Espejo en Estados Unidos
México, D.F. domingo 28 de enero de 2001
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Editorial
 
DURA DISPUTA ENTRE LOS "GLOBALIFILICOS" 

SOL Los reunidos en el Foro de Davos llevan una lucha en varios frentes. No sólo deben combatir contra el éxito político del Foro Social Mundial de Porto Alegre, que simulan ignorar, o resistir el rechazo violento de quienes manifiestan en su contra en las calles suizas obligándoles a estar encarcelados en sus hoteles de lujo. Mucho más preocupantes, para algunas grandes trasnacionales y para las organizaciones financieras internacionales, son las hesitaciones y las críticas provenientes de importantes sectores del establishment, como el gobernador de la ciudad de Tokio, que se lanzó a fondo contra la política económica de Washington, o la gran finanza de Hong Kong, que protestó contra el intento de marginar nada menos que a China con sus mil 400 millones de personas y su importante papel en la economía asiática y mundial. Pero, sobre todo, Europa recibió con muy poco beneplácito el hecho de que la Presidencia de Estados Unidos esté en manos de un hombre como el ex gobernador de Texas, con su notoria carencia de cultura, experiencia y flexibilidad, particularmente en un momento en que el estancamiento de la economía de la primera potencia mundial amenaza "enfriar" también la de sus principales socios (y competidores). 

La rebaja masiva de impuestos que Bush propone como varita mágica para evitar una caída de los negocios en su país preocupa en especial a europeos y japoneses porque, sin duda, facilitará la emigración hacia territorio norteamericano de muchos capitales con los que contaban. Igualmente causa profunda preocupación --y no sólo en Rusia, donde el gobierno advierte sobre las posibles "consecuencias irreparables" de la medida-- la idea de Bush de reanimar la economía de su país subsidiando fuertemente a la industria armamentista gracias al desarrollo del llamado "escudo espacial". El apoyo del Estado, con una política keynesiana que subvenciona a los militares mientras corta en los gastos sociales, no sólo contraviene las declaraciones sobre la libertad de mercado, sino que también se opone a los planes europeos de rearme propio y, para colmo, lleva a una confrontación con Rusia y con China, a las que Europa occidental espera desarrollar como posible mercado. La visión europea de que, como siempre, Estados Unidos intentaría salir de sus dificultades económicas sin tener en cuenta a sus asociados y con una aventura que podría tener consecuencias bélicas, lleva a una tensión notable entre las capitales del Viejo Mundo, por un lado, y el elefante que se mueve entre la cristalería de la Casa Blanca, por el otro. Expresión de ella es la nada diplomática declaración del presidente italiano, dirigida obviamente al ex gobernador texano y actual presidente del país "modelo", en la que recuerda que la pena de muerte es bárbara e indicio de falta de civilización. Otra expresión, menos pública pero más importante, es la decisión de la Unión Europea, de acelerar el reajuste de la Política Agrícola Común, supuestamente porque el caso de las "vacas locas" la hace demasiado cara, pero en realidad para enfrentar mejor, en el campo de la hegemonía alimentaria mundial, la competencia con Estados Unidos en el caso de que el dólar baje. Habrá que estar, por consiguiente, particularmente atentos a los puntapiés que los socios se dan por debajo de la mesa en torno a la cual discursean y conviven. Asistimos, en realidad, al aumento de las tensiones mundiales, por más que se diga que se acabó la Historia.

 

 

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