SABADO Ť 3 Ť FEBRERO Ť 2001
Su calidad de hábitat, amenazada por presas de EU
Río Colorado, alerta roja
MATILDE PEREZ U. ENVIADA
Arizona. En el naciente siglo XXI, el río Colorado es un recurso natural tan codiciado como el petróleo y objeto de disputas entre millones de usuarios de Estados Unidos y México. Su clasificación de recurso ilimitado, renovable, de bien común, libre y gratuito, desapareció con la construcción de enormes presas a lo largo de su cauce en territorio estadunidense y con su reciente atribución económica; en el olvido quedó su importancia como núcleo de vida para aves, mamíferos, peces y flora.
Comunidades indígenas, de pescadores, investigadores y grupos ecologistas de ambos lados de la frontera lanzan la voz de alarma: es un agua codiciada por el hombre, pero si no le damos oportunidad a la naturaleza seguirán desapareciendo peces, aves y otras especies animales y vegetales; lo que hoy es una alerta roja en pocos años podría ser una catástrofe.
Originario de Mexicali y presidente de la Asociación Ecológica de Usuarios del río Hardy-Colorado, Javier Mosqueda relata: "Me acuerdo cuando mi padre me llevaba a la parcela; al igual que él, me inclinaba a tomar agua en el canal de riego, después vi que ya no lo hacía porque era muy salada, ese fue el primer cambio del río.
"Después se acabaron los sauces y los álamos, y su lugar fue ocupado por los pinillos, pino salado, especie originaria de Irán.
"Antes había mucha pesca como la totoaba -un pez color azul acero que crece hasta dos metros y pesa hasta 136 kilos, sobrexplotado y prácticamente extinto-, comíamos carpa, bocón, patos, gansos, codornices. La fisonomía del río cambió."
El río Colorado es considerado tan importante como el Amazonas; se divide en dos cuencas: la alta, localizada en los estados de Wyoming, Colorado, Nuevo México y Utah, y la baja, en Nevada, California y Arizona. Antes de la construcción de las diez grandes presas y 80 desviaciones -primordialmente para uso agrícola-, su cauce alimentó al estuario desértico del Golfo de California -uno de los más grandes del mundo- y al delta.
Recorre 2 mil 250 kilómetros desde las escarpadas montañas de Colorado y Wyoming -su lugar de origen- hasta el Mar de Cortés o Golfo de California, Baja California. En su largo trayecto escurre por 632 mil kilómetros cuadrados, incluyendo los 5 mil 200 de México; sus flujos originarios, estimados en 207 mil millones de metros cúbicos que llegaban a territorio mexicano, ahora son 40 veces menores. El resultado: menos limo y nutrientes, mayor salinidad y concentraciones de contaminantes; la erosión predomina en el delta, la zona de humedades de la reserva de la biosfera del Alto Golfo de California.
"Nadie tiene derecho a destruir la vida, de quitarnos el privilegio de ver agua corriendo en ríos y lagos. Sí, la construcción de presas reporta ciertos beneficios para el país del norte, pero esto no quiere decir que suceda lo mismo para México. Nos están matando poco a poco evitando que el río Colorado corra como antes", dicen pescadores, indígenas y ejidatarios, asentados en las cercanías del río Hardy -uno de los ramales del Colorado-, así como en la zona núcleo y orillas de la reserva de la biosfera.
Pero sus voces no llegan hasta los administradores del agua en Estados Unidos y México, quienes virtualmente contabilizan la asignación de cada gota para nueve estados -siete en Estados Unidos y dos en México- y 27 comunidades indias, la mayoría en territorio del país del norte. Para ambas autoridades, es prioritario dar agua para consumo humano y agricultura.
"Hay un plan para extraer más agua de la presa Hoover -con capacidad para 3.25 millones de yardas cúbicas- y reusarla para riego con el fin de satisfacer la demanda del área urbana de California", explica Robert Johnson, de la Oficina de Recuperación, encargada del aprovechamiento del río para hacer productivas las tierras del desierto.
California rebasa en más de la mitad su volumen asignado, y ante la advertencia del corte de las entregas adicionales busca otras alternativas, entre ellas comprar el agua a usuarios agrícolas, así como los excedentes generados en los años extraordinariamente húmedos.
Dennis Underwood, asesor del gerente de Metropolitan Water District del sur de California, dice que también está en estudio la posibilidad de inyectar más agua al acuífero subterráneo; el costo se calcula en 200 millones de dólares. "Sería como un gran almacén de agua", explica.
También se trabaja en un programa para no transferir agua a los agricultores durante los estiajes. Se les daría una fuerte cantidad de dinero por adelantado. Eso, insiste, está en discusión; incluso la posibilidad de cambiar con México agua por energía eléctrica.
Las autoridades de California buscan lograr un acuerdo con Arizona y Nevada para usar el canal Todo Americano, además de cubrir con cemento el borde del mismo, con lo que las filtraciones naturales se reducirían y no habría agua excedente para entregar fuera de la frontera estadunidense.
México se opuso y argumentó que la filtración es parte de su cuota del líquido, pues ya existía en 1944, cuando se firmó un tratado con Estados Unidos para recibir agua del Colorado.
En el análisis El delta una vez más: restaurando el hábitat ribereño y los humedales del delta del río Colorado, seis especialistas de diversas instituciones educativas de ambos países y del grupo Defensores del Ambiente puntualizan: "la agricultura de riego encabeza la lista del uso de agua del río Colorado en Estados Unidos y México; el segundo lo constituye la evaporación de las represas. Las desviaciones fuera de la cuenca del Colorado, como el agua enviada a Los Angeles, California, son el tercero, seguido por el uso municipal e industrial".
En la actualidad, con las aguas del Colorado se irrigan 1.5 millones de hectáreas de tierras agrícolas en el sudoeste de Estados Unidos y en el noroeste de México, y sirve para abastecer a 30 millones de personas.
En 20 años, de acuerdo con las previsiones de las tasas de crecimiento poblacional, el agua tendrá que alcanzar para 38 millones de habitantes en Arizona, California y Nevada, y se prevé que en México la población de usuarios aumente en 91 por ciento.
ƑQuién ganará en esta batalla por el agua y cuánto se perderá?