JUEVES Ť 1Ɔ Ť ENERO Ť 2001
Ť Expertos mexicanos alertan sobre la intención de ese país
En su nueva política energética, EU disminuiría el consumo de petróleo
MIRIAM POSADA GARCIA
Como parte de la política energética que emprenderá Estados Unidos podría observarse el aumento de la producción nacional de energía compatible con el medio ambiente, la promoción del uso de la energía renovable menos contaminante y la disminución de la dependencia del petróleo importado.
De acuerdo con el reporte de la Secretaría de Energía, durante la última década el consumo de petróleo en Estados Unidos aumentó 14 por ciento, mientras que su producción doméstica ha declinado en más de 18 por ciento, por lo que la dependencia hacia el petróleo importado se ha incrementado hasta en 57 por ciento, del cual entre una cuarta y quinta parte es crudo mexicano.
Las estimaciones del propio Departamento de Energía de Estados Unidos, aportadas en días recientes por el nuevo secretario de Energía del ramo, Spencer Abraham, destacan que las importaciones de petróleo efectuadas por ese país a la fecha equivalen a 11 millones de barriles diarios, cifra que podría elevarse a 15 millones para el año 2010.
Asimismo, algunos analistas consideraron que la política energética de la nueva administración podría inclinarse por la explotación de hidrocarburos en áreas declaradas como reservas ecológicas, tales como el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Artico, mientras que los bloques marítimos de Florida y California podrían permanecer restringidos.
En México, especialistas como el investigador del Colegio de México (Colmex), Miguel García Reyes, han alertado sobre la atención que deberán poner los legisladores mexicanos en relación con la política energética que se establezca entre el gobierno foxista y el de George Bush, debido a los fuertes intereses del presidente estadunidense dentro de esa industria.
Asimismo, destacó que el vecino país del norte no parará en su proyecto de integrar al continente Americano en un solo mercado energético, y tampoco dejará de ejercer presión sobre los productores de crudo independientes y los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, para controlar los precios internacionales del crudo.