LUNES Ť 29 Ť ENERO Ť 2001
Ť Reformó la Constitución de Yucatán para continuar al frente de la gubernatura
Abanderar movimientos campesinos y obreros, estrategia de balo Cervera para llegar al poder
Ť Otorgó la directiva del PRI estatal a Sauri, para consolidar una alianza que aún perdura
MIREYA CUELLAR Y LUIS BOFFIL ENVIADA Y CORRESPONSAL
Merida, Yuc. 28 de enero. Su arma para someter a los grupos políticos de la entidad durante 30 años ha sido el temor que despierta, pero eso no le resta carisma con los sectores que se benefician de las bicicletas y lavadoras que reparte. Su talón de Aquiles -coinciden sus amigos y enemigos- es el tamaño, inmenso, de su ego. Víctor Manuel de Jesús balo Cervera Pacheco puede ser un personaje de varios rostros.
Hijo del maestro rural Juan Cervera y de Francisca Pacheco, oficialmente nació en Mérida el 23 de abril de 1936. Su historia personal es poco conocida por los yucatecos y existen varias versiones sobre ella. Hay quienes aseguran que en realidad nació en Dzemul, 60 kilómetros al oriente de Mérida, en noviembre de 1935. No tiene títulos académicos y nadie sabe si concluyó siquiera el bachillerato. El curriculum que ofrece su oficina de prensa no responde a varias interrogantes. Se niega a las entrevistas porque -comentan- detesta dar explicaciones.
Su vida pública comenzó en la Federación Estudiantil de Yucatán -agrupa a las escuelas de educación media-, que en los años 50 y 60 tuvo un gran activismo político; abanderaba causas populares y se sumaba a movimientos obreros y campesinos. A través de ella, el hoy gobernador se vinculó con los campesinos. Era una especie de asesor y puente para que recibieran apoyos económicos de la banca de desarrollo, controlada por el grupo político al que pertenecía. Ese clan estaba enfrentado al gobernador de ese momento, Luis Torres Mesías.
Un buen día -corría el mes de marzo de 1967- balo Cervera regresaba del municipio de Tixkokob, donde había participado en una protesta campesina, cuando Torres Mesías ordenó que se le detuviera bajo el cargo de agitación social.
Su captura provocó que cientos de campesinos de todo el estado se concentraran en la ciudad de Mérida. Apedrearon el Palacio de Gobierno y sitiaron el centro de la ciudad, por lo que Torres Mesías se vio obligado a dejarlo en libertad. Salió de la penitenciaría rodeado de una multitud de campesinos pobres que lo vitoreaba. De entonces a la fecha, todos los mandatarios saben que si en realidad quieren gobernar Yucatán, tienen que negociar con él.
Otra acta de nacimiento
Así logró su primer puesto de elección popular. Se convirtió en diputado local. Las versiones dicen que fue entonces cuando se mandó hacer una nueva acta de nacimiento, porque no contaba con la edad mínima marcada por la ley para aspirar al cargo, ya que le faltaban algunos meses. Así, festeja su cumpleaños en noviembre (el real) y en abril (el oficial).
Cervera concentró su trabajo en los campesinos, el sector más importante del estado; la economía de entonces estaba fincada en el henequén, pese a la crisis que la fibra vivía en los mercados internacionales para esa época. Hacía visitas al hospital de henequeneros y les gestionaba todo tipo de apoyos económicos.
En esos años se vinculó con Carlos Sansores Pérez, a quien siempre identifica como su "maestro" en la política. Pasó algunos periodos, en esa época, junto a Sansores, en Campeche, donde éste fue factor de poder durante décadas.
En 1970 consiguió ser el candidato del PRI a la alcaldía de Mérida, en medio de un zafarrancho -sus huestes de la Federación de Estudiantes hostigaron a los votantes, robaron casillas... según la tesis de maestría del investigador Efraín Poot Capetillo. Así "recuperó" la capital, que estaba en manos del más legendario panista de la localidad, Víctor Manuel Correa Rachó. La forma como se desarrollaron los comicios hizo que el Partido Acción Nacional se retirara de las elecciones locales durante más de una década. Es hasta 1981 cuando el PAN volvió a registrar candidatos; en ese lapso sólo participó en los procesos federales.
Todavía no concluía su periodo de alcalde cuando contendió por una diputación. Cervera heredó la alcaldía a Wilberth Chi Góngora, y el entonces gobernador Carlos Loret de Mola -su eterno enemigo- vio la oportunidad para golpear al balo, como le dice familiarmente la gente y que es un modismo maya utilizado en lugar de muchacho.
Carlos Loret logró que el Congreso destituyera al sucesor de Cervera, acusándolo de malversar 30 millones de pesos. La respuesta no se hizo esperar: organizaciones estudiantiles afines a Cervera causaron destrozos en el recinto legislativo y el centro de la ciudad. Después atacaron con piedras y bombas molotov la casa del jefe de la policía estatal.
Loret de Mola estaba por concluir su periodo constitucional, así que llegó el relevo en la gubernatura. En la disputa, el presidente Luis Echeverría se inclinó por Francisco Luna Kan (1976-82), quien resultó candidato. Cervera se refugió en la Liga de Comunidades Agrarias y consiguió la senaduría para el año siguiente. Mientras despachaba en la casona de Xicoténcatl también dirigía la CNC. Luna Kan fue de los gobernadores que más lo limitó; durante todo su sexenio no le permitió hacer actos políticos personales en la entidad.
"Cualquiera menos Cervera", es una de las frases más conocidas del ex gobernador, quien hace algunos años se afilió al PRD. Luna Kan ejerció su derecho de veto y Cervera no pudo alcanzar la nominación. Pero el entonces gobernador tampoco pudo dejar a su delfín, Federico Granja Ricalde, porque, como marcaba una de las reglas del sistema político, el gobernador tenía derecho a vetar o a votar (a la hora de designar a su sucesor ), pero no a las dos cosas.
El conflicto para elegir heredero de Luna Kan creció tanto, que en un intento por apaciguar las pugnas de los grupos locales el gobierno federal envió al general Graciliano Alpuche Pinzón para la gubernatura. Su oponente panista fue Carlos Castillo Peraza.
Alpuche Pinzón era un desconocido para los yucatecos, no tenía cuadros locales y llegó al estado con un equipo formado por sus amigos, recordados en la entidad por su gusto hacia la rapiña. Hay varias anécdotas al respecto. Una de ellas narra que en una fiesta con la mejor sociedad de la localidad, la esposa del gobernador lució un broche que le había regalado un alto funcionario de la Procuraduría estatal. En pleno convite se le acercó la anfitriona para decirle que el broche que ella portaba le había sido robado de su casa meses atrás.
El general era un hombre viejo y enfermo, que a las seis de la tarde debía recostarse para descansar. No logró conciliar los intereses de los grupos de poder local, así que empezaron las zancadillas. El 30 de abril de 1983 una avioneta cruzó la ciudad tirando volantes en los que se invitaba a la ciudadanía a concentrarse por la tarde en la plaza central porque se regalarían juguetes. Tres mil mujeres con sus niños llegaron al lugar. "ƑCuáles juguetes?", preguntaba el gobernador cuando la muchedumbre empezó a exigir que se le entregaran los obsequios ofrecidos. Nadie supo con precisión quién ideó la maniobra. Sin embargo, la voz popular le atribuye todo a Cervera. Aquel día la gente se retiró maldiciendo al mandatario.
Alpuche Pinzón no resistió. El 16 de febrero de 1984, dos años después de llegar al poder, solicitó una licencia de seis meses "por motivos de salud". El Congreso designó entonces al diputado federal Víctor Cervera Pacheco para ocupar su lugar. Este inmediatamente afianzó su poder en todos los espacios. Le dio la presidencia del PRI estatal a Dulce María Sauri Riancho. Entonces se consolidó una alianza que -con sus tropiezos- dura hasta la fecha.
Así llegó Cervera Pacheco al poder para un primer periodo de seis meses. Si Alpuche hubiera solicitado una licencia definitiva se habría tenido que convocar a elecciones, porque la Constitución prevé que debe haber nuevos comicios cuando no se han cumplido los primeros tres años de ejercicio constitucional. Al vencer el plazo, llegó otra solicitud de licencia y el Congreso volvió a nombrar a Cervera para un segundo periodo que se manejó como prórroga.
El 16 de febrero de 1985 -una vez rebasados los tres años formales de gobierno- Alpuche informó que se retiraba definitivamente, y el Congreso local le dio título de gobernador sustituto a Cervera Pacheco, sin importar que la Constitución, en su artículo 53, prohibía a quienes hubieran ostentado el cargo de mandatrio estatal en cualquier modalidad -interino, provisional, sustituto, o encargado del despacho-, volver a ocupar esa posición. En términos estrictos no habría podido cubrir el segundo periodo de seis meses de Alpuche Pinzón.
En esos años ocurrió una de las muertes que el panismo local le achaca al cerverismo. El 19 de febrero de 1985 una turba de priístas linchó al panista Benito Oy Kumul en la plaza del municipio de Chemax.
El asesinato fue el colofón de un enfrentamiento entre priístas y panistas por la presidencia de una comisaría ejidal. El Partido Acción Nacional estatal organizó entonces una marcha que partió de Chemax a la capital del estado, en demanda de justicia. El gobernador se comprometió a que los culpables irían a la cárcel, y los panistas suspendieron su marcha. Hasta la fecha, 15 años después, no se ha procesado a nadie.
El 31 de enero de 1988 Cervera Pacheco concluyó su mandato, pero tres meses antes, en noviembre del 87, consiguió que el Congreso modificara la Constitución local para establecer que únicamente no podría volver a ser gobernador quien hubiera llegado al cargo por la vía de la elección popular. Eso le abrió la posibilidad de presentarse posteriormente como candidato. Así lo hizo seis años después.
La gubernatura se la entregó a Víctor Manzanilla Schaffer, quien ya había sido dos veces diputado federal y senador por Yucatán, además de embajador en China y Corea.
Víctor Manzanilla Schaffer era parte de un viejo grupo político encabezado por Enrique Olivares Santana, y nunca tuvo una buena relación con Cervera Pacheco.
De nuevo la guerra
Cuando el gobierno federal anunció la venta de Cordemex -la paraestatal a la que los campesinos vendían su henequén-, la Liga de Comunicades Agrarias, controlada por el ex gobernador, le organizó una sublevación de productores, quienes entraron al Congreso tirando huevos podridos y tomates a los diputados, como si la venta fuera una decisión de ellos.
El gobernador Manzanilla Schaffer comenzó a tener también problemas con grupos de colonos -controlados por Carlos Sobrino Sierra desde su posición de delegado del Pronasol en el estado-, y las versiones que empezaron a corren en los pasillos del poder local y federal eran que había ingobernabilidad en Yucatán porque su titular andaba siempre "de fiesta".
Tampoco Manzanilla resistió las presiones. Habían transcurrido tres años de su gobierno cuando -el 14 de febrero de 1991- pidió licencia, no sin señalar en su tercer y último informe de gobierno que los cerveristas no lo dejaron gobernar y que hacían "política rupestre". Cervera era entonces secretario de la Reforma Agraria.
A Manzanilla lo sustituyó Dulce María Sauri Riancho, quien renunció cuando el gobierno federal negoció con Acción Nacional la entrega de la alcaldía de Mérida en 1993 a Luis Correa Mena, protegido político de Carlos Castillo Peraza.
Después de un miniperiodo de gobierno de 18 meses que ejerció Federico Granja Ricalde -se cambió la Constitución local para ajustar los comicios y realizarlos meses después de las elecciones presidenciales-, Víctor Cervera regresó en 1985 para gobernar a sus paisanos. Es el único mandatario de la época posrevolucionaria que ha estado más de seis años en el poder. Dicen que le gusta presumir de ello.
Los acontecimientos de los últimos años han llevado a los yucatecos a atribuirle a su gobernador todo tipo de bienes y males. Quienes le conocen de tiempo atrás dan testimonio de que puede ser el jefe enfurecido que regaña a sus subordinados en público o agrede corporalmente -empuja, manotea- cuando las cosas no salen como quiere. Su gusto por los caballos de carreras, las vacas y las armas, son parte de otro rostro.
Al que no le guste, le parto...
Los episodios que hablan del gobernador-cacique son muchos, pero uno de los últimos involucra a Patricio Patrón Laviada -con quien tiene nexos familiares, ya que un hermano del panista, Alejandro, es esposo de Pilar, la hija mayor del gobernador-, cuando recién llegado a la alcaldía de Mérida conoció los estilos del suegro de su hermano.
En una comida y ya como despedida -la anécdota se comenta con algunos matices, dependiendo de si son panistas o priístas quienes la cuentan-, Cervera Pacheco dijo a Patrón Laviada que nunca olvidara que en Yucatán "mando yo, y al que no le guste le parto su madre, chamaquito". El entonces alcalde se levantó de la mesa, empezó a doblar las mangas de su camisa y le respondió: "pues de una vez, viejito". Y ahí terminó el diálogo.