakobsen.
Sin embargo, está demostrado que las firmas que aplican una ética social son más rentables por la imagen positiva que despiertan entre los consumidores, aseguró el empresario brasileño Oded Grajew, apoyándose en datos de Wall Street.
Por ello, el industrial propuso establecer indicadores sociales para saber si las firmas remuneran bien a los productores, respetan el medio ambiente y a las minorías. Estos criterios deberían ser controlados por una entidad supranacional.