LUNES Ť 29 Ť ENERO Ť 2001

Ť El escritor francés retorna al escenario editorial con su ensayo La gran mascarada

Analiza Jean-François Revel la supervivencia de la utopía socialista

Ť Fustiga la falta de una reflexión crítica en el seno de la izquierda internacional al régimen soviético, "el mayor fracaso de un sistema político en la historia de la humanidad"

MIRYAM AUDIFFRED

"El comunismo es para la izquierda como un miembro fantasma, como un brazo o una pierna que ha sido amputado pero cuyo dueño sigue sintiendo; como si todavía lo tuviera".

El autor de estas palabras es el francés Jean-François Revel, hombre de letras acostumbrado a causar polémica y quien regresa al escenario editorial con La gran mascarada. Ensayo sobre la supervivencia de la utopía socialista, libro del cual transcribimos en esta nota algunos fragmentos, con autorización de Editorial Taurus.

berlinwallartConsiderado el George Orwell de nuestra época por el escritor Mario Vargas Llosa ?es un "espléndido ensayista y el más lúcido fustigador del dogma político y las costumbres totalitarias"?, Jean-François Revel (Marsella, 1924) intenta desentrañar en La gran mascarada los motivos y argumentos que la vieja izquierda ha esgrimido para explicar y justificar a ultranza "los errores, perversiones y corrupciones de los regímenes totalitarios comunistas o, al menos, la ideología que directa o indirectamente propició esos crímenes y extravíos".

"Justificaciones retrospectivas"

¿Es descabellado pensar que el influjo de esa contraofensiva procomunista se adscribe a una elite poderosa que concentra todos sus esfuerzos en habilitar una especie de espejo deformante, en el cual poder llevar a cabo un oportuno maquillaje moral, a fin de evitar a toda costa la confesión de los errores y la vergüenza del remordimiento?, pregunta.

Para responderse, el también autor de numerosas novelas y ensayos, como Pourquoi des philosophes? (1957) y Le voleur dans la maison vide (1997), estructuró su obra en 15 capítulos, que abordan temas dignos de debate como "El miedo al liberalismo", "El odio al progreso", "La memoria truncada" y "El comunismo en el siglo XX: ¿Una historia sin significado?"

Revel enfatiza la caída del régimen soviético "por el efecto de su propia putrefacción interna", y señala que él, como muchos otros intelectuales, pensó que este acontecimiento ?"el mayor fracaso de un sistema político en la historia de la humanidad"? suscitaría una reflexión crítica en el seno de la izquierda internacional.

"Ocurrió lo contrario. Después de un periodo de aturdimiento, la izquierda lanzó un impresionante batallón de justificaciones retrospectivas. De ello se extrae esta cómica conclusión: parece ser que lo que verdaderamente rebate la historia del siglo XX no es el totalitarismo comunista, sino ¡el liberalismo! Por consiguiente, toda comparación entre los dos mayores totalitarismos, el comunismo y el nazismo, sigue siendo tabú: prohibido constatar la identidad de sus métodos, de sus crímenes y de su fijación antiliberal".

Durante la última década del siglo XX, añade, la izquierda hizo esfuerzos sobrehumanos por no sacar fruto del naufragio de sus propias ilusiones.

Galardonado con los premios Konrad Adenauer, Chateaubriand y Jean-Jacques Rousseau, en 1986, 1988 y 1989, respectivamente, Revel afirma en La gran mascarada que el "comunismo real ha desaparecido" y que el fracaso político y económico jamás fue tan "mortificante" como el fracaso ideológico y cultural.

"Las sociedades creadas por el 'socialismo real' fueron, de hecho, las más arcaicas a las que la humanidad se ha enfrentado desde hace milenios", sostiene.

"Es en ellas en las que hay campos de reeducación dedicados a meter en el buen camino del 'pensamiento único' a todos los ciudadanos que tienen el valor de cultivar cualquier diferencia... Parece increíble que todavía hoy haya un número considerable de personas en las que habita la nostalgia de este tipo de sociedad. Pero así es. La larga tradición, escalonada a lo largo de dos milenios y medio, de las obras de los utópicos... atestiguan una verdad: la tentación totalitaria, bajo la máscara del demonio del Bien, es una constante del espíritu humano."

A lo largo de las 319 páginas que integran su ensayo, Revel añade que una vez desaparecido el sistema soviético se desvaneció el espejismo del comunismo reformable y con él la "penosa servidumbre" de tener que defender la causa en términos de logros o fracasos comprobables.

"Liberados de la inoportuna realidad, los fieles volvieron a encontrarse con su intransigencia. Se sintieron por fin libres para volver a sacralizar sin reservas un socialismo que había vuelto a su condición primitiva: la utopía. El socialismo encarnado daba pie a la crítica. Pero la utopía, por definición, es imposible de objetar. La firmeza de sus guardianes pudo volver, pues, a no tener límites desde el momento en que su modelo no era ya realidad en ninguna parte."

La gran mascarada sostiene que en la década de los noventa numerosos grupos de políticos e intelectuales de la denominada "vieja izquierda" se unieron para desplegar una agresiva contraofensiva, "a fin de rescribir, borrar y subvertir, por un lado, los hechos que en 1990 llevaron al desmoronamiento definitivo del comunismo y, por otro, las lecciones que se extrajeron de ese hundimiento".

En fin, este nuevo texto trae a la memoria las palabras de Paul Noirot: "Lo último que se puede exigir a todos los que han participado en esta fabulosa empresa, entre los cuales yo me he encontrado, es la lucidez: finalmente, (los comunistas) no hemos construido nada duradero; ni sistema político, ni sistema económico, ni colectividades humanas, ni ética ni incluso estética. Hemos querido dar cuerpo a las más altas aspiraciones humanas y hemos dado a luz monstruos históricos".