JUEVES Ť 1o. Ť FEBRERO Ť 2001

Ť El pintor era el hombre brújula para los habitantes de su natal Ocotlán

Incineran los restos de Morales y depositan sus cenizas en el ex Convento de Santo Domingo

Ť El artista creaba trazos ''repletos de verdad'', decía su coterráneo Rufino Tamayo

MIRYAM AUDIFFRED Y VICTOR RUIZ ARRAZOLA

Los habitantes de Ocotlán, Oaxaca, suelen decir que tienen un hombre brújula. Un ser que representa el norte, el sur, el este y el oeste de todo un pueblo. El martes, perdieron su horizonte. Rodolfo Morales, su benefactor y maestro de pintura -a punto de cumplir 76 años- murió en la ciudad de Oaxaca a causa de una gastroenteritis (La Jornada, 31/01/01).

Sus paisanos aún lo llaman ''el señor de los sueños". Y es que -apuntó alguna vez Carlos Monsiváis- el pueblo de Morales le pertenece por entero. ''El lo fundó lejos de los cerros de lo habitual y los vericuetos de la nostalgia. A diario, pinta su Ocotlán y lo despinta, lo fija y lo disuelve. Es un pueblo de formas inmesas y de colores vivos y melancólicos. Aquí no hay pasado ni presente, todo es ortodoxia y heterodoxia..."

Por eso, en señal de agradecimiento, los protagonistas de los días y las noches de esa localidad que ''se ahoga y se refresca en los colores", acudieron de madrugada a la casa del pintor y grabador para participar en un duelo que no renuncia a los mitos de su obra, pues Morales durmió ahí, en el altar de su propio hogar.

Como fue su deseo, horas después del fallecimiento sus restos fueron incinerados y las cenizas colocadas en la casa que lo vio crear por décadas para después, a las 18:00 horas de ayer, ser trasladadas al ex Convento de Santo Domingo de Guzmán, sitio en el que durante más de cinco años realizó trabajos de restauración.

''No quiero morir, me da miedo", dijo Morales hace un lustro en una entrevista. Tal vez fue este sentimiento el que lo llevó, desde el comienzo de su trayectoria plástica, a trabajar sin descanso y crear obrasmorales inolvidables como La fiesta, Orquesta de las tías, La música eres tú, No había adónde ir y Marieta no seas coqueta.

Morales fue -como apuntó Rufino Tamayo en el libro Rodolfo Morales, juegos y evocaciones- el ''mexicanísimo que sin esforzarse por serlo lleva consigo todo el drama que ennegrece a lo mexicano, así como el buen humor que lo ilumina".

Además, fue un personaje de gran generosidad. Con la Fundación Cultural Rodolfo Morales, el artista fomentó los valores culturales de Oaxaca y apoyó a los jóvenes de su tierra.

Y la continuidad de tales esfuerzos será garantizada, asegura Adán Esparza, su colaborador más cercano y director del centro cultural creado por el pintor en Ocotlán. Seguirán la fundación que lleva su nombre, los trabajos de restauración de ex conventos, la reforestación y la inauguración de exposiciones. También su muestra itinerante de obra gráfica, inaugurada el pasado 23 de septiembre en Huajuapan de León, que recorrerá el estado de Oaxaca.

Cruzada de amor y dignidad

''Por su sencillez, generosidad y desprendimiento para proteger y promover el patrimonio artístico de Oaxaca, Rodolfo Morales es, a partir de este día, uno de los inmortales de México", expresó ayer el gobernador José Murat.

En tanto, el presidente de la Legislatura local, Aquiles López Sosa, enfatizó que ''es una obligación de todos los oaxaqueños superar la pérdida de este hombre honrando su memoria y promoviendo su magnífica obra".

Recordarlo será fácil, sobre todo si se retoman las palabras del crítico Julio César Schara para quien la obra de Morales ''hace menos miserable la realidad que nos rodea, que habitamos, que vivimos. Hace una paideia de amor y dignidad hacia lo nuestro".

El mensaje sencillo y directo de este artista no quedará a flor de piel, como sucede con lo que es sólo intelectual. Como siempre, sus trazos seguirán llegando a las entrañas porque -como señaló Tamayo- ''están repletos de verdad y ya sabemos que la presencia de la verdad es siempre emocionante".