Ť Sólo interpretó cuatro canciones de sus tiempos en The Police
Sting ofreció concierto con aire de toquín jazzeado
Ť Viajó de lo roquero a lo espiritual y de ahí a la onda brasileña
Ť Mi reto no era escribir canciones felices de amor, dice el inglés
ARTURO CRUZ BARCENAS
Sting converso al volterismo, al optimismo; cercano a Diderot; atrás el pensamiento mod; distante del botones de Quadrophenia. Es un inglés por el mundo, con música cinco estrellas, hotel cinco estrellas. ¿Roxanne? ¿Qué tal una versión acústica? Jazzeada, aseada, liviana. ¿Renunció al rock? ¿Cincuenta millones de discos vendidos amansan al más rebelde?
Los casi 10 mil asistentes al Auditorio Nacional esperan el aguijonazo que idealizaron. Fue el primero de tres conciertos ?el pasado martes? y ahí Sting supo administrar su pasado. Sólo recetó cuatro canciones de su etapa con The Police, y todos felices y contentos.
Como en la película, el rebelde escondía un botones. Para muchos, al músico inglés (2 de octubre de 1951, New Castle) le pasó lo que reza el tango, pero al contrario: 20 años sí pesan.
Santones del rock nacional y fans, público heterogéneo; muchachada neófita, algunos con aires de "lo sé todo", "ya sabía", "¿qué esperaban?"; más uno que otro curioso (se fueron a la mitad del concierto), se dieron cita para la nueva presentación de Sting en México, luego de siete años de no hacerlo.
Poco más de dos horas de rolas del ex policía. El tono, el entusiasmo, subían y bajaban. Es el ritmo interminable del yoga, la mayéutica interna. No puede ser una línea; no lo fue. Lo había advertido Sting: el yoga es interminable; la música también.
El último, primero
El motivo principal de la gira de Sting es dar a conocer su cidí Brand new day, y su nueva propuesta, cuyo sonido puede sintetizarse en A thousand years. Es el tema del amor insistente, en la búsqueda de la armonía de dos latidos. Incorpora el bajista elementos altamente rítmicos, ecos de Miles Davis y cantos medievales de pop argelino y música country estadunidense.
"Yo no me propuse escribir líricamente sólo sobre el amor; casi todas las canciones tienen el tema de vidas rotas que no pueden ser enmendadas por el amor. Mi reto no era escribir canciones felices de amor con una naturaleza banal".
Imposible la continuidad sonora de So lonely del disco Outlandos d´amour, con la fuerza repetitiva de los policías.
Me pongo en onda
En primera fila ?la denostada por Lennon?, una jovencita vestida para la ocasión (digamos) baila desde la primera interpretación. Cree que todos la miran con ojos de Doctor Mabuse. Voltea hacia varios puntos del foro; descubre un ojazo de soslayo. Vuelve a tomar el ritmo. Ya van como diez canciones y sigue bailando. Ya hasta me cansé de verla danzando ese ajedrez, como le llama Sting.
En otras latitudes del foro no cantan mal las rancheras y sacan sus encendedores. Usos y costumbres de los conciertos, sean cuales sean los géneros. Ni Sting se salva del mimetismo de telerrisa. Sólo faltó la ola. Hay quienes bailaron hasta las calmadas. La verdad: ¡ya siéntense, que no dejan ver! Ojalá estuviera en una plaza de toros. Podría gritar ¡ahí va el agua!
Voy, pero regreso
Un trajeado hace como que le da tortícolis. Es Félix, quien para no perder el hilo se convirtió en el Ciro Peraloca de cuanto reven se respete: inventó una pachita de la que un largo popote emerge. La bebida burbujeante no se ve, pero sí despide un buqué que hace revolcarse a la solitaria náufraga.
"Ahorita vengo", dice un cuate que se está secando por dentro. Afuera está el bar. Mínimo un trago, no sea que se vaya a echar ebri bref yu teic. Mejor cada traguito entre suspiro y suspiro. "Voy al baño, no me tardo". "¿Vienes al concierto o a chupar?". A las dos cosas. "Yo traje a mi esposa; a los conciertos buenos sí hay que traerlas". "¿Te gusta Sting?". "Sí, está bien guapo".
¡Firmes!
Será su excelente estado de salud, pero Sting canta como soldadito, firme, con su rifle-viejo bajo, ya sin pintura en el costado superior. ¿Cómo que se le va la voz? Así es, ¿no ves que así cantan los árabes, como desafinadotes? Hacia la canción 14 ya el abejorro luce con ojeras de cansancio. Ahora se pone guapachoso; es la vivencia de la onda brasileña. La ha rolado mucho por allá. Le gusta más que pasear por las playas de aquí. Siempre ha mezclado el rock con el reggae.
Tú, que todo lo sabes, ¿canta como antes? No, está dos y hasta tres tonos más abajo. Ni quién se fije. Sting es chido, espiritual. Acuérdate de Espíritus en el mundo material. ¡Orale! Mensaje en una botella, ¡mi rola! Voy al bar y regreso.
Hasta mañana
Se despide Sting de su primer concierto cantando Fragilidad. El título cae como anillo al dedo. Fue un concierto con aire de toquín de jazz, con reflujos del rock de Supertramp cuando los teclados pasaron a la superficie. Nada de pesimismo ni de milenarismos fatalistas. "En arte quiero ser el mismo. Tenemos que mirar la posibilidad hacia el futuro y no ser tontos con lo lunático de decir que es el fin del mundo... Todo eso te vuelve egoísta", dice el ex Police, aquel chavo mod de Quadrophenia.