SABADO Ť 3 Ť FEBRERO Ť 2001
Michael Löwy
Propuesta de gravar el movimiento de capitales, lo destacado en el Foro Mundial
STELLA CALLONI ENVIADA
Porto Alegre, 2 de febrero. Michael Löwy, sociólogo y profesor de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales de París, destacó que entre las acciones más destacadas del primer Foro Social Mundial (FSM) está la decisión de apoyar la tasa Tobin, ya que busca gravar el movimiento de capitales financieros, "un pequeño grano de arena en esa máquina destructiva del neoliberalismo, que obligará a los gobiernos a discutirla", además de la carta de los alcaldes por la "inclusión social".
En dicha carta, los representantes de di-versos países del mundo que asistieron al encuentro antineoliberal --realizado en la ciudad brasileña de Porto Alegre-- proponen la creación en espacios públicos de condiciones para el ejercicio de la soberanía de las poblaciones menos integradas so-cialmente, la promoción de políticas sociales que vigilen al mismo tiempo la promoción de los derechos humanos, el combate a la exclusión social, a la precariedad de los servicios urbanos y a la crisis de la vivienda, mediante la redistribución de los recursos públicos.
Asimismo, proponen la construcción de redes de ciudades que permitan la participación en programas de cooperación descentralizada y solidaria, la promoción de políticas agrarias para proporcionar desarrollo sustentable a las ciudades y la colaboración con organizaciones no gubernamentales para reforzar iniciativas internacionales que garanticen los derechos de la ciudadanía y otros inherentes a la justicia social y al desarrollo.
Löwy resalta, por otra parte, la decisión de los parlamentarios reunidos en Porto Alegre de defender el no pago y la cancelación definitiva de la deuda externa de las naciones pobres.
"Estos y otros hechos que surgieron aquí son de una enorme e inesperada dimensión y la convocatoria que ha tenido el encuentro social --que reunió a más de 10 mil personas-- demuestra hasta qué punto es creativa y masiva", dice el conocido investigador en entrevista con La Jornada.
El FSM se celebró "en el marco de una confrontación de paradigmas. Por un lado Davos, Suiza (la reunión de la elite económica mundial), un proyecto neoliberal muy claro, y por el otro Porto Alegre, Brasil, un proyecto de sociedad con desarrollo sustentable, no atado a los criterios temibles del mercado, que es la gran confrontación que va a marcar el siglo".
Añade que "nos da una primera dimensión de la protesta, porque aquí están todos, ecologistas, mujeres, pueblos indígenas, agricultores, campesinos, y de allí es que pueden salir verdaderas propuestas alternativas cocinadas en la participación".
Esta diversidad produjo hechos como las discusiones sobre feminismo y marxismo, y otras, donde "todos aprendimos del otro en el debate", sostiene.
Vocación planetaria
En este sentido, subraya que "han aparecido nuevas sensibilidades internacionalistas, en los movimientos sociales con vocación planetaria, como el feminismo y la ecología, en los movimientos antirracistas, en la teología de la liberación, en las asociaciones de defensa de los derechos humanos, o de solidaridad con los países del Tercer Mundo, y más recientemente en las redes activas de los movimientos de lucha contra la mercantilización del mundo".
Y aunque son procesos que llevan años, "las propuestas alternativas serán profundas y realizables. Entre las posiciones más mo-deradas y más radicales aparecen puntos de consenso respecto a la naturaleza del de-sarrollo sustentable contra la mercantiliz acion del mundo", afirma el sociólogo.
Con "la propuesta de no pago de la deuda externa --sostiene Löwy-- también obligaremos a instalar el debate, así como el tema de la reforma agraria, que regresa por otras vías, con otro tipo de agricultura, otro tipo de política rural".
Esto, "no por casualidad, sucede en Porto Alegre, donde existen magníficas experiencias alternativas que han dado resultado y donde el presupuesto del gobierno se discute en asambleas, donde participa la población en barrios y ciudades. Es una experiencia que no sólo es de una alcaldía sino del propio gobierno estatal, en un estado donde viven millones de habitantes y en donde el Movimiento de los Sin Tierra tiene presupuestos ecológicos".
El científico social se refiere particularmente a la lucha que se desarrolla en este estado de Río Grande do Sul contra los or-ganismos genéticamente modificados, que logró "por ejemplo que la soya ya esté libre de transgénicos, y esto abre los mercados europeos, que buscan evitar los transgénicos precisamente".
Añade: "Estas son iniciativas de Brasil, muy importantes. Brasilia promovió una experiencia social muy interesante, como la renta educativa (un bono a la familia por niño de familias pobres que van a las escuelas). Así, decenas de niños han vuelto a las escuelas. Son acciones sencillas, pero han funcionado y pueden extenderse".
El mito Thatcher
Interrogado sobre si considera que este tipo de acciones permitirá a las poblaciones salir de la parálisis en que parecían estar, aclara: "En realidad la parálisis era una mistificación. Recordemos que Margaret Thatcher decía constantemente que no había alternativas, lo que están haciendo es lo posible, decía. Pero hemos visto en estos años que nunca fue real esa parálisis. En Brasil y en otros lugares hubo bastantes no al capitalismo salvaje, rescatando redes de solidaridad... Se ha roto con ese mito Thatcher".
Contrariamente a lo que pretenden los neoliberales, "esta globalización capitalista no contribuye en nada a crear un nuevo orden mundial pacífico y armonioso; por el contrario, alimenta los temores identitarios y los nacionalismos tribales. La falsa universalidad del mercado mundial desata los particularismos y endurece la xenofobia: el cosmopolitismo mercantil del capital y las pulsiones identitarias agresivas se alimentan mutuamente", advierte.
Pero existen ahora nuevos consensos, ya no sólo para rechazar este neoliberalismo y el discurso único de la globalización, sino también el sistema que se oculta detrás, "el de los intereses concretos y estrictamente particulares, los de las grandes empresas multinacionales y de las potencias capitalistas avanzadas".
Asegura que hay una búsqueda de soluciones fuera del capitalismo, "alternativas a más largo plazo, ideas de un poscapitalismo, y el socialismo vuelve a hacer su camino, tambien cambiado, distinto, no una caricatura de socialismo".
Recuerda que el pensador peruano José Carlos Mariategui decía que el socialismo en América Latina tiene que ser una creación heroica, "inventar de alguna manera un nuevo socialismo".
Enfatiza: "Podemos comenzar una nueva etapa partiendo de ese balance crítico, y el Foro Social Mundial de Porto Alegre ha estado marcado por ese balance. Y además entre todos, ecologistas, socialistas utópicos, cristianos. Yo soy marxista pero aprendí de los cristianos en Brasil, aprendí sobre uno y varios socialismos, con una visión universal contra el capital, y en este mo-mento estamos todos viendo esa cara del capital que se muestra sin afeites".
Por ello "es preciso --insiste-- reflexionar sobre las posibilidades de realización de un universal concreto, en el sentido que Hegel daba al concepto: capaz de integrar en sí, bajo la forma de la superación-inclusión dialéctica, toda la riqueza de lo particular, es decir un universalismo que respete la diversidad de culturas sin absolutizarlas, y que no sea una mera fachada del particularismo occidental".