miercoles Ť31Ť enero Ť 2001
José Steinsleger
Islas Galápagos, antes del fin
Situadas en el Océano Pacífico a mil kilómetros de las costas de Ecuador, el archipiélago de Colón o islas Galápagos, uno de los más frágiles ecosistemas del mundo, continúa sufriendo las embestidas de la "modernidad". Ahora, con motivo del millón de litros de petróleo derramado por el buque tanque que encalló frente a la isla San Cristóbal.
En las Galápagos, donde Charles Darwin concibió su teoría de la evolución de las especies (1835), vuela, crece, nada, se arrastra y corre 50 por ciento de las aves, 32 por ciento de las plantas, 86 por ciento de los reptiles, 72 por ciento de las hormigas, 57 por ciento de los arácnidos y 23 por ciento de la fauna marina de la costa del Pacífico.
A mediados del siglo xix, el marino y escritor Herman Melville apuntó en su diario de viaje que el archipiélago "... parecía un grupo de volcanes con el aspecto que el mundo tendría después de un incendio devastador". ƑPremonición de vidente? En 1985, un incendio gigantesco arrasó con 400 kilómetros cuadrados de vegetación en Isabela (la mayor de las islas), y en 1994, en el mismo sitio, otro incendio redujo a cenizas 3 mil hectáreas de cultivos.
La biodiversidad de las Galápagos cuenta con un patrimonio exclusivo de mil 900 especies, 74 de las cuales están amenazadas. El pepino de mar se halla en proceso de irreversible extinción. El bacalao y las langostas se reducen drásticamente. Lobos marinos, tortugas y tiburones, especies que fueron muy dóciles en el ecosistema insular, muestran una creciente agresividad y es frecuente encontrarse con lobos marinos que han perdido la vista y exhiben dos masas de carne rojiza donde antes tuvieron ojos.
La tortuga gigante, la iguana marina y terrestre, y los pinzones de Darwin son especies únicas. La tortuga gigante con caparazón en forma de silla de montar para mujer (de allí su nombre "galápago") figura en el Libro rojo de especies amenazadas, publicado por la Unión Mundial para la Naturaleza. Cuando fray Tomás de Berlanga "descubrió" las islas en 1535 existía en ellas medio millón de tortugas gigantes. A principios de 1900 se habían reducido a 250 mil. Hoy quedan de 12 a 15 mil.
El valor científico, conjugado con la mansedumbre de las especies de fauna y la belleza escénica de las islas, ha convertido a Galápagos en uno de los atractivos turísticos más famosos del mundo. Sin embargo, la afluencia masiva de visitantes, que las empresas navieras "proteccionistas" disfrazan de "ecoturistas", representan un desafío abierto a las normas técnicas de los organismos científicos.
El número de visitantes crece cada año. Inicialmente el cupo anual era de 12 mil turistas. En 1979 llegaron 11 mil 765, cifra que en 1993 se elevó a 46 mil 818. Para el 2002 se espera la visita de 100 mil personas.
Otro problema igualmente grave es la migración de colonos del continente, que son atraídos por el "dólar fácil" del turismo. La tasa de crecimiento poblacional de la provincia de Galápagos asciende a 6 por ciento anual, la más alta de Ecuador (promedio nacional 2.08). Actualmente, 10 mil habitantes pueblan la región. Demasiados colonos para unas islas que exigen una rigurosa disciplina de vida.
Los asentamientos urbanos conllevan la sobreexplotación de los recursos marinos, la acumulación de desechos, introducción de enfermedades, plantas e insectos, avispas, babosas, pulgones, 21 especies de vertebrados foráneos (chivos, cerdos, gatos, ratas) y 261 plantas introducidas desde el continente, como la guayaba y la mora.
Frente a las autoridades de los muchos gobiernos de Ecuador, el Instituto Francés de Investigación Científica para el Desarrollo en Cooperación (Orstom) y la Fundación Charles Darwin (radicada en las islas desde 1959) han sido contundentes en recomendar el congelamiento del flujo turístico.
Sin embargo, es poco lo que se puede hacer una vez que 78 por ciento del turismo que capta Ecuador le representa al Estado un ingreso de 100 millones de dólares anuales.