MIERCOLES Ť 31 Ť ENERO Ť 2001

Ť José María Bricall, experto español invitado por la UNAM

El descenso demográfico llevará a Europa a importar alumnos para sus universidades

Ť Cuestiona el que los procesos educativos en boga se centren sólo en alfabetizar

KARINA AVILES

En breve, las universidades europeas comenzarán a reclutar estudiantes latinoamericanos para llenar su capacidad instalada, "porque demográficamente la población está cayendo" en el viejo continente y, en consecuencia, hay ausencia de jóvenes, advierte José María Bricall, ex director de la Conferencia de Rectores Europeos.

En entrevista con La Jornada, el autor del llamado informe Bricall, -el diagnóstico más reciente y propositivo sobre la educación en España- indica que el proceso educativo en boga a escala mundial considera en primer lugar la obligatoriedad de la enseñanza primaria para que la ciudadanía sepa leer y escribir.

"šPero la gente no va a la escuela únicamente para saber leer y escribir, sino también para aprender más que nada a moverse en el mundo del trabajo!", plantea. La enseñanza, subraya, no sólo es un elemento de culturalización, sino un factor de una actividad profesional de cierta calidad.

Invitado por el Centro de Estudios sobre la Universidad (CESU), de la UNAM, como parte del proyecto sobre la Universidad en España que lleva a cabo el investigador Hugo Casanova, Bricall explica que los países más adelantados de Europa, como Alemania, se dieron cuenta de que la enseñanza media es muy importante para el trabajo profesional "y organizaron, por ejemplo, una formación profesional de carácter medio para el grueso de la población".

Así, poco a poco, los gobiernos fueron considerando como obligatoria una parte de la enseñanza media, y hoy en día prácticamente lo es hasta los 16 años en toda Europa. Además, existe un aumento del número de estudiantes que van más allá de la enseñanza media obligatoria y no sólo se trata de jóvenes, sino de adultos que acuden a la universidad para continuar con su formación.

Sin embargo, en Europa hay un conflicto no resuelto: los alumnos están más tiempo del que deberían en una universidad, "siete u ocho años, por ejemplo". Y por otro lado, las universidades enfrentan la realidad de que hay menos población en los países del continente.

Por ello, "es evidente que con el tiempo aumentará el interés por los problemas de América Latina, aunque sea solamente por un hecho que ahora preocupa a las universidades: la población está cayendo demográficamente" y a raíz de ello, Europa tendrá que comenzar a reclutar estudiantes, como sucede en Australia, que es un país "importador" de alumnos.

A lo anterior añade: "La universidad necesita tener ingresos, además de los que le proporciona el Estado, y entonces va a acudir a otras formas" de financiamiento.

Indica que hasta el momento, la relación de las universidades europeas con las latinoamericanas "es bastante distinta" a la que se tiene con los centros educativos estadunidenses e incluso del mismo continente, porque "en la Unión Europea simplemente hay programas especiales con respecto a América Latina".

La preocupación cotidiana de los académicos europeos es dar clases e investigar. Esta última tarea se hace en los grandes centros de investigación mundial, básicamente en Europa y Estados Unidos, manifiesta.

Para el ex rector de la Universidad de Barcelona y doctor honoris causa en varias instituciones de educación superior, la enseñanza debe avanzar con respecto a lo que pida la sociedad y "no se puede alejar demasiado" de ésta.

Ejemplifica con el caso de Irlanda, un país cuyo nivel educativo era muy superior al de sus necesidades y, en consecuencia, "exportaba" profesionales porque su enseñanza y formación iba más allá de lo que aquella nación requería. "Esto es lo que puede ocurrir si el sistema de absorción de los profesionales no crece al mismo tiempo que la formación".

Por otra parte, se refiere al sistema universitario público y privado. En Europa, la participación de la iniciativa privada es reducida, porque allá la mayoría son públicas, a excepción de instituciones educativas del centro y del este.

Una universidad de paga -apunta- tiene el "inconveniente de su financiamiento. Sin duda, (este tipo de universidades) quizás pueden financiar facultades o estudios de carácter humanístico y social, pero es muy difícil que puedan costear escuelas de ciencias o de medicina, porque son carísimas. Además, debe tomarse en cuenta que el financiamiento privado de las universidades "tiene un límite, un grado que no se puede superar".

Enfatiza que en el sistema universitario europeo poco a poco se han acentuado las reformas, no tanto en la difusión de los conocimientos, sino en relación con el estudiante que quiere aprender: "Casi me atrevería a decir que quiere aprender cómo se aprende, porque los conocimientos están sometidos a un cambio de gran velocidad".

Dichos cambios también alcanzan a la investigación que se desarrolla y que tiene que ver con las necesidades de la sociedad contemporánea. Las transformaciones -afirma- ganan terreno paulatinamente porque "la universidad es una institución muy lenta, tortugal".

Por último, subraya que si el ser humano no tiene ninguna formación educativa "se reduce en gran parte a fuerza física".