SABADO Ť 3 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť ƑPor qué sería mejor nuestro sistema de elección que el indígena?, plantea Villoro
Los temores ante los acuerdos de San Andrés, porque sólo conocemos el modelo mestizo-criollo
Ť Se expresaron diversos puntos de vista en mesa sobre el tema efectuada en Casa Lamm
Ť Que ya nadie decida en nombre de las etnias qué es lo que necesitan: Adriana López
MARIA RIVERA
Los acuerdos de San Andrés no sólo plantean la posibilidad de un modelo de Estado nacional diferente del que se instauró desde la Independencia de nuestro país, sino que son un paso hacia la construcción de una real democracia, planteó el filósofo Luis Villoro, durante el foro "México después del 2 de julio", organizado por La Jornada y la Casa Lamm. "Porque la democracia no consiste únicamente en mayor transparencia en las elecciones, sino en que el pueblo real ejerza su poder en los lugares donde vive, donde trabaja, y donde se comunica con sus semejantes. En que las autoridades rindan cuentas; que, en suma, manden obedeciendo".
El filósofo aceptó que la firma de los acuerdos suscita temores porque el único modelo de Estado que hemos conocido es el actual, el impuesto por una etnia, la mestiza-criolla, al resto de las culturas que existían en el país. Sin embargo, se preguntó, Ƒpor qué creer que la forma de elegir a nuestras autoridades es mejor a la de muchas comunidades indígenas que lo hacen mediante asamblea? "ƑPor qué pensar que esta forma de democracia donde colocamos una papeleta en una urna para que otros nos gobiernen es superior a la de esos pueblos, en los que se exige que las autoridades respondan constantemente y pueden ser revocadas en cualquier momento?".
La participación del filósofo cayó como bálsamo en el caldeado auditorio. La anterior intervención, de la panista Luisa María Calderón Hinojosa, había provocado escozor en parte de los asistentes. La senadora y presidenta de la Comisión de Asuntos Indígenas, quien también es miembro de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), había anunciado que compartiría algunos de sus puntos de vista con el público, y eso fue su participación, una serie de comentarios.
Empezó dando cuenta sobre los méritos oposicionistas del comisionado para la paz, Luis H Alvarez, y del presidente Vicente Fox.
Después mencionó como otro actor importante en la lucha por la paz en Chiapas al subcomandante Marcos, "que declaró en 1994 la guerra al presidente de la República". Inmediatamente alguien del auditorio la corrigió. Le recordaron que la declaración no había sido para el presidente sino para el gobierno federal. Sin inmutarse, prosiguió. "Junto con él hay una gran cantidad de indígenas que han rescatado su palabra y sus maneras de tomar decisiones y que tienen una escuela bastante democrática".
Después del 2 de julio, afirmó, el presidente Fox, decidió romper paradigmas y dijo que estaba dispuesto a la paz, a lo que el EZLN respondió con un vamos a intentarlo de nuevo. "Todos tenemos miedos y todos estamos corriendo riesgos. Reconocer que somos un pueblo multicultural es una parte del proceso en el que todos necesitamos participar".
La propuesta de la Cocopa no implica ningún riesgo para la unidad nacional
El foro había comenzado con la participación de Magdalena Gómez Rivera, abogada miembro de la Academia Mexicana de Derechos Humanos, quien enfatizó que la propuesta de la Cocopa no conlleva ningún riesgo contra la unidad nacional. "Habla de un ejercicio de la autonomía relativa a un conjunto de derechos limitados, acotados, no está colocando a los pueblos indígenas por encima de la nación mexicana".
Otro de los puntos que abordó fue el de la definición del sujeto de derecho. Cuando se habla de los destinatarios de la protección, preservación, desarrollo y promoción de los derechos indígenas, de inmediato, señaló, se plantea la interrogante sobre cómo definir quiénes son indígenas. Y también existe la posición de reducir el concepto de pueblo indígena por el de comunidad, bajo el argumento de la dificultad para definir su titularidad.
En este punto se le sumó el doctor Villoro, quien también señaló la necesidad de clarificar quién va a ser el sujeto de derecho de esta pluralidad, la autonomía quién la va a ejercer. "Es evidente que conforme al espíritu del artículo cuarto constitucional son los pueblos, pero hay que definir lo que es pueblo. Los acuerdos se toman de la OIT, pero esta definición debe afinarse. Una de las labores del Legislativo será lograr una definición clara de este punto".
La última panelista fue Adriana López Ojardín, quien leyó un texto llamado La paciencia zapatista. En éste se relata la resistencia de la comunidad tzeltal de La Garrucha, donde sigue asentada una de las siete posiciones militares que el EZLN exigió al nuevo gobierno que fueran retiradas en señal de buena voluntad.
Mencionó algunos de los pequeños inconvenientes para que se haga realidad en aquel contexto el ofrecimiento del gobierno foxista de que cada familia indígena tendría acceso a "un vocho, una tele y un changarro".
"Comencemos por el principio: el vocho. Resulta que el camino que comunica a La Garrucha con Ocosingo no es muy largo, pero como no está pavimentado, es intransitable para los vehículos pequeños la mayor parte del año. En cambio, los habitantes del pueblo tienen un tractor que es de todos y que se turnan para labrar sus tierras. El respeto a la autonomía no significaría, en este caso, la prohibición de que los vochos entren a La Garrucha. Significaría, nada más, que nadie vuelva a decidir en nombre de los campesinos qué les conviene más: un vocho para cada familia o un tractor para todos".