DOMINGO Ť 28 Ť ENERO Ť 2001
Ť El volumen también es un ejercicio contra el olvido
El libro Los nombres sin tumba, una acusación a los genocidas
Ť Fue presentado el viernes por la noche en Casa Lamm
MIRYAM AUDIFFRED
Con el objetivo de buscar imágenes de las víctimas fatales de genocidas, un grupo de hombres y mujeres se reunió el viernes por la noche en la librería Pegaso, de Casa Lamm.
Celebraban la presentación del libro Los nombres sin tumba, publicado por Editorial Praxis, con textos de José María Espinasa, Federico Alvarez, Carlos Fazio, Noé Jitrik, Francisco Segovia, Ezequiel Escurra, Mariana Masera y Sandra Lorenzano, entre otros.
Los presentes traían en el rostro la señal del duelo ininterrumpido, de infatigable memoria. Y es que, dice un poema de Coleridge, "desde siempre, a una hora incierta, esa agonía vuelve".
Juan Gelman ha escrito que la dictadura militar argentina no sólo desapareció a 30 mil personas: "Lo hizo de tal modo que cada desaparición fue una perdigonada que alcanzó a padres y a hijos, a familiares y amigos. Ellos también son víctimas y saben que el infierno no termina cuando se apagan los hornos y se cierran las puertas".
Hace 13 años cesó el infierno militar en Argentina y, no obstante, quienes acudieron el viernes a Casa Lamm aún tienen el dolor de saber que los culpables están libres, que la amnistía es -en palabras de Federico Alvarez- el olvido. Por eso, el escritor José María Espinasa aseguró que el libro, ante todo, es "una acusación y un ejercicio de memoria que no los va a dejar descansar".
En silencio, familiares de algunos desaparecidos escuchaban. Ellos no estuvieron en ninguno de los 356 campos de concentración de la dictadura militar, pero aún sufren por la ausencia forzada de sus parientes.