LUNES Ť 29 Ť ENERO Ť 2001
Ť El presidente del Banco de la Reserva Federal, el cuarto poder en Estados Unidos
Alan Greenspan apoya la reducción tributaria y termina así con la oposición demócrata
Ť Ningún político desea enfrentarlo Ť Hablan críticos sobre su "desempeño mixto"
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington, 28 de enero. De repente, toda la férrea oposición demócrata en el Congreso de Estados Unidos a la propuesta del nuevo presidente George W. Bush de recortar dramáticamente impuestos se desvaneció este pasado jueves después de escucharse unas pocas palabras de un solo hombre en Washington.
Alan Greenspan, el presidente del Banco de la Reserva Federal, o el Fed como le dicen aquí, expresó su opinión de que una reducción tributaria ayudaría a la economía estadunidense, y con esa declaración se provocó la capitulación de la oposición.
Aunque muchos de los opositores estaban irritados con Greenspan, casi todos aceptaron rendirse incondicionalmente sobre este asunto ya que ningún político en este país está dispuesto de enfrentarse al hombre considerado por muchos, por sí solo, una cuarta rama del gobierno federal, junto con los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Greenspan es hijo único de una madre soltera, y dedicó sus primeros años de carrera a ser músico de jazz, antes de estudiar economía. Hoy en día es, sin duda, uno de los hombres más poderosos de Estados Unidos.
"Greenspan probablemente tiene mayor impacto sobre el destino de una propuesta de reducción de impuestos que el presidente de Estados Unidos", comentó Mark A. Bloomfield, presidente del Consejo Americano por la Formación de Capital (una agrupación a favor de reducciones tributarias), al diario The New York Times.
"Es lo más cercano que la subcultura conocida como el Washington Oficial tiene a un Oráculo de Delfos; este hombre de 74 años, con indicios de calvicie y una sonrisa irónica", agregó esta semana un reportero de The Washington Post.
"Los senadores se ponen de pie cuando aparece. Diez fotógrafos lo siguen por todas partes. En los últimos ocho años, Greenspan se deslizó por la crisis asiática, ayudó al presidente Clinton a superar el déficit, dominó el Zen y el Arte de la Estabilización Monetaria, y puso su pie a estirar y aflojar el pedal de la tasa de intereses. Si él comete un error, bueno, es sólo un ser humano (o por lo menos algunos críticos se atreven a sugerirlo)", observa el periodista.
Poderío sin precedente
El jefe del Fed ejerce un poder enorme: cuando sugirió que la economía estaba sufriendo de una "exuberancia irracional" hace unos años; se desplomó la Bolsa de Nueva York por más de 200 puntos; cuando expresa su confianza en la economía, la bolsa celebra con un alza notable. El año pasado Greenspan fue nombrado a un cuarto periodo sin precedente en su puesto como jefe del banco central de este país. Ha estado ahí tres periodos presidenciales y su estancia ahora se prolongará hasta el año 2004, cuando enfrente su reelección el presidente Bush.
Muchos en esta capital creen que es Greenspan, más que cualquier otra figura, a quien se debe agradecer por el auge económico extraordinario de los pasados ocho años y, con ello, la duplicación del valor del mercado de valores.
Pero al mismo tiempo, hay críticos de sus políticas -particularmente en el sector laboral- quienes opinan que bajo Greenspan la Reserva Federal ha buscado consistentemente limitar el crecimiento de los niveles salariales e incrementar la tasa de desempleo.
Greenspan es un republicano de toda la vida y muchos líderes laborales expresaron su disgusto cuando el presidente demócrata Bill Clinton renovó, en dos ocasiones, su estancia en el puesto. Pero este presidente del Banco de la Reserva Federal no es fácilmente categorizable.
El biógrafo Justin Martin reporta que Greenspan, hijo único de una madre divorciada, estudió en la famosa escuela de música Julliard en Nueva York. Tocó el saxofón y participó brevemente en el conjunto Henry Jerome Jazz Band, aunque Martin señala que ya entonces estaba dedicando más tiempo al estudio de economía que a practicar con su grupo. "Era un músico del cual se podía depender, pero no era ningún genio", explicó Martin en una de sus varias biografías de Greenspan.
Más tarde, Greenspan fue discípulo de la pensadora libertaria Ayn Rand, y permaneció muy cercana a ella hasta su muerte en 1982.
El futuro jefe del Fed incursionó en la política por primera vez en los años 60, cuando trabajó como asesor de campaña para el candidato presidencial republicano Richard Nixon y, más tarde, fue uno de los integrantes del Consejo de Asesores Económicos del Presidente Gerald Ford. Después de divorciarse de su primera esposa, tuvo una relación romántica con la nacionalmente conocida reportera de la cadena nacional de televisión ABC Barbara Walters, antes de casarse con la reportera de la cadena NBC, Andrea Mitchell.
Ronald Reagan nombró a Greenspan en su actual puesto en 1987, sólo dos meses antes del crack de la Bolsa de octubre de ese año que provocó la caída del índice Dow Jones 23 por ciento, más del doble del desplome sufrido en 1929 que generó la Gran Depresión.
Otro biógrafo, el periodista de The Washington Post, Bob Woodward, señala que fue la acción rápida de Greenspan para detener una reacción en cadena que podía haber detonado otra depresión desastrosa.
Pero otros son más críticos. El banco central desempeña un papel clave en el control de la inflación, pero también es la principal agencia reguladora de sector bancario estadunidense. El economista Doug Henwood señala que Greenspan no hizo nada significativo para abordar la crisis de las instituciones de ahorro y crédito, ni la falta de crecimiento económico a fines de los anos ochenta. "Expresó su mistificación sobre ambos asuntos", comento Henwood a La Jornada.
Su influencia sobre Clinton
El Presidente George Bush renovó a Greenspan en su puesto en 1991, pero la influencia de jefe del Fed se amplió de forma dramática cuando un joven Clinton llegó a Washington en 1993. Greenspan buscó influir sobre el nuevo presidente para que abandonara su promesa de campaña de crear un paquete de estímulos económicos para incrementar el empleo y, a cambio, que se enfocara sobre la reducción de déficit del presupuesto federal como el asunto clave de sus políticas económicas.
Aunque Clinton era renuente al principio, Greenspan ganó la jugada. El dinamismo económico de los últimos ocho anos y el auge en el sector bursátil son atribuidos a esta asociación inusual entre el republicano jefe de la Fed y el demócrata en la Casa Blanca.
Esta alianza fue otro motivo más por el cual se sintieron traicionados los demócratas esta semana, cuando Greenspan apoyó un recorte tributario de 1.6 billones de dólares que en gran medida beneficiará a los mas ricos. "La gente no debería sorprenderse, sólo está regresando a sus raíces como operativo del Partido Republicano", consideró Henwood en entrevista con La Jornada.
Henwood y otros críticos argumentan que la elevación de Greenspan a casi un ser divino ha ocultado un desempeño mixto como administrador económico. "Si uno desea hablar sobre el trabajo de Greenspan, no debería ignorar lo que ocurrió en México, Asia y Rusia", explicó Henwood, al recordar que fue Greenspan quien elevó las tasas de interés del crédito federal de 3 a 6 por ciento en 1994. "Las tasas de interés más altas en Estados Unidos jalaron dinero fuera de México y esta fue una de las razones por las que ese país se estrelló contra la pared", sostuvo Henwood.
Agregó que uno de los motivos por los que Estados Unidos ha tenido un buen desempeño económico es que el resto del mundo ha estado muy mal. "Eso es, en gran medida, por la liberalización del mercado financiero y el libre flujo del capital que Greenspan y otros han promovido", dijo Henwood, autor de un libro sobre Wall Street y editor del Left Business Observer.
De políticas y estrategias
El escritor sobre asuntos económicos William Greider agrega que las políticas abogadas por Greenspan han causado daños en amplios segmentos de la población estadunidense. "Durante las últimas dos décadas, la Reserva Federal ha sido un motor de la desigualdad. Sus políticas y estrategia de largo plazo han generado de forma continua disparidades más grandes de riqueza e ingreso", escribió Greider en su libro Secrets of the Temple: How the Federal Reserve Runs the Country (Secretos del Templo: Cómo la Reserva Federal maneja el país).
"La Reserva Federal, de hecho, estaba explícitamente atacando los salarios de la fuerza laboral de Estados Unidos como la amenaza principal a la estabilidad económica", escribió Greider. Henwood comentó que para Greenspan una tasa de desempleo demasiado baja provoca un incremento de salarios al obligar a los patrones a competir por mano de obra, y esta alza salarial resulta en el incremento de la inflación.
Una de las principales responsabilidades de la Fed es contener la inflación, y en ese sentido el incremento en niveles salariales amenaza con promover la inflación. Greenspan ha advertido repetidamente en tiempos recientes que "el depósito de trabajadores disponibles está peligrosamente bajo".
Esta lógica fue la que llevó a Greenspan a abogar para permitir la entrada de más inmigrantes al país, para poder incrementar el "depósito" de trabajadores y con ello reducir la presión sobre los salarios.
Greider cree que durante los últimos ocho años Greenspan y su joven discípulo Clinton, lograron mantener deprimidos los niveles salariales, mantener bajo control a la inflación, y facilitar que los inversionistas del mercado bursátil duplicaran, y en algunos casos, hasta triplicaran sus ganancias. "Durante la mayor parte del periodo de Greenspan, los salarios promedios no alcanzaron el nivel de inflación", afirmó Greider en un artículo reciente en The Nation.
En este contexto es fácil entender el porqué Greenspan decidió apoyar la propuesta de Bush esta semana. La reducción tributaria de 1.6 billones canalizará casi 50 por ciento de sus beneficios a 1 por ciento más rico de la población, es decir, aquellos con ingresos anuales mayores de 300 mil dólares.
Aunque el presidente insiste que muchos otros también serán beneficiados, los más felices serán los más ricos. En efecto, Bush está promoviendo una idea que continuaría el legado de Greenspan de los últimos ocho años.
Durante los próximos cuatro años, por lo tanto, algunas cosas no cambiarán en Washington ni en la política económica. Entre ellas: cuando Greenspan hable, el mundo escuchará.