DURA DISPUTA ENTRE LOS "GLOBALIFILICOS"
Los reunidos en el Foro de Davos llevan una lucha en varios
frentes. No sólo deben combatir contra el éxito político
del Foro Social Mundial de Porto Alegre, que simulan ignorar, o resistir
el rechazo violento de quienes manifiestan en su contra en las calles suizas
obligándoles a estar encarcelados en sus hoteles de lujo. Mucho
más preocupantes, para algunas grandes trasnacionales y para las
organizaciones financieras internacionales, son las hesitaciones y las
críticas provenientes de importantes sectores del establishment,
como el gobernador de la ciudad de Tokio, que se lanzó a fondo contra
la política económica de Washington, o la gran finanza de
Hong Kong, que protestó contra el intento de marginar nada menos
que a China con sus mil 400 millones de personas y su importante papel
en la economía asiática y mundial. Pero, sobre todo, Europa
recibió con muy poco beneplácito el hecho de que la Presidencia
de Estados Unidos esté en manos de un hombre como el ex gobernador
de Texas, con su notoria carencia de cultura, experiencia y flexibilidad,
particularmente en un momento en que el estancamiento de la economía
de la primera potencia mundial amenaza "enfriar" también la de sus
principales socios (y competidores).
La rebaja masiva de impuestos que Bush propone como varita
mágica para evitar una caída de los negocios en su país
preocupa en especial a europeos y japoneses porque, sin duda, facilitará
la emigración hacia territorio norteamericano de muchos capitales
con los que contaban. Igualmente causa profunda preocupación --y
no sólo en Rusia, donde el gobierno advierte sobre las posibles
"consecuencias irreparables" de la medida-- la idea de Bush de reanimar
la economía de su país subsidiando fuertemente a la industria
armamentista gracias al desarrollo del llamado "escudo espacial". El apoyo
del Estado, con una política keynesiana que subvenciona a los militares
mientras corta en los gastos sociales, no sólo contraviene las declaraciones
sobre la libertad de mercado, sino que también se opone a los planes
europeos de rearme propio y, para colmo, lleva a una confrontación
con Rusia y con China, a las que Europa occidental espera desarrollar como
posible mercado. La visión europea de que, como siempre, Estados
Unidos intentaría salir de sus dificultades económicas sin
tener en cuenta a sus asociados y con una aventura que podría tener
consecuencias bélicas, lleva a una tensión notable entre
las capitales del Viejo Mundo, por un lado, y el elefante que se mueve
entre la cristalería de la Casa Blanca, por el otro. Expresión
de ella es la nada diplomática declaración del presidente
italiano, dirigida obviamente al ex gobernador texano y actual presidente
del país "modelo", en la que recuerda que la pena de muerte es bárbara
e indicio de falta de civilización. Otra expresión, menos
pública pero más importante, es la decisión de la
Unión Europea, de acelerar el reajuste de la Política Agrícola
Común, supuestamente porque el caso de las "vacas locas" la hace
demasiado cara, pero en realidad para enfrentar mejor, en el campo de la
hegemonía alimentaria mundial, la competencia con Estados Unidos
en el caso de que el dólar baje. Habrá que estar, por consiguiente,
particularmente atentos a los puntapiés que los socios se dan por
debajo de la mesa en torno a la cual discursean y conviven. Asistimos,
en realidad, al aumento de las tensiones mundiales, por más que
se diga que se acabó la Historia. |